18 de Marzo 2024
-------------------------------------------------------------------
SAN
CIRILO DE JERUSALEN
Obispo
y Doctor de la Iglesia
(315-386)
Gran defensor de la
divinidad de Cristo.
“Cristo
fue ungido, con el óleo espiritual de la alegría".
“Preparad
limpios los vasos, para recibir al Espíritu
Santo”.
https://365seleccionessacros.blogspot.com/2020/03/18de-marzo-sancirilo-de-jerusalen.html
San
Frigidiano de Lucca
Obispo
†: c. 588
Elogio:
En Lucca, en la Toscana, Italia, San Frigidiano, obispo, el cual,
oriundo de Irlanda, reunió clérigos en un monasterio, y por el bien
del pueblo, desvió el curso del río Serchio, para conseguir un
fértil nuevo territorio, y convirtió a la fe católica, a los
lombardos que habían invadido el
territorio.
https://365seleccionessacros.blogspot.com/2024/03/18-de-marzo-de-2024-san-frigidiano-de.html
----------------------------------------------------------------------
Hoy
leemos en las escrituras:
Libro
de Daniel 13,1-9.15-17.19-30.33-62
Había
en Babilonia un hombre llamado Joaquín. Se había casado con una
mujer, llamada Susana, hija de Jilquías, que era muy bella y
temerosa de Dios; sus padres eran justos, y habían educado a su hija
según la ley de Moisés.
Joaquín era muy rico, tenía un
jardín contiguo a su casa, y los judíos solían acudir donde él,
porque era el más prestigioso de todos.
Aquel año habían
sido nombrados jueces dos ancianos, escogidos entre el pueblo, de
aquellos de quienes dijo el Señor: «La
iniquidad salió en Babilonia, de los ancianos y jueces que se hacían
guías del pueblo.»
Venían
éstos a menudo, a casa de Joaquín, y todos los que tenían algún
litigio, se dirigían a ellos.
Cuando todo el mundo se había
retirado ya, a mediodía, Susana entraba a pasear, por el jardín de
su marido.
Los dos ancianos, que la veían entrar a pasear
todos los días, empezaron a desearla. Perdieron la cabeza, dejando
de mirar hacia el cielo, y olvidando sus justos juicios.
Mientras
estaban esperando la ocasión favorable, un día entró Susana en el
jardín, como los días precedentes, acompañada solamente de dos
jóvenes doncellas, y como hacía calor quiso bañarse en el
jardín.
No había allí nadie, excepto los dos ancianos que,
escondidos, estaban al acecho. Dijo ella a las doncellas: «Traedme
aceite y perfume, y cerrad las puertas del jardín, para que pueda
bañarme.»
En
cuanto salieron las doncellas, los dos ancianos se levantaron, fueron
corriendo donde ella, y le dijeron: «Las
puertas del jardín están cerradas, y nadie nos ve. Nosotros te
deseamos; consiente, pues, y entrégate a nosotros. Si no, daremos
testimonio contra ti, diciendo que estaba contigo un joven, y que por
eso habías despachado a tus doncellas.»
Susana
gimió: «¡Ay,
qué aprieto me estrecha por todas partes!. Si hago esto, es la
muerte para mí; si no lo hago, no escaparé de vosotros. Pero es
mejor para mí, caer en vuestras manos, sin haberlo hecho, que pecar
delante del Señor.»
Y
Susana se puso a gritar a grandes voces. Los dos ancianos gritaron
también contra ella, y uno de ellos corrió a abrir las puertas del
jardín. Al oír estos gritos en el jardín, los domésticos se
precipitaron por la puerta lateral para ver qué ocurría, y cuando
los ancianos contaron su historia, los criados se sintieron muy
confundidos, porque jamás se había dicho, una cosa semejante de
Susana.
A la mañana siguiente, cuando el pueblo se reunió en
casa de Joaquín, su marido, llegaron allá los dos ancianos, llenos
de pensamientos inicuos contra Susana, para hacerla morir.
Y
dijeron en presencia del pueblo: «Mandad
a buscar a Susana, hija de Jilquías, la mujer de Joaquín.»
Mandaron
a buscarla, y ella compareció acompañada de sus padres, de sus
hijos, y de todos sus parientes.
Todos los suyos lloraban, y
también todos los que la veían. Los dos ancianos, levantándose en
medio del pueblo, pusieron sus manos sobre su cabeza.
Ella,
llorando, levantó los ojos al cielo, porque su corazón tenía
puesta su confianza en Dios. Los ancianos dijeron: «Mientras
nosotros nos paseábamos solos por el jardín, entró ésta con dos
doncellas. Cerró las puertas, y luego despachó a las
doncellas.
Entonces,
se acercó a ella un joven que estaba escondido, y se acostó con
ella. Nosotros, que estábamos en un rincón del jardín, al ver esta
iniquidad, fuimos corriendo donde ellos.
