22 de marzo de 2024
San Bienvenido Scotivoli
Obispo
(†
1282)
Celoso en la predicación evangélica, y en la
instrucción catequística
Martirologio
Romano: En Osimo, en el Piceno, San Bienvenido Scotivoli, Obispo,
que, elegido por el papa Urbano IV para esta sede, promovió la paz
entre los ciudadanos, y, según el espíritu de los Hermanos Menores,
quiso morir sobre tierra desnuda.
Breve
Biografía
Bienvenido Scotívoli nació en Ancona en 1188;
estudió derecho en Bolonia, bajo la guía de San Silvestre
Guzzolini, canónigo de Osimo, después fundador de los monjes
Silvestrinos.
Nombrado capellán pontificio, luego arcediano
de Ancona. El 1 de agosto de 1263, fue nombrado administrador de la
diócesis de Osimo, que había sido unida a la Numana por Gregorio
IX, en castigo por su adhesión al partido de Federico II.
Restablecida la sede, el 13 de marzo de 1264, Urbano IV le
confió su gobierno a Bienvenido, que en 1267, fue también encargado
por Clemente IV, del gobierno de la Marca de Ancona.
En este
período, ordenó sacerdote a San Nicolás de Tolentino. Fue
devotísimo de San Francisco, acogió en su diócesis a los Hermanos
Menores, y pidió pertenecer a la primera Orden. Vistió con fervor
el hábito, y se empeñó en vivir el espíritu seráfico.
Bienvenido
fue un gran reformador. Por una disposición del 15 de enero de 1270,
prohibió al monasterio de San Florencio de Pescivalle, del cual era
administrador, enajenar los bienes.
En un sínodo, habido el 7
de febrero de 1273, prohibió la venta de las propiedades
eclesiásticas, y en 1274, puso en marcha las reforma del capítulo
de la catedral, y defendió los derechos de la diócesis sobre la
ciudad de Cingoli.
En su ministerio episcopal, siempre tuvo
como única meta, promover la gloria de Dios, despreciar las riquezas
y las cosas del mundo, trabajar intensamente por el bien de su alma,
y de las almas confiadas a sus cuidados.
En su actuación,
sabía unir la fortaleza y la suavidad de los modales, para el
triunfo de la justicia y de la paz, en el vínculo del amor. Fue un
verdadero y buen pastor de su rebaño, y vigilante custodio de las
leyes de Dios y de la Iglesia.
Celoso en la predicación
evangélica, y en la instrucción catequística, muchas veces visitó
la diócesis, celebró un sínodo diocesano, en el cual dictó sabias
normas, para promover la disciplina eclesiástica. Promovió la
cultura, y la formación de los nuevos levitas, que preparaba para el
sacerdocio, con palabra inspirada, con el buen ejemplo, y con su vida
santa.
Bienvenido murió el 2 de marzo de 1282, a los 94 años
de edad. Fue sepultado en la iglesia catedral de Osimo, en un noble
mausoleo, por disposición del clero y el pueblo. Sobre su sepulcro,
tuvieron lugar gracias y milagros. Martín IV reconoció el culto en
1284, sin haber sido canonizado.
Fuente: FrateFrancesco.org
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