viernes, 31 de enero de 2020


31 de enero

SAN JUAN BOSCO
1815-1888 


Presbítero, "Padre y maestro de la juventud", patrono de los editores, fundador de los salesianos. Por su gran devoción a María Auxiliadora, conseguía de ella innumerables milagros.

Cuerpo Incorrupto

"Propagad buenos libros --decía Don Bosco-- sólo en el cielo, sabréis el gran bien que produce, una buena lectura"

"En su vida, lo sobrenatural se hizo casi natural; y lo extraordinario, ordinario", Pío XI sobre S. Juan Bosco

«La Iglesia deberá pasar tiempos críticos, y sufrir graves daños, pero al fin el Cielo mismo, intervendrá para salvarla. Después vendrá la paz, y habrá en la Iglesia, un nuevo y vigoroso florecimiento».

El demonio tiene miedo a la gente alegre

La limosna borra multitud de pecados

Primeros santos discípulos de S. Juan Bosco
Santo Domingo Savio | Beato Miguel Rua (su sucesor) | Mamá Margarita, madre de San Juan Bosco, es venerable

Breve
San Juan Bosco tuvo una niñez muy dura. Una vez ordenado sacerdote, empleó todas sus energías, en la educación de los jóvenes. Sus grandes amores, que fundamentan su espiritualidad fueron: La Eucaristía, la Virgen María, la Iglesia, la fidelidad al Santo Padre, la juventud.

Fundador de la Congregación de los Salesianos, comunidad religiosa con rama masculina y femenina, dedicados a la educación de los jóvenes, en especial de los pobres. Les enseñaba la vida cristiana, y diversos oficios. Atrajo y sigue atrayendo, a multitudes de jóvenes a Cristo. La Congregación toma su nombre, de San Francisco de Sales.

Famoso por sus sueños proféticos, ¡se conocen 159 de ellos!. Quizás el mas famoso, es el de la Nave de Pedro, que explicaremos más adelante.

San Juan Bosco, escribió también algunos opúsculos, en defensa de la religión.

Gran constructor de iglesias, entre ellas la Basílica de San Juan Evangelista, la Basílica de María Auxiliadora, y la Iglesia del Sagrado Corazón en Roma, donde celebró su última misa.

La lectura animosa de este día, nos ayudará a reflexionar mucho, en nuestra propia vida.

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Vida de San Juan Bosco
Juan Melchor nace en 1815, junto a Castelnuovo, en la diócesis de Turín. Era el menor de los hijos, de un campesino piamontés. Su niñez fue muy dura. Su padre murió, cuando Juan tenía apenas dos años y medio. La madre Margarita, analfabeta y muy pobre, pero santa y laboriosa mujer, que debió luchar mucho, para sacar adelante a sus hijos; se hizo cargo de su educación.

El primero de sus 159 sueños proféticos
A los nueve años de edad, un sueño que el pequeño no olvidó nunca, le reveló su vocación. Más adelante, en todos los períodos críticos de su vida, una visión del cielo, le indicó siempre el camino que debía seguir.

En aquel primer sueño, se vio rodeado de una multitud de chiquillos, que se peleaban entre sí y blasfemaban; Juan Bosco trató de hacer la paz, primero con exhortaciones, y después con los puños.

Súbitamente, apareció Nuestro Señor, y le dijo: "¡No, no; tienes que ganártelos, con la mansedumbre y el amor!". Le indicó también que su Maestra, sería la Santísima Virgen, quien al instante apareció, y le dijo: "Toma tu cayado de pastor, y guía a tus ovejas". Cuando la Señora pronunció estas palabras, vió a los niños como bestias feroces, que se convierten luego en ovejas.

Una gran cualidad: su interés por la salvación de la juventud
El sueño terminó, pero desde aquel momento, Juan Bosco comprendió que su vocación, era ayudar a los niños pobres, y empezó inmediatamente a enseñar el catecismo, y a llevar a la iglesia a los chicos de su pueblo.

Para ganárselos, acostumbraba ejecutar ante ellos, toda clase de acrobacias, en las que llegó a ser muy ducho. Un domingo por la mañana, un acróbata ambulante, dio una función pública, y los niños no acudieron a la iglesia; Juan Bosco desafió al acróbata en su propio terreno, obtuvo el triunfo, y se dirigió victoriosamente con los chicos, a la misa.

La alegría de Don Bosco
Los muchachos de la calle lo llamaban: “Ese es el Padre, que siempre está alegre. El Padre de los cuentos bonitos”. Su sonrisa era constante. Nadie lo encontraba jamás de mal humor, y nunca se le escuchaba decir una palabra dura, o humillante. Hablar con él la primera vez, era quedar ya de amigo suyo, para toda la vida.

El Señor le concedió también, el don de consejo: Un consejo suyo, cambiaba a las personas. Y lo que decía eran cosas ordinarias.

Durante las semanas que vivió con una tía, que prestaba servicios, en casa de un sacerdote, Juan Bosco aprendió a leer. Tenía un gran deseo de ser sacerdote, pero hubo de vencer numerosas dificultades, antes de poder empezar sus estudios. A los dieciséis años, ingresó finalmente en el seminario de Chieri, y era tan pobre, que debía mendigar, para reunir el dinero para vivir, y también poder conseguir los vestidos indispensables.

El alcalde del pueblo, le regaló el sombrero, el párroco la chaqueta, uno de los parroquianos el abrigo, y otro, un par de zapatos. Después de haber recibido el diaconado, Juan Bosco pasó al seminario mayor de Turín, y ahí empezó, con la aprobación de sus superiores, a reunir los domingos, a un grupo de chiquillos y mozuelos, abandonados de la ciudad.

San José Cafasso, sacerdote de la parroquia anexa, al seminario mayor de Turín, confirmó a Juan Bosco en su vocación, explicándole que Dios no quería, que fuese a las misiones extranjeras: "Desempaca tus bártulos --le dijo--, y prosigue tu trabajo con los chicos abandonados. Eso, y no otra cosa, es lo que Dios quiere de ti".

El mismo Don Cafasso, le puso en contacto con los ricos, que podían ayudarle con limosnas para su obra, y le mostró las prisiones y los barrios bajos, en los que encontraría suficientes necesitados, a quienes podía ofrecerles, los donativos de los ricos.

El primer puesto que ocupó Don Bosco, fue el de capellán auxiliar, en una casa de refugio para muchachas, que había fundado la marquesa di Barola, la rica y caritativa mujer, que socorrió a Silvio Pellico, cuando éste salió de la prisión. Los domingos, Don Bosco no tenía trabajo, de modo que podía ocuparse de sus chicos, a los que consagraba el día entero, en una especie de escuela y centro de recreo, que él llamó "Oratorio Festivo".