Los sorprendimos
juntos, pero a él no pudimos atraparle, porque era más fuerte que
nosotros, y abriendo la puerta se escapó. Pero a ésta la agarramos,
y le preguntamos quién era aquel joven. No quiso revelárnoslo. De
todo esto nosotros somos testigos.»
La
asamblea les creyó, como ancianos y jueces del pueblo que eran. Y la
condenaron a muerte.
Entonces Susana gritó fuertemente: «Oh
Dios eterno, que conoces los secretos, que todo lo conoces antes que
suceda, Tú sabes que éstos han levantado contra mí, falso
testimonio. Y ahora voy a morir, sin haber hecho nada de lo que su
maldad, ha tramado contra mí.»
El
Señor escuchó su voz y, cuando era llevada a la muerte, suscitó el
santo espíritu de un jovencito llamado Daniel, que se puso a gritar:
«¡Yo
estoy limpio de la sangre de esta mujer!»
Todo
el pueblo se volvió hacia él, y dijo: «¿Qué
significa eso que has dicho?». Él, de pie en medio de ellos,
respondió: «¿Tan necios sois, hijos de Israel, para condenar sin
investigación, y sin evidencia, a una hija de Israel?. ¡Volved al
tribunal, porque es falso el testimonio, que éstos han levantado
contra ella!».
Todo
el pueblo se apresuró a volver allá, y los ancianos dijeron a
Daniel: «Ven
a sentarte en medio de nosotros y dinos lo que piensas, ya que Dios
te ha dado la dignidad de la ancianidad.»
Daniel
les dijo entonces: «Separadlos
lejos el uno del otro, y yo les interrogaré.»
Una
vez separados, Daniel llamó a uno de ellos, y le dijo: «Envejecido
en la iniquidad, ahora han llegado al colmo, los delitos de tu vida
pasada, dictador de sentencias injustas, que condenabas a los
inocentes, y absolvías a los culpables, siendo así que el Señor
dice: 'No matarás al inocente y al justo.'
Conque, si la
viste, dinos bajo qué árbol los viste juntos.» Respondió
él: «Bajo una acacia.»
«En verdad - dijo Daniel - contra tu propia cabeza has mentido, pues
ya el ángel de Dios, ha recibido de Él la sentencia, y viene a
partirte por el medio.»
Retirado
éste, mandó traer al otro, y le dijo: «¡Raza
de Canaán, que no de Judá; la hermosura te ha descarriado, y el
deseo ha pervertido tu corazón!. Así tratabais a las hijas de
Israel, y ellas, por miedo, se entregaban a vosotros. Pero una hija
de Judá, no ha podido soportar vuestra iniquidad. Ahora pues, dime:
¿Bajo qué árbol los sorprendiste juntos?»
El respondió: «Bajo
una encina.»
«En
verdad, dijo Daniel, tú también has mentido contra tu propia
cabeza: ya está el ángel del Señor esperando, espada en mano, para
partirte por el medio, a fin de acabar con vosotros.»
Entonces
la asamblea entera clamó a grandes voces, bendiciendo a Dios, que
salva a los que esperan en Él.
Luego se levantaron contra los
dos ancianos, a quienes, por su propia boca, había convencido Daniel
de falso testimonio y, para cumplir la ley de Moisés, les aplicaron
la misma pena, que ellos habían querido infligir a su prójimo: les
dieron muerte, y aquel día se salvó una sangre inocente.
Palabra
de Dios. ¡Te alabamos
Señor!
-------------------------------------------------
Salmo
23(22),1-3a.3bc-4.5.6
El
Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
El me hace descansar
en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas,
y repara
mis fuerzas.
Me guía por el recto sendero,
por amor de su
Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré
ningún mal,
porque Tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón,
me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente
a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza,
y mi copa
rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan,
a lo largo de
mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo
tiempo.
------------------------------------------------------
Evangelio
según San Juan 8,1-11
Jesús
fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el
pueblo acudía a Él. Entonces se sentó y comenzó a
enseñarles.
Los escribas y los fariseos, le trajeron a una
mujer que había sido sorprendida en adulterio, y poniéndola en
medio de todos, dijeron a Jesús: "Maestro,
esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la
Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué
dices?".
Decían
esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús,
inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como
insistían, se enderezó y les dijo: "El
que no tenga pecado, que arroje la primera piedra".
E
inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.
Al
oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando
por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que
permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: "Mujer,
¿dónde están tus acusadores?. ¿Alguien te ha condenado?".
Ella
le respondió: "Nadie,
Señor".
"Yo
tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en
adelante".
Palabra
de Dios. ¡Te alabamos
Señor!
------------------------------------------
Historias
Sagradas
http://365selecciones.es/historia#d8ee6392-8132-44c2-a2dc-0c90fedae657
------------------------------------------
https://evangeliodeldia.org/SP/gospel
https://www.biblegateway.com/
http://santoral-virtual.blogspot.com/
------------------------------------------
https://www.vercalendario.info/es/evento/liturgia-catolica-ano-calendario-2021.html
------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario