viernes, 29 de septiembre de 2017

Sexta Feria, 29 de Septiembre

Santos Ángeles Arcángeles

Visión del Papa Leon XIII, y oración a San Miguel Arcángel

Según las Sagradas Escrituras hay siete arcángeles:
"Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que tiene entrada a la gloria del Señor" (Tb 12:15)

"Reciban gracia y paz de Aquel que Es, que Era y que Viene de parte de los Siete Espíritus que están delante de Su Trono" (Ap 1:4),

Las Sagradas Escritura mencionan el nombre de solo tres: Miguel (Ap 12:7-9), Gabriel (Lc 1:11-20; 26-38) Rafael (Tobit 12:6, 15). Los nombres de los otros cuatro arcángeles (San Uriel, San Barachiel ó Baraquiel, San Jehudiel, Saeltiel) no aparecen en la la Biblia. Se encuentran en libros no canónicos de Enoc, el cuarto libro de Esdras, y en la literatura rabínica.

La Iglesia reconoce los nombres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Los demás nombres pueden tenerse como referencia, pero no son doctrina de la Iglesia, ya que provienen de libros que no son parte del canon de la Sagrada Escritura.

Debemos tener cuidado con otros nombres dados a los ángeles, algunos de los cuales son de origen ocultista, o de la Nueva Era.

Se recomienda rezar a los Siete Santos Arcángeles. A los arcángeles se les llama los siete magníficos:

San Miguel: (Ap 12:7-9) "quien como Dios". Venció y expulsó a Satanás del cielo.
Como individuos, como naciones, como Iglesia, estamos en gran una batalla espiritual. Es nuestro deber de amor, usar todas las armas espirituales para batallar con amor, fortaleza y astucia.



La Virgen dijo a la Venerable María Agreda: "Mi hija, no hay palabras humanas, que puedan describir el horror del mal que hay en Lucifer y en sus secuaces; y como sus dardos están dirigidos a la destrucción del hombre. Su gran malicia, su astucia, sus mentiras, sugerencias, sus insinuaciones y tormentos, se dirigen a la mente y al corazón humano; él trata de aplastar toda obra buena, de destruirla, de esconderla. Toda la malicia que su mente es capaz de poseer, quiere inyectarla en las almas. Contra estos ataques, Dios da su admirable protección, si el hombre tan solo cooperara y correspondiera”.

Oración: Amado San Miguel Arcángel, protégenos de las acechanzas del demonio, y ayúdanos a superarnos todos los días en el combate interior, para liberarnos de todo pecado, y servir sólo a Dios, como Tú lo haces ayer, hoy y lo harás siempre. Amén. (Ver al final la visión del Papa León XIII, y su oración. También se describe su presencia en la Eucaristía, y su asistencia a los moribundos).

San Gabriel: (Lc 1:11-20; 26-38) "el que gobierna, o mensajero de Dios".
Él se le apareció al profeta Daniel, y le explicó una visión de eventos futuros, diciéndole, "Tú eres un hombre elegido especialmente".


En el Nuevo Testamento, se le apareció a Zacarías, para avisarle que Isabel, su mujer, tendría un hijo al que llamaría Juan (Lucas 1:11-20). De igual manera, fue Gabriel quién se le apareció a María, diciéndole que concebiría y daría a luz a un Hijo, a quién pondría por nombre Jesús (Lucas 1:26-38).

A San Gabriel se lo representa con una vara de perfumada azucena, la que obsequió a María Santísima en la Anunciación, que representa la Sublime Pureza Inmaculada de la Madre Virgen.

Oración: Amado Arcángel San Gabriel, te pedimos que visites con frecuencia a las mujeres embarazadas, para que el fruto de sus vientres, sea siempre bendito. Ábrenos el entendimiento, para interpretar correctamente las Sagradas Escrituras, y el Signo de los Tiempos, y saber aceptar los Mandatos Divinos, tanto personales como del mundo, con devoción filial, como lo hizo la Santísima Virgen. Amén.

San Rafael: (Tobit 12:6, 15) "el que cura o sana". Es el arcángel cercano a los hombres para aliviarlos en su dolor y sufrimiento.


Es uno de los tres arcángeles cuyo nombre aparece en la Biblia (Tobit 12:6, 15). Los otros son San Miguel y San Gabriel.

A San Rafael se lo representa con un atuendo de caminante o peregrino, con bastón y cantimplora, y el pez del que se obtuvo la hiel, para curar al padre de Tobías;

Oración: Amado Arcángel San Rafael, te pedimos también con todo el fervor de nuestro espíritu. Haz que se dilate y extienda más el santo evangelio, con la práctica de la moral. Que asistas al romano pontífice y a los demás pastores católicos y ortodoxos, y concedas unidad en la verdad a las autoridades y magistrados cristianos. Cura nuestras heridas materiales y espirituales. Amén.

San Uriel. Su nombre significa: "Fuego de Dios"
Se le representa con una espada en el jardín del Edén. Se lo considera al Arcángel puesto por el Padre Eterno, a las puertas del Paraíso con su Espada de Fuego, es Aquel que expulsó a Adán y Eva.

Combate el espíritu de la ira, del odio y de la impaciencia, poniendo en el corazón las virtudes de la dulzura, benignidad, paciencia y mansedumbre. Con la dulzura y la paciencia, vencemos y atamos al espíritu malvado. "Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso a vuestras almas" (Mateo 11,29).

San Uriel nos rodea con su corona ardiente de amor, de paciencia y de bondad. Él cuida todos los lugares de las apariciones Marianas, enriqueciéndolos de gracias. Jesús afirmó en unas de sus revelaciones: "Cuando los ejércitos rojos avancen, ellos atravesarán tan solo al precio de la muerte, y con la pérdida de sus vidas, el cinturón de fuego colocado delante de los lugares de las apariciones de mi Madre".

Pedimos a San Uriel, nos libre de caer en la pasión del odio, la ira y la impaciencia, y también nos proteja de personas malvadas, iracundas, nerviosas; y derrame en nuestro corazón, y en el alma de los que nos rodean, el Amor, dulce, suave y sereno. En la iconografía, se representa a San Uriel mostrando su pecho y su corazón ardiente de Caridad.

Oración: San Uriel rodéanos con el Cinturón de Fuego, ven en nuestra ayuda con tu Ejército Celestial. Y enséñanos a vivir y hacer como ha hecho Jesús, aquí en la tierra. Amén.