Pero muy pronto, la marquesa le negó el permiso, de reunir a los niños en sus terrenos, porque hacían ruido y destruían las flores. Durante un año, Don Bosco y sus chiquillos, anduvieron de un lado a otro, porque nadie quería aceptar a ese pequeño ejército, de más de un centenar de revoltosos muchachos.

Cuando Don Bosco consiguió por fin, alquilar un viejo granero, y todo empezaba a arreglarse, la marquesa, que a pesar de su generosidad, tenía algo de autócrata, le exigió que escogiera entre quedarse con su tropa, o con su puesto en el refugio para muchachas. El santo escogió a sus chicos.

Oratorios, escuelas, talleres...
En esos momentos críticos, le sobrevino una pulmonía, cuyas complicaciones estuvieron a punto de costarle la vida. En cuanto se repuso, fue a vivir en unos cuartuchos miserables de su nuevo oratorio, en compañía de su madre, y ahí se entregó con toda el alma, a consolidar y extender su obra.

Dio forma acabada a una escuela nocturna, que había inaugurado el año precedente, y como el oratorio estaba lleno a reventar, abrió otros dos centros, en otros tantos barrios de Turín.

Por la misma época, empezó a dar alojamiento a los niños abandonados. Al poco tiempo, había ya treinta o cuarenta chicos, la mayoría aprendices, que vivían con Don Bosco y su madre, en el barrio de Valdocco. Los chicos llamaban a la madre de Don Bosco, "Mamá Margarita".

Con todo, Don Bosco cayó pronto en la cuenta, que todo el bien que hacía a sus chicos, se perdía con las malas influencias del exterior, y decidió construir sus propios talleres de aprendizaje. Los dos primeros: el de los zapateros, y el de los sastres, fueron inaugurados en 1853.

Crece la familia
El siguiente paso, fue construir una iglesia, consagrada a San Francisco de Sales. Después vino la construcción de una casa, para la enorme familia. El dinero no faltaba a veces, por verdadero milagro. Don Bosco distinguía dos grupos entre sus chicos: el de los aprendices, y el de los que daban señales, de una posible vocación sacerdotal.

Al principio iban a las escuelas del pueblo; pero con el tiempo, cuando los fondos fueron suficientes, Don Bosco instituyó los cursos técnicos, y los de primeras letras en el oratorio.

En 1856 había ya 150 internos, cuatro talleres, una imprenta, cuatro clases de latín, y diez sacerdotes. Los externos eran quinientos. Con su extraordinario don de simpatía, y de leer los corazones, Don Bosco ejercía una influencia ilimitada sobre sus chicos, de suerte que podía gobernarles, con aparente indulgencia y sin castigos, para gran escándalo de los educadores de su tiempo.

Veía en sueños, el estado exacto de la conciencia de sus discípulos, y después los llamaba, y les hacía una descripción tan completa, de los pecados que ellos habían cometido, que muchos aclamaban emocionados: "Si hubiera venido un ángel, a contarle toda mi vida, no me habría hablado con mayor precisión" .

Se gana de tal manera el cariño de los jóvenes, que es difícil encontrar en toda la historia de la humanidad, después de Jesús, un educador que haya sido tan amado como Don Bosco. Los jóvenes llegaban hasta pelear unos contra otros, afirmando cada uno, que a él lo amaba el santo más que a los demás.

Dedicó su vida a la difusión de las buenas lecturas
Además de este trabajo, Don Bosco se veía asediado de peticiones, para que predicara; la fama de su elocuencia, se había extendido enormemente, a causa de los milagros y curaciones, obradas por la intercesión del santo. Otra forma de actividad, que ejerció durante muchos años, fue la de escribir libros, para el gusto popular, pues estaba convencido de la influencia de la lectura.

Él decía, que Dios lo había enviado al mundo, para educar a los jóvenes pobres, y para propagar buenos libros, los cuales, además eran sumamente sencillos, y fáciles de entender. "Propagad buenos libros --decía Don Bosco-- sólo en el cielo sabréis, el gran bien que produce una buena lectura".

Unas veces, se trataba de una obra de apologética; otras de un libro de historia, de educación, o bien de una serie de lecturas católicas. Este trabajo le robaba gran parte de la noche, y al fin tuvo que abandonarlo, porque sus ojos empezaron a debilitarse.

En búsqueda de colaboradores
El mayor problema de Don Bosco, durante largo tiempo, fue el de encontrar colaboradores. Muchos jóvenes sacerdotes entusiastas, ofrecían sus servicios, pero acababan por cansarse, ya fuese porque no lograban dominar, los métodos impuestos por Don Bosco, o porque carecían de su paciencia, para sobrellevar las travesuras de aquel tropel de chicos mal educados, y frecuentemente viciosos; o porque perdían la cabeza, al ver que el santo se lanzaba, a la construcción de escuelas y talleres, sin contar con un céntimo.

Aun hubo algunos que llevaron a mal, que Don Bosco no convirtiera el oratorio, en un club político, para propagar la causa de "La Joven Italia". En 1850, no le quedaba a Don Bosco más que un colaborador, y esto le decidió a preparar, por sí mismo, a sus futuros colaboradores. Así fue como Santo Domingo Savio, ingresó en el oratorio en 1854.

Nace la gran familia Salesiana
Por otra parte, Don Bosco había acariciado siempre la idea, más o menos vaga, de fundar una congregación religiosa.

Después de algunos descalabros, consiguió por fin formar un pequeño núcleo. "En la noche del 26 de enero de 1854 --escribe uno de los testigos-- nos reunimos en el cuarto de Don Bosco. Se hallaban ahí además, Cagliero, Rocchetti, Artiglia y Rua. Llegamos a la conclusión de que, con la ayuda de Dios, íbamos a entrar en un período de trabajos prácticos de caridad, para ayudar a nuestro prójimo”.

Al fin de ese período, estaríamos en libertad de ligarnos con una promesa, que más tarde podría transformarse en voto. Desde aquella noche, recibieron el nombre de Salesianos, todos los que se consagraron, a tal forma de apostolado.

Naturalmente, el nombre provenía del gran obispo de Ginebra, San Francisco de Sales (el "Santo de la amabilidad"). El momento, no parecía muy oportuno, para fundar una nueva congregación, pues el Piamonte no había sido nunca, más anticlerical que entonces.

Los jesuitas y las Damas del Sagrado Corazón, habían sido expulsados; muchos conventos habían sido suprimidos, y cada día se publicaban nuevas leyes, que coartaban los derechos de las órdenes religiosas. Sin embargo, fue el ministro Rattazzi, uno de los que más parte había tenido en la legislación, quien urgió un día a Don Bosco, a fundar una congregación, para perpetuar su trabajo, y le prometió su apoyo ante el rey.

En diciembre de 1859, Don Bosco y sus veintidós compañeros, decidieron finalmente organizar la congregación, cuyas reglas habían sido aprobadas por Pío IX. Pero la aprobación definitiva, no llegó sino hasta quince años después, junto con el permiso de ordenación para los seminaristas, que se encontraran ya preparados.

La nueva congregación creció rápidamente: en 1863 había treinta y nueve salesianos; a la muerte del fundador, eran ya 768, y en la actualidad se cuentan por millares: Diecisiete mil en 105 países, con 1,300 colegios y 300 parroquias, que se hallan establecidos en todo el mundo.

Don Bosco realizó uno de sus sueños, al enviar a sus primeros misioneros a la Patagonia, Argentina. Poco a poco, los Salesianos se extendieron por toda la América del Sur. Cuando San Juan Bosco murió, la congregación tenía veintiséis casas en el Nuevo Mundo, y treinta y ocho en Europa.

Las instituciones salesianas en la actualidad, comprenden escuelas de primera y segunda enseñanza; seminarios, escuelas para adultos, escuelas técnicas y de agricultura, talleres de imprenta y librería, hospitales, etc., sin omitir las misiones extranjeras, y el trabajo pastoral.

El siguiente paso de Don Bosco, fue la fundación de una congregación femenina, encargada de hacer por las niñas, lo que los Salesianos hacían por los niños. La congregación quedó inaugurada en 1872, con la toma de hábito de veintisiete jóvenes, entre ellas, Santa María Dominga Mazzarello, que fue la cofundadora, a las que el santo llamó, Hijas de Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos (o Hijas de María Auxiliadora).

La nueva comunidad, se desarrolló casi tan rápidamente como la anterior, y emprendió además de otras actividades, la creación de escuelas de primera enseñanza en Italia, Brasil, Argentina y otros países. "Hoy en día son dieciséis mil, en setenta y cinco países".

Para completar su obra, Don Bosco organizó a sus numerosos colaboradores del exterior, en una especie de tercera orden, a la que dio el título de Colaboradores Salesianos. Se trataba de hombres y mujeres, de todas las clases sociales, que se obligaban a ayudar, en alguna forma, a los educadores salesianos.

Nuestro Señor le inspiró un sabio método de enseñanza
El sueño o visión que tuvo Don Bosco en su juventud, marcó toda su actividad posterior con los niños. Todo el mundo sabe, que para trabajar con los niños, hay que amarlos; pero lo importante es que ese amor se manifieste, en forma comprensible para ellos.

Ahora bien, en el caso de Don Bosco, el amor era evidente, y fue ese amor, el que le ayudó a formar sus ideas sobre el castigo, en una época en que nadie ponía en tela de juicio, las más burdas supersticiones, acerca de ese punto.

Los métodos de Don Bosco, consistían en desarrollar el sentido de responsabilidad, en suprimir las ocasiones de desobediencia, en saber apreciar los esfuerzos de los chicos, y en una gran amistad.

En 1877 escribía: "No recuerdo haber empleado nunca, un castigo propiamente dicho. Por la gracia de Dios, siempre he podido conseguir que los niños, observen no sólo las reglas, sino aún, mis menores deseos". Pero a esta cualidad, se unía la perfecta conciencia del daño, que puede hacer a los niños, un amor demasiado indulgente, y así lo repetía constantemente Don Bosco a los padres.

Una de las imágenes más agradables, que suscita el nombre de Don Bosco, es la de sus excursiones domingueras al bosque, con una parvada de rapazuelos. El santo celebraba la misa en alguna iglesita de pueblo, comía y jugaba con los chicos en el campo; les daba una clase de catecismo, y todo terminaba al atardecer, con el canto de las vísperas, pues Don Bosco creía firmemente, en los benéficos efectos de la buena música.

La construcción de iglesias
El relato de la vida de Don Bosco, quedaría trunco si no hiciéramos mención, de su obra de constructor de iglesias. La primera que erigió era pequeña, y resultó pronto insuficiente para la congregación. El santo emprendió entonces, la construcción de otra mucho más grande, que quedó terminada en 1868. A ésta siguió una gran basílica, en uno de los barrios pobres de Turín, consagrada a San Juan Evangelista.

El esfuerzo para reunir los fondos necesarios, había sido inmenso; al terminar la basílica, el santo no tenía un céntimo, y estaba muy fatigado, pero su trabajo no había acabado todavía.

Durante los últimos años del pontificado de Pío IX, había iniciado el proyecto, de construir una iglesia del Sagrado Corazón en Roma, y el Papa había dado el dinero necesario, para comprar el terreno. El sucesor de Pío IX, se interesaba en la obra tanto como su predecesor, pero parecía imposible reunir los fondos para la construcción.

"Es una pena que no podamos avanzar" --dijo el Papa al terminar un consistorio--. "La gloria de Dios, el honor de la Santa Sede, y el bien espiritual de muchos fieles están comprometidos en la empresa. Y no veo cómo podríamos llevarla adelante".
--"Yo puedo sugerir una manera de hacerlo" --dijo el cardenal Alimonda.
--"¿Cuál?” --preguntó el Papa.
--"Confiar el asunto a Don Bosco".
–"¿Y Don Bosco estaría dispuesto a aceptar?"
–"Yo le conozco bien" --replicó el cardenal--; "la simple manifestación del deseo de Vuestra Santidad, será una orden para él".

La tarea fue propuesta a Don Bosco, quien la aceptó al punto.

Cuando ya no pudo obtener más fondos en Italia, se trasladó a Francia, el país en que había nacido, la devoción al Sagrado Corazón. Las gentes le aclamaban en todas partes, por su santidad y sus milagros, y el dinero le llovía.

El porvenir de la construcción de la nueva iglesia, estaba ya asegurado; pero cuando se aproximaba la fecha de la consagración, Don Bosco repetía que si se retrasaba demasiado su inauguración, no estaría en vida para asistir a ella. La consagración de la iglesia tuvo lugar el 14 de mayo de 1887, y San Juan Bosco celebró ahí la misa, poco después.

