5 De Marzo de 2024
San Adrián (s. III)
Mártir
Era
un centurión romano, de la milicia imperial, en la época del
emperador Maximiano, a finales del siglo III.
En una ocasión,
mientras custodiaba a 33 cautivos cristianos condenados al martirio,
estos lo convirtieron a su fe, cuando él les preguntó, qué
recompensa esperaban obtener, por el castigo que estaban a punto de
sufrir. "La gloria de Dios", fue la convincente
respuesta.
Adrián los dejó libres, y desde luego, fue
apresado por órden del propio emperador. Lo torturaron para que
confesara, dónde estaban los prisioneros, pero Adrián resistió.
Ante su negativa, hicieron traer a su esposa, Natalia, para que
presenciara el suplicio.
Ella, que era cristiana en secreto
desde hacía algún tiempo, en lugar de presionarlo, para que
confesara, le dio ánimos para resistir, para que no pensara en el
mundo terrenal, sino en la gloria divina.
Los torturadores,
entonces, cortaron las manos del centurión, que murió desangrado.
Su esposa, escondió una de sus manos entre la ropa y huyó, al poco
tiempo, junto a otros cristianos en un barco, llevando sólo la mano
de su esposo. Pero en mitad de la travesía, una terrible tormenta
dejó la nave a la deriva.
Entonces la mano de Adrián tomó
el timón y llevó a los fugitivos a un sitio seguro. Luego, Natalia
llevó la mano, al lugar donde estaba enterrado el mártir, la puso
junto al cuerpo y murió abrazada al esposo.
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