San Barachiel ó Baraquiel. Su nombre significa: "Bendición de Dios".
Pedimos a San Barachiel, nos proteja de caer en la pereza, la indiferencia a las Cosas Santas, en la mortal tibieza; y liberen a las almas por las que rezamos, o nos rodean, del pecado capital de pereza y la mortal caída en la tibieza e indiferencia.

La liberación de los pecados mencionados, abre el camino para la vida espiritual, trayéndonos el Don de la Conversión y la fortaleza, y la entrega total en sostener la vocación a la que nos llamó el Padre Dios, por primero a Ser Hijos por adopción en la Sangre de Jesucristo, y luego en la vocación particular de cada uno: vocación religiosa, vocación al matrimonio, vocación a la soltería, vocación en una carrera en bien de la humanidad, etc. San Barachiel se lo representa portando un canastito lleno de flores y frutos preciosos, los frutos de la Vocación cumplida.

Oración: "Santo Arcángel Barachiel, dános fuerzas para trabajar, y no ser indiferentes al dolor de nuestro prójimo. Ayúdanos a crecer en las buenas obras, y en el amor a Dios y a María. Amén".

San Jehudiel. Su Nombre significa: "Alabanza de Dios". Combate el espíritu de la envidia y de los celos. Todos nosotros somos llamados a recibir la corona, que Jehudiel tiene en su mano, la señal de la recompensa divina, para aquellos que son fieles a Dios y lo alaban.

San Pablo a Timoteo: "ahora me corresponde la Corona de Justicia. que el Señor, como Justo Juez, me dará en ese día. Pero no solamente a mí., sino a todos aquellos que han esperado con amor su venida" (2 Timoteo 4,8).

Pedimos a San Jehudiel, nos impida caer en envidias y celos, que exterminan toda serena paz del alma, y nos proteja de individuos obsesivos por los celos, y con la pertinaz maldad de la envidia; y derrame en nuestras almas, y en las de las personas que nos rodean, la fidelidad a la Ley de Dios y de la Iglesia, y la Obediencia a las Divinas Disposiciones.

Oración: "Santo Arcángel Jehudiel, fuerte ángel y gran opositor de los espíritus malignos, ven en nuestra ayuda con todo tu ejército angelical. Asístenos en la lucha contra los tremendos ataques del Infierno, que amenazan destruir a la Iglesia. Quita de nuestros corazones toda envidia, y haz que el Decreto Divino llegue a ser para nosotros alabanza eterna y viviente en Dios. Amén".

San Saeltiel. Su Nombre significa: "Plegaria a Dios":
Se lo representa con las manos juntas en oración profunda, o con el incienso de adoración, representando así su unión gozosa con Dios;

Combate el espíritu de la intemperancia, la gula, y del exceso en la bebida. La intemperancia, lleva a toda clase de pecados y de delitos. El Salvador nos advierte: "Estén alerta, no sea que se endurezcan sus corazones por los vicios, borracheras, y preocupaciones de la vida. No sea que ese día, caiga de repente sobre ustedes" (Lucas 21,34).

Sealtiel como distribuidor de gracias, lleva en sus manos una cesta de flores (también frutos), o bien, va derramando flores y frutos; señal de la gloria, de la vida con Dios, de la práctica de las Santas Virtudes. Así lo vió la Venerable Sor Josefa Menéndez, Hermana Coadjutora de la Congregación del Sagrado Corazón, fundada por Santa Magdalena Sofía Barat, y confidente de las revelaciones del llamamiento de amor del Corazón del Salvador.

La alegría de la vida, en la vida de los niños de Dios, se refleja en Sealtiel. El saberse escondidos completamente en la bondad paternal de Dios, en el ardiente amor de María, y el valor de luchar por Dios y por María. El amor de entrega a Dios, también se refleja en Sealtiel. Lo invocamos con sus ángeles para los esposos, para que ellos puedan siempre decir sí a toda nueva vida, confiada por Dios, y por Él obsequiada.

Oración: Santo Arcángel Sealtiel, que siempre estemos alegres en el Señor. Te pedimos conservar siempre en pureza, el espíritu de niño o niña que llevamos adentro, para dar gloria a Dios en cada momento de nuestra vida. Amén.

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La oración a San Miguel del Papa León XIII
El 13 de Octubre de 1884, el Papa León XIII, experimentó una visión horrible. Después de celebrar la Eucaristía, estaba consultando sobre ciertos temas con sus cardenales, en la capilla privada del Vaticano, cuando de pronto se detuvo al pie del altar, y quedó sumido en una realidad que solo él veía.

Su rostro tenia expresión de horror y de conmoción. Empezó a pañidecer. Algo muy horrible había visto. De repente, se incorporó, levantó su mano como saludando, y se fue a su estudio privado. Lo siguieron los cardenales, y le preguntaron: “¿Qué le sucede su Santidad?, ¿Se siente mal?
Él respondió: "¡Oh, que imágenes tan terribles se me han permitido ver y escuchar!", y se encerró en su oficina.

¿Qué vió León XIII?. "Vi demonios y oí sus crujidos, sus blasfemias, sus burlas. Oí la espeluznante voz de Satanás desafiando a Dios, diciendo que él podía destruir la Iglesia, y llevar a todo el mundo al infierno, si se le daba suficiente tiempo y poder. Satanás le pidió permiso a Dios, de tener 100 años para poder influenciar al mundo, como nunca antes había podido hacerlo".

También León XIII pudo comprender, que si el demonio no lograba cumplir su propósito en el tiempo permitido, sufriría una derrota humillante. Vió a San Miguel Arcángel aparecer, y lanzar a Satanás con sus legiones, en el abismo del infierno.

Después de media hora, llamó al Secretario para la Congregación de Ritos. Le entregó una hoja de papel, y le ordenó que la enviara a todos los obispos del mundo, indicando que bajo mandato, tenía que ser recitada después de cada misa, la oración que ahí él había escrito.

Oración del Papa León XIII:
"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.

Reprímale Dios, le pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás, y a los otros espíritus malignos,
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."

San Miguel y la Eucaristía
Se nos enseña en la Tradición, que San Miguel preside el culto de adoración que se rinde al Altísimo, y ofrece a Dios las oraciones de los fieles, simbolizadas por el incienso que se eleva ante el altar.

La liturgia nos presenta a San Miguel como el que lleva el incienso, y está de pie ante el altar como nuestro intercesor, y el portador de las oraciones de la Iglesia, ante el Trono de Dios. En el Canon #1 de la Misa: "que tu ángel presente ante Tí las oraciones de tu Iglesia".

Es muy interesante notar, en las apariciones marianas que han incluido manifestaciones de San Miguel, en su relación con la Eucaristía, y con la adoración debida a Jesús Eucarístico, y a la Santísima Trinidad:

Fátima: En 1916 se les aparece el ángel por primera vez. Se arrodilla en tierra inclina la frente hasta el suelo, y pidió que oraran con él: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Te aman".

Segunda aparición: "¡Rezad, rezad mucho. Los corazones de Jesús y María, tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!".

Tercera aparición: Se aparece con un cáliz en sus manos, sobre el cual está suspendida una Hostia, de la cual caían gotas de sangre al cáliz. Dejando el cáliz y la hostia suspendidos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces:

"Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón, y del Corazón Inmaculado de María, te pido la conversión de los pobres pecadores".

Después se levantó, y dio la Hostia a Lucía, y el contenido del Cáliz a Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo: "Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes, y consolad a vuestro Dios”.

Oración: Amado Arcángel San Miguel, que la Eucaristía nos mantenga siempre unidos al Cuerpo Místico de nuestro Señor, en Amor, Paz y Fidelidad a sus mandatos Divinos. Amén.

San Miguel, defensor de los moribundos:
San Miguel continua su ministerio angélico, en relación a los hombres, hasta que nos lleva a través de las puertas celestiales. No solo durante la vida terrenal, San Miguel defiende y protege nuestras almas, él nos asiste de manera especial a la hora de la muerte, ya que su oficio es recibir las almas de los elegidos, al momento de separarse de su cuerpo.

En la liturgia, la Iglesia nos enseña que este arcángel está dispuesto para custodiar el paraíso, y llevar a él a aquellos que podrán ser recibidos ahí. A la hora de la muerte, se libra una gran batalla, ya que el demonio tiene muy poco tiempo para hacernos caer en tentación, o desesperación, o en falta de reconciliación con Dios.

Por eso es que en estos momentos, se libra una gran batalla espiritual por nuestras almas. San Miguel, está al lado del moribundo, defendiéndole de las asechanzas del enemigo.

Anécdota: San Anselmo cuenta de un religioso piadoso, que a punto de morir recibía grandes asaltos de demonio. El demonio se le apareció, acusándole de todos los pecados que había cometido antes de su bautismo (tardío).

San Miguel se aparece, y le responde que todos esos pecados quedaron borrados con el Bautismo. Entonces Satanás le acusa de los pecados cometidos después del Bautismo. San Miguel le contesta que estos fueron perdonados en la confesión general, que hizo antes de profesar.

Satanás, entonces, le acusa de las ofensas y negligencias de su vida religiosa. San Miguel declara que esos han sido perdonados por sus confesiones, y por todos los buenos actos que hizo durante su vida religiosa, en especial la obediencia a su superior, y que lo que le quedaba por expiar, lo había hecho a través del sufrimiento de su enfermedad vividos con resignación y paz.

En los escritos de San Alfonso de Ligorio encontramos:

"Había un hombre polaco de la nobleza, que había vivido muchos años en pecado mortal, y lejos de la vida de Dios. Se encontraba moribundo, y estaba lleno de terror, torturado por los remordimientos, lleno de desesperación. Este hombre había sido devoto de San Miguel Arcángel, y Dios en su misericordia, permitió que este arcángel se le apareciera.

San Miguel le alentó al arrepentimiento, diciéndole que había orado por él, y le había obtenido más tiempo de vida para que lograra la salvación. Al poco rato, llegan a la casa de este hombre 2 sacerdotes dominicos, que dijeron se les había aparecido un extraño joven, pidiéndoles que fueran a ver a este hombre moribundo. El hombre se confesó con lágrimas de arrepentimiento, recibió la Santa Comunión y en brazos de estos dos sacerdotes murió reconciliado con Dios”.


Oración Final: Amado Arcángel San Miguel, protege mediante tu poder a los moribundos que agonizan en todas partes, especialmente en hospitales y campos de batalla, de todas las acechanzas del demonio, y ayudálos a morir en la Paz del Señor. Amén.
Quinta Feria, 28 de septiembre

San Wenceslao, Duque de Bohemia y mártir


(Wenceslaus)
+935

Patrón de Bohemia, Hungría y Polonia



«Loado seas, Señor, que me has concedido vivir hasta la mañana de hoy».

Wenceslao nació en Praga, Bohemia (hoy: República Checa), hacia el año 907, el mayor de los hijos de Wladislao, príncipe cristiano que fue asesinado por los paganos.

Esto ocurrió cuando Wenceslao era pequeño, y Dragomira, su madre pagana, actuó como regente, y se opuso al cristianismo.

Wenceslao recibió una sólida formación cristiana de su abuela, Santa Ludmila, quien fue asesinada por los paganos antes que él llegase a ser rey.

Alrededor del año 925, fue duque de su país, teniendo que soportar muchas dificultades en el gobierno, y en la formación cristiana de sus súbditos. Fue un verdadero padre para ellos. Hizo lo posible por propagar la fe cristiana.

Por la gracia de Dios, era hombre de una fe íntegra. Tenía gran reverencia por los sacerdotes. Auxiliaba a todos los pobres; vestía a los desnudos, alimentaba a los hambrientos, acogía a los peregrinos, conforme a las enseñanzas evangélicas. No toleraba que se cometiera injusticia alguna contra las viudas, amaba a todos los hombres y mujeres, pobres y ricos; servía a los ministros de Dios; embellecía muchas iglesias.

Pero ciertos hombres influyentes de Bohemia, ardieron de ira contra él, y persuadieron a su hermano menor, Boleslao, diciéndole: «Wenceslao conspira con su madre, y con sus hombres, para matarte». Wenceslao hacía una correcta administración de la renta real, y no permitía ni la corrupción ni el derroche. Habiendo su hermano Boleslao aceptado el paganismo, desde entonces tramó la muerte de Wenceslao.

Wenceslao acostumbraba ir a todas las ciudades, para visitar sus iglesias en el día de la dedicación de cada una de ellas. Entró pues en la ciudad de Boleslavia, un domingo, coincidiendo con la fiesta de los santos Cosme y Damián. Después de oír misa, quería regresar a Praga, pero Boleslao lo retuvo pérfidamente, diciéndole:

«¿Por qué has de marcharte, hermano?».

A la mañana siguiente, las campanas tocaron para el oficio matutino. Wenceslao, al oír las campanas, dijo: «Loado seas, Señor, que me has concedido vivir hasta la mañana de hoy».

Se levantó, y se dirigió al oficio matutino. Al momento, Boleslao lo alcanzó en la puerta. Wenceslao lo miró y le dijo: «Hermano, ayer me trataste muy bien».

Pero Boleslao contestó a su hermano: «Pues ahora, quiero hacerlo aún mejor».

Dicho esto, lo hirió con la espada en la cabeza. Wenceslao, volviéndose a él, le dijo: «¿Qué es lo que intentas hacer, hermano?». Y, agarrándolo, lo hizo caer en tierra. Vino corriendo entonces uno de los consejeros de Boleslao, e hirió a Wenceslao en la mano.

Éste, al recibir la herida, soltó a su hermano, e intentó refugiarse en la iglesia, pero dos malvados lo mataron en la puerta. Otro, que vino corriendo, atravesó su costado con la espada.

Wenceslao expiró al momento, pronunciando aquellas palabras: «A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu».

Era el 28 de Septiembre del 935. Las razones de su muerte fueron políticas y religiosas.

En seguida, fue venerado como mártir, y es el patrono principal de Bohemia.

Tres años más tarde, su hermano Boleslao se arrepintió, y trasladó los restos del mártir a la Iglesia de San Vito.

Proclamado santo en 1670.

Bohemia, Hungría y Polonia lo honran como Patrono.

Sus restos se veneran en la catedral de San Vito en la ciudad de Praga.

Oración: Dios y Señor nuestro, te pedimos que por intercesión de San Wenceslao, nuestros gobernantes imiten su conducta, no permitiendo la corrupción y el derroche, y su corazón sea amplio y generoso, siempre apegado a la justicia y el derecho. Por nuestro Señor Jesucristo, que Vive y Reina contigo por los Siglos de los Siglos. Amén.


jueves, 28 de septiembre de 2017

Cuarta Feria, 27 de septiembre

San Vicente de Paul


Fundador de la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad
1581-1660

Párroco de los galeotes franceses. Cuerpo Incorrupto
Resumen: Nació en Aquitania en el año 1581. Cursados los correspondientes estudios, fue ordenado sacerdote, y ejerció de párroco en París. Fundó la Congregación de la Misión, destinada a la formación del clero, y al servicio de los pobres, y también contó con la ayuda de Santa Luisa de Marillac, la Congregación de Hijas de la Caridad. Murió en París en el año 1660.
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Acontecimientos providenciales cambiaron su vidaA comienzos de 1617, visita Vicente a un moribundo en Gannes, en el distrito del Oise, cerca del palacio de los Gondi; aquel hombre, que tenía fama de ser un hombre de bien, reveló a Vicente unos pecados que jamás se había atrevido a confesar a su párroco, tanto por vergüenza como por amor propio.

El moribundo que experimentaba una extrema soledad moral, que padecía la noche, el frío y la imposibilidad de hablar con Dios; era un hombre cerca de la muerte, sin haber encontrado una mirada sacerdotal lo bastante dulce, y lo bastante humana para poder salirse de sí mismo, y atreverse a creer en la ternura de Dios. He ahí la vocación de Vicente: la ternura.

Su corazón ha sido tocado. Quería ir a los campos mas remotos, a expresar a todos los que se sienten perdidos, que existe un Dios de ternura, que no les ha olvidado. Quiere ser testimonio de ese amor divino. Estar presente con la ternura de Dios.
De 1630 a 1650, Francia atraviesa una época de guerras desastrosas para el pueblo sencillo. Vicente mira de frente las desgracias de su época, se niega a cerrar los ojos, y lucha contra la miseria a brazo partido. Esta miseria impide a los hombres vivir como seres humanos.

Si tomamos las cosas más elementales de la existencia, el nacimiento, por ejemplo, vemos que una de cada siete mujeres moría después del parto. Las que no se morían, pasaban por el momento más grave, el período post-parto: las fiebres y los problemas de infección.

Por otra parte, un hecho que se repite constantemente: "Una gran cantidad de huérfanos, que tienen que ser dejados a cargo de los que sobreviven, y que son adoptados durante un tiempo por la comunidad de la aldea o barrio, hasta que el padre contrae nuevo matrimonio”.

Se suceden guerras, se triplican los impuestos, y los pobres siempre son los perdedores. La miseria es espantosa.

Un sacerdote de la Misión, que acaba de llegar a Champagne escribe a Vicente: "No hay lengua que pueda decir, ni pluma capaz de expresar, ni oído que se atreva a escuchar, lo que hemos contemplado desde los primeros días de nuestra estancia en estas tierras.

Todas las iglesias, y los más santos misterios han sido profanados; los ornamentos saqueados; las pilas bautismales destrozadas; los sacerdotes asesinados, torturados u obligados a huir; las viviendas demolidas; las cosechas robadas; las tierras están sin labrar ni sembrar; el hambre y la mortandad son casi absolutas; los cadáveres se hallan sin sepultar, y en su mayor parte, sirven de pasto a los lobos.

Los pobres que sobreviven a esta ruina se ven obligados a recoger por los campos los granos de trigo o de avena semipodridos. El pan que consiguen fabricar es como barro, y la vida que llevan es tan insana, que más parece una muerte viviente.

Casi todos están enfermos, ocultos en miserables chozas, o en cuevas a las que uno no sabe cómo llegar; la mayor parte tumbados en el suelo desnudos o sobre paja podrida, sin más ropa que unos miserables harapos. Sus rostros ennegrecidos y desfigurados, más parecen rostros de fantasmas que de hombres".

Vicente envía allá doce de sus sacerdotes, para organizar la ayuda. No había más que un modo de poner fin a la miseria de las poblaciones: la paz.
Y Vicente no lo duda un momento: se atreve a enfrentarse a Richelieu, y pedirle enérgicamente que ponga término a tan enormes conflictos.

Recordar que estaban en curso en Francia dos terribles guerras sucesivas, casi sin interrupción, a lo largo de casi cien años: las guerras religiosas entre protestantes y católicos, y la guerra de los treinta años, como una continuación de la primera. Los impuestos que se le aplicaron a los pobres fueron terribles, ya que las clases pudientes como el Alto Clero, la Nobleza y la Burguesía se negaron a pagarlos. Esta horrorosa injusticia, preparó el camino de la sangrienta y abominable Revolución Francesa.

Por eso, el camino de Vicente son los pobres, tanto espiritual como materialmente. "La Iglesia de Cristo, no puede abandonar a los pobres. Ahora bien, hay diez mil sacerdotes en París, mientras que en el campo, los pobres se pierden en medio de una espantosa ignorancia". Vicente quiere sacerdotes para la "misión", para ser enviados a las zonas rurales.

Para Vicente, la oración es lo primero; era muy práctico, pero esa práctica se fundamentaba en una profunda intimidad con Jesucristo, o sea, en la vida interior de oración.

Vicente era amigo de la actividad organizada. Si dio mucho fruto es porque utilizaba muy bien el tiempo empleado, ayudadas las velas de su barco por la fuerza del Espíritu Santo. Su horario era invariable: se levantaba a las cuatro de la mañana, y se acostaba a las nueve de la noche; la jornada consistía en tres horas de oración, tres horas y media de lo que él llamaba "varios", y nueve horas y media de trabajo. Su vida estuvo constantemente marcada por ese trabajo pausado, regular y porfiado, que recordaba el trabajo de los campesinos de su época, los campesinos entre los que había nacido.

San Vicente fue consejero de gobernantes, y verdadero amigo de los pobres. "Monsieur Vincent", como se le llamaba, estimulaba y guiaba la actividad de Francia en favor de todos los pobres: envió misioneros a Italia, Irlanda, Escocia, Túnez, Argel, Madagascar, así como a Polonia, donde luego dieron inicio las Hijas de la Caridad. Se rodeó de numerosos colaboradores, sacerdotes y seglares, y en nombre de Jesucristo, los puso al servicio de los que sufren.

Fue proclamado santo por el Papa Clemente XII, el 16 de junio de 1737. Su fiesta se celebra el 27 de septiembre.

En 1712, 52 años más tarde, cuando su cuerpo fue exhumado por el Arzobispo de París, junto a otros dos obispos, dos promotores de la fe, un doctor, un cirujano y un número de sacerdotes de su orden, incluyendo al Superior General, Fr. Bonnet, relataron lo siguiente:
"Cuando abrieron la tumba, todo estaba igual que cuando se depositó su cuerpo. Solamente en los ojos y nariz se veía algo de deterioro. Se le contaban 18 dientes. Su cuerpo no había sido movido, se veía que estaba entero, y que la sotana no estaba para nada dañada. No se sentía ningún olor, y los doctores testificaron que el cuerpo no había podido ser preservado por tanto tiempo por medios naturales”. La obra de Vicente sigue viva

Vicente fue sobre todo el hombre que, al conseguir espolear el clero, renovó la Iglesia francesa. La Congregación de los "Paules", se convirtió en la orden más vigorosa en Francia, antes de la revolución francesa , con 6,000 miembros repartidos en 40 provincias.

La Congregación de Hijas de la Caridad, se extendió por todo el mundo, hasta el punto que en 1965 contaba con 46,000 hermanas. A lo largo de los siglos, han prestado ayuda a millones de personas desgraciadas: niños abandonados, huérfanos, enfermos, heridos, refugiados, presidiarios, etc.

El servicio sencillo y discreto al prójimo, constituye el principal fundamento de todas estas asociaciones vicentinas.


Reflexiones de San Vicente de Paul:
"Al servir a los Pobres se sirve a Jesucristo"  C. IX, 252

"Por consiguiente, debe vaciarse de sí mismo para revestirse de Jesucristo" C. XI 342

"No me basta con amar a Dios, si no lo ama mi prójimo" C. XII, 262

"¡Cómo!. ¡Ser cristiano y ver afligido a un hermano, sin llorar con él, ni sentirse enfermo con él!. Eso es no tener caridad; es ser cristiano en pintura." CXII, 271

"Si se invoca a la Madre de Dios, y se la toma como Patrona en las cosas importantes, no puede ocurrir sino que todo vaya bien, y redunde en gloria del buen Jesús, su Hijo..." C.XIV, 126ee

"No puede haber caridad si no va acompañada de justicia" C. II, 54

"Nada mas grande que un sacerdote, a quien Dios dé todo poder sobre su Cuerpo natural y su Cuerpo místico".

Oración: Dios y Señor mío, que por intercesión de San Vicente de Paul, los gobernantes puedan brindar las condiciones favorables, para que se pueda acceder en todo el mundo a la Paz, al Pan y al Trabajo digno. Ruega Vicente al Señor, por el desarme mundial, la paz entre las religiones, y la promoción del desarrollo social y económico en nuestro atribulado mundo. Por Jesucristo nuestro Señor, y por su Amada Madre y Madre nuestra también. Amén.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Tercera 26 de septiembre

Santos Cosme y Damián 


Mártires

(+300) 

Cosme significa "adornado, bien presentado". Damián: domador.
Patronos de Cirujanos, Farmacéuticos, Médicos, Peluqueros, Dentistas, trabajadores de los balnearios

"LO QUE HABEIS RECIBIDO GRATIS, DADLO TAMBIEN GRATUITAMENTE" (Jesucristo Mt. 10, 8)

Una tradición muy antigua atestigua la existencia de su sepulcro en Ciro (Siria), donde se erigió asimismo una basílica en su honor. Desde allí, su culto pasó a Roma, y más tarde, se propagó por toda la Iglesia.

Según la tradición son hermanos gemelos, nacidos en Arabia; estudiaron las ciencias en Siria, y llegaron a distinguirse como médicos. Como eran auténticos cristianos, practicaban su profesión con gran habilidad, pero sin aceptar jamás pago alguno por sus servicios. Por eso se les conoció en el oriente, entre los santos llamados colectivamente "los sin dinero".

Vivían en Aegeae, sobre la costa de la bahía de Alejandreta, en Cilicia, donde ambos eran distinguidos por el cariño y el respeto de todo el pueblo, a causa de los muchos beneficios que prodigaba entre las gentes su caridad, y por el celo con que practicaban la fe cristiana, ya que aprovechaban todas las oportunidades que les brindaba su profesión, para difundirla y propagarla. En consecuencia, al comenzar la persecución, resultó imposible que aquellos hermanos de condición tan distinguida, pasasen desapercibidos.

Fueron de los primeros en ser aprehendidos por orden de Lisias, el gobernador de Cilicia, y luego de haber sido sometidos a diversos tormentos, murieron decapitados por la fe. Conducidos sus restos a Siria, quedaron sepultados en Cirrhus, ciudad ésta que llegó a ser el centro principal de su culto, y donde las referencias más antiguas sitúan el escenario de su martirio.

Se cuentan muchos prodigios milagrosos, como que antes de ser decapitados, salieron con bien de varios tipos de ejecuciones, como ser arrojados al agua, atados a pesadas piedras, ser quemados en hogueras, y ser crucificados.

Cuando se hallaban clavados en las cruces, la multitud los apedreó, pero los proyectiles, sin tocar el cuerpo de los santos, rebotaron para golpear a los mismos que las arrojaban.

Lo mismo sucedió con las flechas disparadas por los arqueros, que torcieron su trayectoria, e hicieron huir a los tiradores, Se sabe que el mismo caso ocurrió con San Cristóbal, y muchos otros mártires.

Asimismo dice la leyenda que los tres hermanos de Cosme y Damián, llamados Antimo, Leoncio y Euprepio, sufrieron el martirio al mismo tiempo que los gemelos, y sus nombres se mencionan en el Martiriologio Romano.

Se habla de innumerables milagros, sobre todo curaciones maravillosas, obrados por los mártires después de su muerte, y a veces, los propios santos se aparecieron en sueños a los que les imploraban en sus sufrimientos, a fin de curarles inmediatamente.

Entre las personas distinguidas, que atribuyeron su curación de males gravísimos a los santos Cosme y Damián, figuró el emperador Justiniano I, quien visitó la ciudad de Cirrhus, especialmente para venerar las reliquias de sus benefactores.

A principios del siglo V, se levantaron en Constantinopla, dos grandes iglesias en honor de los mártires.

La basílica que el Papa Félix (526-530), erigió en honor de Cosme y Damián en el Foro Romano, con hermosísimos mosaicos, fue dedicada posiblemente el 27 de septiembre. Ese día se celebró la fiesta de Cosme y Damián, hasta su traslado al 26 de septiembre en el nuevo calendario.

Los Santos Cosme y Damián, son nombrados en el canon de la misa, y junto con San Lucas, son los patronos de médicos y cirujanos.

Oración: Dios y Señor nuestro, te pedimos que por los méritos de los Santos Cosme y Damián, todos los médicos cumplan santamente con su profesión. Te pedimos también que todas nuestras dolencias físicas, psíquicas y espirituales, queden sanadas por completo. Por Nuestro Señor Jesucristo, Ayer, Hoy y Siempre. Amén.



Segunda Feria 25 de Septiembre

San Cleofás discípulo


Encuentro con Jesús Resucitado en el Camino a Emaús

Jesús apenas resucitado siente misericordia por dos discípulos, que caminan en la soledad espiritual de su amargura, pensando que el Divino Maestro está muerto, y con Él las Puertas del Reino de los Cielos permanecen cerradas.

La distancia de Jerusalén a Emaús es de algo más de diez kilómetros. Hacia Emaús, caminan ese mismo día dos discípulos del Maestro. Uno de ellos responde al nombre de Cleofás. Van comentando entre ellos los acontecimientos del fracaso de Jesús en los días pasados.

Los hombres caminan llorando, y consolándose mutuamente. Las pisadas son pesadas, porque llevan la amargura en el pecho. Son tantos años junto al Divino Maestro, con tantas ilusiones truncas, tantas promesas secas, tantas alegrías cegadas. Esperaban un Reino Terrestre, la liberación de Israel de sus opresores.

Se les unió un caminante como compañero de camino. Ellos tenían "ofuscada la mirada". Al preguntarles qué les pasa, Cleofás con tono enojado, casi le regañó por no estar al día de lo que ha pasado en la Ciudad Santa. Cuando resumen los hechos tan trágicos e impresionantes, el viajero les recordó que ya estaba previsto por los profetas, y les redescubrió las escrituras.

Al acercarse a la aldea, el caminante muestra intención de proseguir. Cleofás y su amigo le insistieron: "Quédate con nosotros, que el día ya declina". El caminante accedió, entró con ellos en la casa, se sentó a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió en trozos, y se los dio. En este instante le reconocieron, pero Él ya había desaparecido ante sus ojos.

Fueron de inmediato a ver a los Apóstoles que estaban reunidos, quienes les contaron a su vez otras maravillosas noticias de la amada María Magdalena, que lo vió en el huerto, y le anunció que los vería a todos en Nazareth. La alegría de todos fué muy profunda, y entonces la Paz y la Esperanza comenzó a descender sobre ellos.

Oración: Señor y Dios nuestro, que por la intercesión de San Cleofás, ayúdanos a clarificar nuestra visión espiritual, y decirte que te quedes en nuestra Vida para siempre, junto a la Santísima Virgen María, los Apóstoles y Santos y Santas que nos precedieron. A Tí Señor que Vives y Reinas por los Siglos de los Siglos. Amén.


lunes, 25 de septiembre de 2017

Domingo 24 de septiembre

NUESTRA SEÑORA


SANTA MARIA DE LA MERCED

El nombre de Santa María de la Merced, sonó por vez primera a orillas del Mediterráneo, en el siglo XIII.

Eran siglos de fe y de lucha. El sur y el levante de España, estaban en poder de los árabes. Las aguas del mar Mediterráneo estaban infestadas de corsarios turcos y sarracenos, que lo mismo abordaban a los barcos, que desembarcaban en las costas, y entraban a sangre y fuego por campos y caseríos, reduciendo a cenizas los pueblos, y haciendo cautivos a sus habitantes.

La esclavitud llegó a ser un hecho real, político, social y económico, surgido de las guerras, del corso, y de la enemistad religiosa entre cristianos y mahometanos.

Una noche, la que va del 1 al 2 de agosto de 1218, se hallaba Pedro Nolasco en oración, cuando se le apareció la Santísima Virgen, rodeada de ángeles y radiante de gloria, y no sólo le animó en sus intentos, sino que le declaró la histórica revelación de su misión mercedaria, y tal revelación fue la siguiente:

"Que la obra de redimir cautivos, a la cual él se dedicaba, era muy agradable a Dios, y para perseverar en ella, engrandecerla y perpetuarla, le transmitía el mandato de fundación de una Orden religiosa, cuyos miembros imitaran a su Hijo, Jesucristo, redimiendo a los cristianos cautivos de infieles, dándose a sí en prenda, si fuera menester, para completar la obra de libertad encomendada".