Muerte de Don Bosco
Pero sus días tocaban a su fin. Dos años antes, los médicos habían declarado que el santo, estaba completamente agotado, y que la única solución era el descanso; pero el reposo era desconocido para Don Bosco.

A fines de 1887, sus fuerzas empezaron a decaer rápidamente; la muerte sobrevino el 31 de enero de 1888, cuando apenas comenzaba el día, de suerte que algunos autores escriben, no sin razón, que Don Bosco murió al día siguiente, de la fiesta de San Francisco de Sales.

Su cuerpo permanece incorrupto, en la Basílica de Santa María Auxiliadora, en Turín, Italia.

Sus últimas recomendaciones fueron: "Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora, y veréis lo que son milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero en el Paraíso".

Cuarenta mil personas, desfilaron ante su cadáver en la iglesia, y sus funerales fueron una especie de marcha triunfal, porque toda la ciudad de Turín, salió a la calle durante tres días, a honrar a Don Bosco por última vez.

Fueron tantos los milagros conseguidos, al encomendarse a Don Bosco, que el Sumo Pontífice lo canonizó, cuando apenas habían pasado cuarenta y seis años de su muerte (en 1934), y lo declaró “Patrono de los que difunden buenas lecturas”, y "Padre y maestro de la juventud".

 Fuente Bibliográfica:  "Vidas de los Santos de Butler", tomo I y partes que van en letra itálica, procedentes de: "Vidas de Santos (1)" y "Autobiografía de San Juan Bosco", del Padre Eliécer Sálesman, Apostolado Bíblico Católico.

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Del oficio de lectura, 31 de Enero
Trabajé siempre con amor
De las cartas de San Juan Bosco, presbítero
(Epistolario, Turín 1959, 4, 201-203)

Si de verdad buscamos la auténtica felicidad de nuestros alumnos, y queremos inducirlos al cumplimiento de sus obligaciones, conviene ante todo, que nunca olvidéis, que hacéis las veces de padres de nuestros amados jóvenes, por quienes trabajé siempre con amor, por quienes estudié y ejercí el ministerio sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la Congregación salesiana.

¡Cuántas veces, hijos míos, durante mi vida, ya bastante prolongada, he tenido ocasión de convencerme, de esta gran verdad!. Es más fácil enojarse que aguantar; amenazar al niño que persuadirlo; añadiré incluso que, para nuestra impaciencia y soberbia, resulta más cómodo castigar a los rebeldes que corregirlos, soportándolos con firmeza y suavidad a la vez.

Os recomiendo que imitéis la caridad, que usaba Pablo con los neófitos, caridad que con frecuencia, lo llevaba a derramar lágrimas y a suplicar, cuando los encontraba poco dóciles, y rebeldes a su amor.

Guardaos de que nadie pueda pensar, que os dejáis llevar por los arranques de vuestro espíritu. Es difícil al castigar, conservar la debida moderación, la cual es necesaria, para que en nadie pueda surgir la duda, de que obramos sólo para hacer prevalecer nuestra autoridad, y no para desahogar nuestro mal humor.

Miremos como a hijos, a aquellos sobre los cuales, debemos ejercer alguna autoridad. Pongámonos a su servicio, a imitación de Jesús, el cual vino para obedecer, y no para mandar, y avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso, apariencia de dominio; si algún dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para servirlos mejor.

Éste era el modo de obrar de Jesús con los Apóstoles, ya que era paciente con ellos, a pesar de que eran ignorantes y rudos, e incluso poco fieles; también con los pecadores, se comportaba con benignidad, y con una amigable familiaridad, de tal modo, que era motivo de admiración para unos, de escándalo para otros, pero también ocasión, de que muchos concibieran la esperanza, de alcanzar el perdón de Dios. Por esto, nos mandó que fuésemos mansos y humildes de corazón.

Son hijos nuestros, y por esto, cuando corrijamos sus errores, hemos de deponer toda ira; o por lo menos, dominarla de tal manera, como si la hubiéramos extinguido totalmente.

Mantengamos sereno nuestro espíritu; evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente, y esperanza en el futuro, como nos conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección, y enmienda de sus hijos.

En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad, que arrojar un torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los culpables.

Jesús: "El que acoge un niño en mi nombre, me acoge a Mí" -Mt 18,5

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Sueños y enseñanzas de San Juan Bosco
LOS DOS PILARES DE NUESTRA FE


Este es su sueño mas famoso.

Sus tres grandes amores son Jesús Sacramentado, María Auxiliadora, y el Sumo Pontífice, quienes fueron protagonistas, en uno de sus mas famosos sueños proféticos:

Don Bosco vio que una gran barca (la Iglesia), navegaba en un mar tempestuoso, piloteada por el Romano Pontífice; y a su alrededor, muchísimas navecillas pequeñas (los cristianos). De pronto, aparecieron un sinnúmero de naves enemigas, armadas de cañones (el ateísmo, la corrupción, la incredulidad, el secularismo, etc., etc.), y empezó una tremenda batalla.

A los cañones enemigos, se unen las olas violentas y el viento tempestuoso. Las naves enemigas, cercan y rodean completamente, a la Nave Grande de la Iglesia, y a todas las navecillas pequeñas de los cristianos.

Y cuando ya el ataque es tan pavoroso, que todo parece perdido, emergen desde el fondo del mar, dos inmensas y poderosas columnas (o pilares). Sobre la primera columna, está la Sagrada Eucaristía, y sobre la otra, la imagen de la Virgen Santísima.

La nave del Papa y las navecillas de los cristianos, se acercan a los dos pilares, y asegurándose de ellos, ya no tienen peligro de hundirse. Luego, desde las dos columnas sale un viento fortísimo, que aleja o hunde a las naves enemigas, y en cambio a las naves amigas, les arregla todos sus daños.

Todo el ejército enemigo se retira derrotado, y los cristianos con el Santo Padre a la cabeza, entonan un Himno de Acción de Gracias, a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora. El sueño es detallado, e incluye a varios papas...

«La Iglesia deberá pasar tiempos críticos, y sufrir graves daños; pero al fin, el Cielo mismo intervendrá, para salvarla. Después vendrá la paz, y habrá en la Iglesia, un nuevo y vigoroso florecimiento».

Estimamos que la visión de los pilares es muy actual. Corresponde a la visión del S.S. Juan Pablo II y Benedicto XVI para la Iglesia.  Nosotros debemos estar en sintonía espiritual con el Papa, y cooperar con él de todo corazón, para que la barca, la Iglesia, avance hacia los pilares.

Del Libro : DON BOSCO Amigo de los jóvenes .
P. Raúl A. Extraigas S. D. B. (Adaptación)
Ediciones Don Bosco
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PENSAMIENTOS DE DON BOSCO
La ayuda de Dios no falta, cuando se trabaja de veras, y con fe.

El demonio tiene miedo de la gente alegre.

Haz que todos los que hablan contigo, se hagan amigos tuyos.

Trata de hacerte querer, más que temer.

Preocúpense especialmente de los enfermos, de los niños, de los ancianos y de los pobres, y ganarán la bendición de Dios, y la benevolencia de los hombres.

El amor da fuerzas para soportar las fatigas, los disgustos, las ingratitudes, la falta de disciplina, las ligerezas, las negligencias de los jóvenes.

Recuerda que todo cristiano, tiene la obligación de ayudar a los demás, y que no hay predicación más eficaz, que la del buen ejemplo.

La caridad todo lo soporta; de donde se deduce, que no tendrá jamás verdadera caridad, el que no quiere soportar los defectos ajenos.

La Comunión devota y frecuente, es el medio más eficaz, para tener una buena muerte, y así salvar el alma.

El alimento del alma, es la Palabra de Dios.

Para hacer el bien, hay que tener un poco de valor.

Bueno es el cuerpo cuando esté aseado; pero mejor, es tener la conciencia limpia de toda culpa.

¿Quieres llevar contigo el dinero a la eternidad ?. Da limosna a los pobres.

Si el dinero hace mucho, la oración lo obtiene todo.

Hay que sudar muchísimo, para conservar la dulzura, y tal vez sea necesario, derramar la propia sangre para no perderla.

La vida es demasiado corta. Hay que hacer deprisa lo poco que se pueda, antes de que nos sorprenda la muerte.

La primera virtud de un hombre, es la obediencia a su padre y a su madre.

El humilde siempre será bien visto por todos: por Dios y por los hombres.

En la enseñanza, textos breves, fáciles y precisos.

Me basta que sean jóvenes, para amarlos con ardor.

Sé agradecido con quien te ayude.

Pongámonos todos bajo el manto de la Virgen. Ella nos librará de los peligros, y nos guiará.

El que confía en la Virgen, nunca se verá defraudado.

Se atrapan más moscas con una cucharadita de miel, que con todo un barril de vinagre.

A la hora de la muerte, se ven las cosas desde otro punto de vista.

Los tres enemigos del hombre son: la muerte (que lo sorprende), el tiempo (que se escapa), y el demonio (que le tiende sus lazos).

Hace mucho el que hace poco, pero hace lo que debe. No hace nada, el que hace mucho, pero no hace lo que debe hacer.

No te comprometas asumiendo demasiados trabajos. Quien mucho abarca, poco aprieta, y lo estropea todo.

La verdadera religión no consiste sólo en palabras; es menester pasar a las obras.

Un Oratorio sin música, es un cuerpo sin alma.

Los ociosos, al final de la vida, experimentarán grandes remordimientos, por el tiempo perdido.

Quien no vive en paz con Dios, no puede tener paz consigo mismo, ni con los demás.

¡Qué consolador resulta el Padrenuestro, que se reza por la mañana y a la noche; qué gusto da pensar, que tenemos en el cielo, un Padre que piensa en nosotros!.

Un trocito de paraíso lo arregla todo.

Del prójimo hay que hablar bien o callar.

Es preciso tener como compañera inseparable, a la paciencia.

Piensa en Dios según la fe, del prójimo según la caridad, y de ti según la humildad.

Perdona todo a todos; a ti no te perdones nada.

El Señor siempre envía grandes socorros, para las grandes necesidades.

Déjate guiar siempre por la razón, y no por la pasión.

Hagamos el bien que podamos, y no aguardemos la recompensa del mundo, sino solamente de Dios.

Respetar a todos, pero no temer a nadie.

Las espinas de la vida, serán las flores de la eternidad.

Cuando se trata de servir a Dios, hay que estar dispuesto a sacrificarlo todo.

Todo salesiano, hágase amigo de todos, no busque nunca la venganza, sea fácil en perdonar.

Sólo en el silencio, concede el Señor sus gracias.

Caridad, paciencia, dulzura, nunca reproches humillantes, nunca castigos. Hacer el bien a todos los que se pueda, y a ninguno el mal.

El trabajo es un arma poderosa, contra los enemigos del alma.

Trabaja por el Señor, el paraíso lo recompensa todo.

¡Ay de quien trabaja, esperando el pago del mundo!; el mundo es mal pagador, y paga siempre con la ingratitud. Trabaja por amor a Jesucristo.

Hay que trabajar, como si no se debiese morir nunca, y vivir como si se debiese morir cada día.

Cuando un hijo abandona a sus padres, para seguir la vocación, Jesucristo ocupa su lugar en la familia.

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LA VIRGEN LO REPRENDE POR SU SILENCIO

El 4 de Junio de 1887 (apenas unos meses antes de la muerte del Santo), Don Bosco narró :

He visto a Nuestra Señora, la Virgen María en un Sueño, y me ha reprochado mi silencio, acerca del buen uso que se debe hacer de las riquezas, y de la grave obligación de dar limosna”

Y añadió : “Si los que tienen bienes de fortuna, repartieran entre huérfanos y pobres, lo que no les resulta muy necesario, sería mucho mayor el número de los que lograrían salvarse. Pero desafortunadamente, son muchos los que se guardan para ellos solos sus riquezas, y esto será su perdición” .

Entre otras cosas, me dijo: que muchas almas se condenan por faltar contra el sexto y el noveno mandamiento; pero que hay también muchas, que se pierden por haber hecho mal uso de las riquezas. Y se quejaba Ella de que los sacerdotes, no se atrevan a hablar de este punto, desde la cátedra sagrada” . (MB 13,361).

Y la Virgen se quejaba, de que a muchos sacerdotes, les da pena insistirle a la gente acerca de lo grave que es la obligación de dar limosnas, y limosnas proporcionadas, a lo que cada uno tiene o gana. (No migajas que no se sienten. Que eso sería un engañarse uno a sí mismo. Si lo que se da a los demás no cuesta nada, eso no es dar, es sólo un engañarse. La limosna debe empobrecer en algo, al que la regala ).

Por último, le repetía y repetía, que el recomendar a los otros, que se dediquen a dar limosnas generosas, es hacerles un gran favor, porque según dijo Tobías en la Santa Biblia: La limosna borra multitud de pecados.

Don Bosco ya había hablado mucho, y muy duramente, acerca de la gran responsabilidad, de quien no le da un fin social a sus riquezas.