Diez días más tarde, San Pedro Nolasco se decidió a cumplir el mandato divino, alentado y apoyado por el rey don Jaime el Conquistador, y por el consejero real San Raimundo de Peñafort.

A tal efecto, el día 10 de agosto de 1218, fiesta de San Lorenzo, ante el altar de Santa Eulalia de la iglesia catedral de Barcelona, el obispo de la misma, don Berenguer de Palóu, vistió canónicamente el hábito blanco al Santo, y algunos de los jóvenes que con él trabajaban, y quedó fundada la Orden de la Merced.

La Virgen de la Merced, al fundar su Orden, echó los cimientos de una obra en alto grado humanitaria y social. Por ella vino la redención, la esperanza y la libertad. Por amor de ella, la caridad se hizo sangre, sacrificio y martirio. Con su apoyo se llevaron a cabo los mayores heroísmos.

A lo largo de los siglos, la Orden de la Merced ejecutó centenares de redenciones colectivas, unas anónimas y olvidadas, otras conocidas y perfectamente documentadas. El número de los redimidos estuvo sujeto a mil azares, y condiciones de tipo social, económico, político, y hasta bélico.

Hubo redención en que los frailes de María de la Merced, arrancaron de la esclavitud a más de cuatrocientas personas entre clérigos, mujeres, niños, soldados, y hombres de diversa edad.

Los sufrimientos de San Pedro Nolasco, el apaleamiento y el candado en su boca de San Ramón Nonato, la crucifixión de San Serapio, la horca de San Pedro Armengol, que la Virgen milagrosamente suspendió; la decapitación de San Pedro Pascual, y la innumerable historia de víctimas mercedarias, son el rastro de sangre y el honor de las redenciones.


Oración: Dios y Señor nuestro, te pedimos que nos liberes de las modernas esclavitudes que sufrimos todos los días, para que bajo la protección de la Virgen de la Merced y San Pedro Nolasco y Ramón Nonato, podamos romper las cadenas que atan y condicionan nuestra vida espiritual y material. Por nuestro señor Jesucristo, por siempre. Amén.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Sábado 23 de septiembre

San Pío de Pietrelchina


(1887-1968)

Sacerdote Capuchino. Místico. Confesor

Transverberación del corazón

Azotado y golpeado sin cesar por el demonio

Patronazgo: enfermos y sufrientes hospitalarios

El Padre Pío nació como Francesco Forgione. Es uno de los más grandes místicos de nuestro tiempo. Nos enseñó el amor radical al corazón de Jesús y a su Iglesia. Su vida era oración, sacrificio y pobreza.

Sacerdote capuchino
Celebró su primera misa el 10 de Agosto de 1910. Ocho años más tarde, el 20 de Septiembre de 1918, aparecieron visiblemente las llagas de Nuestro Señor en sus manos, pies y costado izquierdo del pecho, haciendo del Padre Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia, ya que San Francisco Asís no era sacerdote.

Fue heroico en su apostolado sacerdotal, que duró 58 años. Grandes multitudes, de todas las nacionalidades, pasaron por su confesionario. Las conversiones fueron innumerables. Diariamente recibía centenares de cartas de fieles, que pedían su consejo iluminado y su dirección espiritual, la cual ha causado en quienes le escribían, un retorno a la serenidad, a la paz espiritual, y al coloquio con Dios.

Famoso confesor
El Padre Pío pasaba hasta 16 horas diarias en el confesionario. Algunos debían esperar dos semanas para lograr confesarse con él, porque el Señor les hacía ver por medio de este sencillo sacerdote, la verdad del evangelio. Su vida se centraba en torno a la Eucaristía. Sus misas conmovían a los fieles por su profunda devoción.

Amante de la Santísima Virgen
Toda su vida no ha sido otra cosa que una continua oración y penitencia, lo cual no impedía que sembrase a su alrededor felicidad y gran alegría, entre aquellos que escuchaban sus palabras, que eran llenas de sabiduría, o de un extraordinario sentido del humor.

A través de sus cartas, al Confesor se le descubren insospechables y tremendos sufrimientos espirituales y físicos, seguidos de una dicha inefable, derivada de su íntima y continua unión con Dios.

Llegaban a verle multitud de peregrinos de todo el mundo, y además recibía numerosas cartas pidiendo oración y consejo.

El Papa Juan Pablo II, en 1947, cuando era un sacerdote recién ordenado, fue a visitar al Padre Pío, y quedó profundamente impresionado por su santidad. Ya siendo Papa visitó su tumba.

Su heroica y dolorosa lucha contra el demonio
Los días previos a entrar al seminario, fueron días de visiones del Señor, que le prepararían para grandes luchas. Jesús le permitió ver al Padre Pío el campo de batalla, los obstáculos, y los enemigos. A un lado habían hombres radiantes, con vestiduras blancas; al otro lado, inmensas bestias espantosas de color oscuro.

Era una escena aterradora, y las rodillas del joven Francisco, comenzaron a temblar. Jesús le dice que se tiene que enfrentar con la horrenda criatura, a lo que Francisco responde temeroso, rogándole al Señor que no le pidiera cosa semejante, de la cual no podría salir victorioso. Jesús vuelve a repetir su petición, dejándole saber que estaría a su lado.

Francisco entonces entra en un feroz combate, los dolores infligidos en su cuerpo eran intolerables, pero salió triunfante. Jesús alertó a Francisco de que volvería a entrar en combate nuevamente con este demonio, a lo largo de toda su vida, pero que no temiera: ”Yo estaré protegiéndote, ayudándote, siempre a tu lado, hasta el fin de tus días”. Esta visión particular aterrorizó al Padre Pío por 20 años.

El día anterior a entrar al Seminario, Francisco tuvo una visión de Jesús con su Santísima Madre. En esta visión, Jesús posa Su mano en el hombro de Francisco, dándole valor y fortaleza para seguir adelante. La Virgen María, por su parte, le habla suavemente, sutil y maternalmente, penetrando en lo más profundo de su alma.

Dones extraordinarios:
Discernimiento extraordinario: tenía la capacidad de leer los corazones y las conciencias.
Profecía: Pudo anunciar eventos del futuro.
Curación: curas milagrosas por el poder de la oración.
Bilocación: estar en dos lugares al mismo tiempo.
Perfume: la sangre de sus estigmas tenían fragancia de flores.
Estigmas: Recibió los estigmas el 20 de septiembre, 1918, y los llevó hasta su muerte 50 años después (23 de septiembre, 1968).