Claramente había dicho a los ricos en sus conferencias:

Si ahora no dais voluntariamente, parte de vuestras riquezas a los necesitados, un día las tendréis que dar obligados, por el puñal que os pondrán enfrente . Dad, dad mucho, antes de que los pobres, lleguen al límite de su capacidad de aguante, y os vengan a exigir con violencia, lo que deberíais haber repartido de buena gana”.

Y él deseaba escribir un libro, acerca de la gran responsabilidad, que tiene cada uno de hacer de sus riquezas, algo que redunde en bien de todos. Pero muchos le decían que él, era muy exagerado a este respecto, y que no convenía hablar de estos temas. Así que no se atrevió a escribir su deseado libro.

Y fue entonces, cuando se le apareció la Santísima Virgen en persona a regañarlo, por haberse callado, y a recordarle que aunque uno sea sacerdote, puede perderse si vive pecando, contra el sexto mandamiento, o no reparte debidamente sus bienes a los pobres.

Después de este Sueño, llamó al Padre Francisco Bonetti, y le dijo lo siguiente:
Por favor: redacte un libro acerca de la grave necesidad y obligación, que tiene todo buen cristiano, de dar limosnas. Y repártanlo por todas partes”.

El Padre Bonetti publicó ese libro al año siguiente, unos meses después de la muerte del santo, bajo el título de “Al Paraíso por medio de las riquezas”.

Don Bosco siempre creyó en la frase de Jesús:
Dad limosna según vuestras posibilidades, y todo será puro para vosotros” (Lucas 11,41 ).

Es curioso, que ésta es quizás la última aparición de la Santísima Virgen a Don Bosco, y la hizo para insistirle, en un tema importantísimo para la salvación: Dar limosnas . Ayudar a los pobres con toda generosidad . No hacer mal uso de las riquezas .

Ahora existe un libro muy hermoso, acerca de este tema (cuya lectura recomendamos como enormemente provechosa) . Su título es: “CÓMO HACERSE RICO PARA EL CIELO, DANDO LIMOSNAS EN LA TIERRA” por Sálesman.

En ese bello libro, está lo que San Juan Bosco enseñaba, acerca de la grave obligación que cada uno tiene, de dar limosnas según sus posibilidades, y además otros muchos ejemplos muy hermosos. No dejemos de leerlo, su lectura puede ser de gran provecho.

San Juan Bosco y María Auxiliadora, y los famosos sueños del Santo. Pgs. 191 a 192 P. Eliécer Sálesman. Apostolado Bíblico Católico. Carrera 6° N° 27-63 Sur (B. 20 de Julio) Tel: 2093366. Bogotá.

LOS SUEÑOS DE SAN JUAN BOSCO, P. Eliécer Sálesman, Apostolado Bíblico Católico,
3° Edición Diciembre de 2001,  Editorial Centro Don Bosco, Av. Eldorado N° 65-96, Bogotá , D.C. -Colombia, Página 493 a 495

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RICOS QUE LLEGAN A SER POBRES

El 9 de agosto de 1887 Don Bosco narró el siguiente sueño:

Vi en sueños, que muchos dueños de fincas, buscaban pastos para sus animales, y no los encontraban . Y decían : -¿Qué haremos, que no hay con qué alimentar los ganados?”.

Y otros respondían: “Tendremos que matar el ganado, y comernos la carne. Como en tiempos de José en Egipto: aquí las vacas flacas, devorarán a las vacas gordas”.

Luego vi unas maletas muy bien cerradas, que nadie lograba abrir. Al fin pude abrir una de ellas, y estaba totalmente llena de dinero. Y una voz me dijo:

-”Es el dinero de los ricos, que pasará a los pobres, mientras que los ricos no lo podrán emplear. Muchos ricos perderán lo que tienen, y serán expropiados”.

NOTA : Había aquí avisos de sequías y veranos muy graves, que iban a llegar a los agricultores y ganaderos, y la reafirmación de una verdad, que Don Bosco iba predicando, en esos años de ciudad en ciudad: “Si los ricos no comparten voluntariamente con los pobres, repartiendo generosamente con ellos sus riquezas, un día violentamente les quitarán lo que poseen. Lo que podrían dar por las buenas, (ganando así mucho premio para el cielo), y no lo quieren dar, lo perderán un día, por medio de la violencia, pero ya sin méritos ni premios para la eternidad”. Y la historia de las revoluciones, y de los continuos secuestros de ricos, ha venido demostrando que sí se cumple, este penoso aviso .

Páginas 486-487

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LOS CASTIGOS DE LOS PECADORES
El 3 de abril de 1887, habló así Don Bosco :

Anoche vi en sueños, los castigos que esperan a los pecadores. Y lo que vi es tan terrible, que si los que me oyen pudieran verlo, o se dedicarían a una vida santa, o saldrían huyendo llenos de susto. Primero oí un estruendo y un griterío, como los que se sienten, cuando hay un terrible terremoto. Luego vi un enorme horno, donde muchos ardían, y lanzaban lastimosos quejidos”.

Y una voz me dijo: “Muchos se dedican en esta tierra, a todos los goces, pero después padecerán horribles sufrimientos”.

Luego vi allí sufriendo, a muchas personas horrendamente deformadas. Y eran de los nuestros. Y al verlos sufrir tanto, y oírles tantos lamentos, exclamé:

-¿Pero no habrá algún modo de que paguen sus pecados, y no tengan que venir a sufrir tantos tormentos ?.

Y una voz me respondió :
Que paguen sus pecados con plata y oro. Con limosnas a los pobres, pero también con otra plata, y otro oro preciosos: las oraciones frecuentes, las confesiones y comuniones fervorosas, servirán mucho para librarse de los sufrimientos que les esperan, a quienes viven cometiendo pecados”.

NOTA: Don Bosco se despertó muy angustiado, y lloraba al narrar este sueño. Allí vio destinados a muy terribles castigos, a muchos de sus amigos, que manchaban sus almas, con frecuentes pecados. Afortunadamente la voz del cielo, le anunció unos modos prácticos, para librarse de aquellos castigos: orar, dar limosnas, y recibir con fervor y frecuencia los santos sacramentos, especialmente la Sagrada Eucaristía.

Páginas 492-493
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EL CONGRESO DE LOS DIABLOS

Soñé que estaba en una gran sala, donde muchos diablos celebraban un congreso, para encontrar los medios con los cuales, lograr acabar y destruir a la Comunidad Salesiana, (y a cualquiera otra asociación religiosa).