Los médicos que observaron los estigmas del Padre Pío, no pudieron hacer cicatrizar sus llagas, ni dar explicación de ellas. Calcularon que perdía una copa de sangre diaria, pero sus llagas nunca se infectaron. El Padre Pío decía que eran un regalo de Dios, y una oportunidad para luchar por ser más y más como Jesucristo Crucificado.

Transverberación del corazón
La transverberación es una gracia extraordinaria, que algunos santos como Santa Teresa de Jesús, y San Juan de la Cruz han recibido. El corazón de la persona escogida por Dios, es traspasado por una flecha misteriosa, sintiéndose como un dardo, que al penetrar, deja tras de sí una herida de amor que quema, mientras el alma es elevada a los niveles más altos de la contemplación del amor y del dolor.

El Padre Pío recibió esta gracia extraordinaria, el 5 de agosto de 1918. En gran simplicidad, el Padre le narró a su director espiritual lo sucedido: "Yo estaba escuchando las confesiones de los jóvenes la noche del 5 de agosto, cuando de repente, me asusté grandemente al ver con los ojos de mi mente, a un visitante celestial que se apareció frente a mí. En su mano llevaba algo que parecía como una lanza larga de hierro, con una punta muy aguda. Parecía que salía fuego de la punta. Vi a la persona hundir la lanza violentamente en mi alma. Apenas pude quejarme, y sentí como que me moría. Le dije al muchacho que saliera del confesionario, porque me sentía muy enfermo, y no tenía fuerzas para continuar. Este martirio duró sin interrupción hasta la mañana del 7 de agosto. Desde ese día, siento una gran aflicción y una herida en mi alma, que está siempre abierta y me causa agonía".

Muerte. El Señor lo llamó a recibir el premio celestial el 23 de Septiembre de 1968. Tenía 81 años. Durante 4 días, su cuerpo fue expuesto ante millares de personas, que formaban una enorme columna que no conoció interrupción hasta el momento del funeral, al cual asistieron mas de cien mil personas.

Millones visitan su tumba en la Cripta del Santuario de Nuestra Señora de las Gracias, en San Giovani Rotondo. El número de peregrinos continúa aumentando.

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SANTA TECLA


(Siglo I)

En el año 48 llegaron a Iconio San Pablo y San Bernabé, en su segundo viaje misional. Iconio, ciudad floreciente todavía, tenía en el comienzo del cristianismo, una importante colonia judía.

Un poco antes de entrar en ella —dice una de las más antiguas leyendas hagiográficas del cristianismo—, los dos apóstoles encontraron un hombre, que se postró delante de ellos, y los invitó a hospedarse en su casa. Se llamaba Onesíforo. Pablo le siguió, y al llegar a la puerta, todos le recibieron con este saludo: "Bienvenido seas, servidor del Dios verdadero".

El apóstol entró, rompió el pan, dobló las rodillas, y habló acerca de la continencia y la resurrección. Este relato no tiene nada de inverosímil, puesto que Onesíforo pudo conocer a San Pablo en sus años de Tarso.

Diariamente —continúa la leyenda— Pablo predicaba en la casa de un amigo con las puertas abiertas. Y había enfrente una casa grande y rica, y en ella una joven hermosa, que no se cansaba de escuchar su palabra.

Día y noche se la veía clavada a la ventana, sin pestañear, sin comer, sin moverse un instante. Tenía el nombre de Tecla, vivía con su madre Teoclia, y con frecuencia iba a visitarla un joven, llamado Tamiris, a quien había sido prometida en matrimonio. Alarmada por la actitud de su hija, que seguía junto a la ventana en actitud de éxtasis, Teoclia llamó a Tamiris con urgencia, pero ni la venida del joven, pudo sacarla de aquel extraño arrobamiento. En consecuencia, Pablo fue denunciado como embaucador y hechicero.

Se le condenó, y se le llevó a la cárcel. Tecla entonces salió de su casa, y soltando los aros de oro que rodeaban sus brazos, se los dio al portero. A la puerta de la cárcel, se acordó de que llevaba un espejo de plata para comprar al carcelero. Entró rebosante de alegría, y sentada a los pies del prisionero, escuchaba horas y horas las grandezas de Dios.

El amor de Tamiris se transformó en odio; la misma madre se hace acusadora de su hija delante del gobernador; Pablo es flagelado y desterrado; en la playa se enciende una inmensa hoguera para castigar a su discípula. Tecla fue salvada milagrosamente al producirse un terremoto, y una fuerte tormenta de agua y granizo, que apagó el fuego.

Huyó con Pablo a Antioquía de Pisidia, donde un magistrado intentó violarla. Tecla se defendió, y fue acusada de agredirlo, por lo cual fue sentenciada a ser devorada por bestias salvajes, pero nuevamente fue salvada por milagro de varios ataques de las fieras.

Luego huye en busca del hombre que le había enseñado la ciencia de la vida, e iluminada por la promesa de las bienaventuranzas, recorre el mundo presa de una embriaguez divina. Luego de estos episodios, se reunió en Myra de Licia con el apóstol.

Por último se recluyó en una cueva de Seleucia Pieria durante los siguientes 72 años, donde gracias a otro milagro es salvada de sus perseguidores, al abrirse la montaña para protegerla.

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San Lino


II Papa de la Iglesia y Mártir

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de San Lino, papa, a quien, según testimonio de San Ireneo, los Santos Apóstoles le encomendaron el episcopado de la Iglesia, fundada en la Urbe. San Pablo Apóstol lo recuerda como compañero (s. I).

San Lino, originario de Tuscia, probablemente de Volterra, es pues, "el hombre probado", que por su santidad de vida y capacidad de gobierno, fue elegido por el mismo San Pedro para que le sucediera. Por lo tanto, fue un directo colaborador suyo, y la estimación de que gozó en la comunidad romana fue muy grande, ya que fue nombrado para regir la suerte de la Iglesia en un momento tan difícil.


Oración: En este día tan especial Señor, te rogamos que siempre podamos encomendarnos a la oración de San Pío, Santa Tecla y San Lino, a fin de poder estar siempre libres de la influencia maléfica de la cultura de muerte que domina a nuestro mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, siempre amado en nuestro corazón. Amén.