Un diablo propuso :

Para destruir esta asociación religiosa, lo mejor será la GULA . Ella trae desgano para hacer el bien, corrupción de costumbres, malos ejemplos, falta de espíritu de sacrificio, descuido de los deberes de apostolado…
Pero el otro diablo respondió:

Este medio no sirve para la mayoría, porque la comida de los religiosos es bastante sobria, y las bebidas alcohólicas son escasas entre ellos. Sus reglamentos mandan, que la alimentación sea ordinaria, y los superiores vigilan, para que no haya exceso en esto. Y el que se excede en el comer y en el beber, no sólo produce escándalo entre los demás, sino que atrae el desprecio de los otros. Yo propongo más bien, como medio para acabar con la Congregación, el inspirarles un gran AMOR POR LAS RIQUEZAS.

Y añadió:

Es que cuando en una asociación religiosa, entra el amor a las riquezas, llega también el amor por las comodidades, y el deseo de tener cada uno, su propio dinero, para gastarlo en lo que se le antoje; y los religiosos empiezan, ya a no pensar con caridad en los demás, sino con egoísmo, cada uno en sí mismo . Y el amor al dinero, lleva a los religiosos a dedicarse a los ricos, que pueden pagar altas cuotas, y se van olvidando de los pobres.

Aquel demonio, quería continuar hablando, pero le interrumpió un tercero que dijo:

¡Qué gula, ni qué amor a las riquezas!. Estos religiosos son bastante pobres, y bastante sobrios. Además se dedican a atender gentes tan necesitadas, que cualquier cantidad de dinero que les llegue, apenas si les alcanzará, para ayudar a tantos pobres, que vienen a pedir su ayuda.

Yo en cambio propongo como medio, para acabar con su comunidad, el incitarles a una EXAGERADA LIBERTAD. Convencerlos de que no es necesario, obedecer a los reglamentos de su Congregación. Que hay que rechazar ciertas preocupaciones poco brillantes, que se les encomiendan. Que hay que producir movimientos contra sus superiores. Que se puede ir siempre a hacer visitas, sin pedir permiso a nadie . Que pueden aceptar toda clase de invitaciones, y aprovechar esas ocasiones para salir de casa … y otras cosas semejantes.

Entonces, se adelantó un cuarto demonio, y exclamó:

Esos medios que han propuesto, resultan bastante inútiles, porque los superiores pueden despedir a los rebeldes. Es verdad que algunos se dejarán deslumbrar, por el deseo de tener una exagerada libertad, pero ya verán, que la mayor parte de estos religiosos, se mantendrán fieles al cumplimiento de su deber.

Yo les propongo un medio, cuya peligrosidad, estos hombres no serán capaces de descubrir tan fácilmente . Consiste en CONVENCERLOS DE QUE LO MAS IMPORTANTE, ES LLEGAR A SER MUY INSTRUÍDOS, que su principal gloria será, el lograr ser personas de mucha ciencia. Y para eso, hay que convencerlos, de que estudien mucho para adquirir fama, y no para lograr hacer gran bien a las almas, o para ser más santos.

Que se instruyan para provecho propio, y no para provecho del prójimo, que necesita de su apostolado. Hay que llevarlos a que desprecien, a los que no son muy instruidos, y que les interese la ciencia solamente, y no el ejercer el ministerio sacerdotal y el apostolado, que tiene que hacer un buen religioso.

Que no les guste enseñar catecismo a los niños, ni dar clases a los pobres , ni pasar largas horas en el confesionario. Que se dediquen solamente a predicaciones, en las cuales puedan lucir todo su orgullo, y conseguir alabanzas de las personas humanas, pero no a las sencillas predicaciones, en las cuales ayuden de verdad, a la salvación de las almas.

Esta proposición, fue recibida con grandes aplausos por todos los diablos. Y yo me puse a pensar con tristeza, que a nuestra Congregación, (y a muchas otras), puede llegar el terrible peligro, de que algunos crean, que lo verdaderamente importante, es ser muy instruidos, y adquirir fama de brillantes ante los demás, y mientras tanto descuiden sus deberes de sacerdotes y de religiosos, esos deberes sencillos y humildes de enseñar catecismo, de confesar, de predicar de manera fácil al pueblo ignorante, y de dedicarse a labores de apostolado, que no brillan ante los ojos humanos, pero que sí tienen un gran valor, ante los ojos de Dios.

Y yo pensaba: ¡qué peligro tan grande el que nos puede venir: que los nuestros deseen solamente, la ciencia que hincha y enorgullece, y que proporciona alabanzas de la gente, y que esto los lleve a despreciar, los buenos consejos de aquellos, a los cuales consideran inferiores a ellos en el saber!.

De pronto, uno de los diablos, me vio escondido allá en un rincón, escuchándoles, y entonces todos ellos se lanzaron contra mí, tratando de destrozarme. Yo empecé a gritar: ¡Auxilio! ¡Auxilio! y … me desperté muy emocionado, y muy cansado .

Páginas 465-468
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La fórmula segura para ganarse la lotería
-De San Juan Bosco

En el siglo diecinueve, vivió uno de los hombres mas famosos por sus milagros, y sus profecías: San Juan Bosco. Su fama se esparcía por todos lados. A unos les anunciaba, cuantos años iban a vivir; a otros les decía lo que iban a ser en el futuro, y a muchos les leía los pecados, antes que se los dijeran en el confesionario. En total hizo más de ochocientos milagros.

Un hombre pobre, oyó hablar de las maravillas que hacía este humilde sacerdote, y corrió en su busca, para preguntarle algo muy importante: La fórmula para sacarse la lotería. Quería que el santo le dijera, qué números debía escoger al comprar el billete.

San Juan Bosco meditó un rato, y luego le contestó con plena seguridad: "los números mágicos, para que Usted se saque la lotería son estos: 10 -7- 14. Puede conseguirlos en cualquier orden, y se la sacará".

El hombre se llenó de alegría, y ya se despedía para salir corriendo a comprar el billete, cuando el santo, tomándolo del brazo, le dijo sonriente: "un momento, que todavía no le he explicado bien los números, ni le he dicho, de qué clase de lotería se trata. Mire: estos números significan lo siguiente: "10" significa que usted debe cumplir los Diez Mandamientos; "7" significa que usted debe recibir con frecuencia los sacramentos; "14" significa que usted debe practicar las 14 obras de misericordia, tanto las corporales como las espirituales. Si usted cumple estas tres condiciones: observar los mandamientos, recibir bien los sacramentos, y practicar las obras de misericordia, se va a sacar la más estupenda de todas las loterías: la gloria eterna del cielo".

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14 Obras de Misericordia

SEMANA 1 - 7 OBRAS DE MISERICORDIA CORPORALES

Dar de comer al hambriento
Dar de beber al sediento.
Vestir al desnudo
Acoger el extranjero
Visitar y cuidar a los enfermos.
Visitar a los presos.
Enterrar a los difuntos.

SEMANA 2 - 7 OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES

Dar buen consejo al que lo necesita
Enseñar al que no sabe
Corregir al que está en error
Consolar al triste
Perdonar las ofensas
Soportar con paciencia los defectos
de los demás
Rogar a Dios por los vivos y los muertos

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El hombre comprendió, y en vez de irse a buscar al lotero, fue al asilo a llevar una limosna.

Invierte todo tu corazón en esos números, y serás verdaderamente feliz aquí en la tierra, y luego en el cielo.

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SECRETOS PARA OBTENER TRIUNFOS: REVELADOS POR LA VIRGEN EN EL SUEÑO DEL ROSAL

Cuenta Don Bosco:  “Un día del año 1847, se me apareció la Reina del Cielo, y me condujo a un jardín encantador; era un inmenso rosal. Para no dañar las rosas, me quité los zapatos, y empecé a andar.

Pero las rosas tenían terribles espinas, que me destrozaban los pies. Viendo que no podría continuar así, Nuestra Señora me aconsejó que me volviera a poner el calzado. Así lo hice. Muchas personas me seguían, pero apenas empezaban a sentir las fuertes punzadas de las rosas, se volvían. Había rosas a la derecha, a la izquierda, en el suelo, y sobre la cabeza de los que caminábamos. Pero todas con espinas muy agudas, y algunas nos daban punzadas tan terribles, que producían espasmos.

La gente desde la orilla del rosal decía: “Mire qué sabroso viaja Don Bosco: caminando sobre rosas, y todo es fácil para él”, pero no sabían qué tan dolorosos pinchazos, estaba yo sintiendo en los pies, en la cabeza, en los brazos y en las espaldas.

Muchos religiosos que me habían seguido, al sentir tantos dolores exclamaban: “Nos engañaron, esto es muy duro”. Y yo les contestaba: “el que sólo desea gozar, sin sufrir, que retroceda. Pero los que desean triunfos, a costa del propio sufrimiento, que me sigan”. Muchos abandonaron la vía, y se volvieron.

Algunos me seguían todavía. De vez en cuando, alguien se desanimaba, y se volvía, pero unos cuantos valientes seguían por el camino de rosas, aguantando las dolorosas heridas.

Al final nos encontramos en un precioso jardín. Todos íbamos heridos, sudorosos y sangrantes. Pero luego, sopló un suave viento y quedamos curados.

Vi que los que me acompañaban, pertenecían a muchas naciones, y muchas razas.

Luego, llegamos a un edificio de una hermosura inenarrable. Allí nos esperaba la Virgen María, la cual nos dio esta explicación:

El rosal es el camino que debe seguir, quien se dedica a educar la juventud. Las espinas, son los muchos sufrimientos que hay que soportar, para poder educarlos bien: Las rosas significan que para ser buen educador, hay que tener mucha caridad. El ponerse el calzado para atravesar el rosal, significa que hay que usar el “calzado de la mortificación”.

Mortificar las simpatías y las antipatías. Porque quien se deja llevar de las simpatías o antipatías, paraliza su apostolado, y no logra conseguir los debidos frutos para la vida eterna”.

Hay que recordar a todos, que después de un poco de tiempo de sufrimientos, educando a la juventud, se llegará a la Casa del Padre en el Cielo, donde cada uno recibirá su premio, según hayan sido sus obras”.

Con mucha caridad y mucha mortificación, se llegará al cielo, en donde habrán rosas sin espinas”.

Apenas la Santísima Virgen terminó de hablar, me desperté”. MB 3,32.

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ESTE SUEÑO LO TUVO DON BOSCO EN UNA ÉPOCA MUY DURA PARA ÉL:
Ya llevaba seis años, tratando de conseguir colaboradores para educar a sus jóvenes, pero todos se le iban: sacerdotes, seminaristas, profesores: todos se cansaban: la vida del Oratorio de Don Bosco era muy dura: la comida mala. El trabajo mucho. La pobreza grande, y los jovencitos, por ser de las clases más abandonadas, eran toscos y groseros (sobretodo al principio).

Pero desde que la Virgen le hizo las revelaciones de este Sueño, ya Don Bosco aprendió el REMEDIO, PARA OBTENER TRIUNFOS: recordar sin cesar a sus colaboradores, el gran premio que les esperaba en el cielo. “Un pedacito de cielo lo arregla todo”, le había dicho a San Benito Cotolengo.

Y a base de hacer presente, el futuro maravilloso que les esperaba en la eternidad, fue consiguiendo colaboradores fijos, que a pesar de tantas espinas de la vida, perseveraron en su compañía, y llegaron a formar la poderosa Comunidad Salesiana, que tantos jóvenes educa en el mundo.

Las espinas no han dejado de atormentarlo, pero la esperanza en el Reino Eterno del Cielo, le brindó una fuerza maravillosa de animación.

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DON BOSCO HACE UN DESAFÍO A LAS NUBES, Y SE PONE A TEMBLAR

Lo invitaron a predicar al pueblo de Montemagno, donde desde hacía tres meses, no caía una gota de agua, y la gente estaba pasando por una situación de pobreza, de hambre y de sequía desesperante. Habían hecho varias rogativas, y el cielo no daba, ni la mínima señal de próximas lluvias. Los sermones que San Juan Bosco debía predicar eran nueve. Tres cada día.

Y en el primer sermón, con la iglesia totalmente colmada de gente , el Santo dijo con poderosa voz – por inspiración de la Santísima Virgen - : “Si asistís a la predicación de estos tres días; si os reconciliáis con Dios, haciendo una buena confesión; si os preparáis de tal manera que el próximo 15 de agosto, Fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen, todos comulguéis, YO OS PROMETO, EN NOMBRE DE NUESTRA SEÑORA, UNA LLUVIA ABUNDANTE, QUE VENDRÁ A REFRESCAR VUESTROS CAMPOS.

Al terminar el sermón, los demás sacerdotes le decían: “Se necesita mucho valor, para prometer lluvias para dentro de tres días, en medio de este verano tan espantoso en que estamos”.

-¡Pero si yo no he dicho esto! – respondió el santo.

-Sí, sí, le contestaron todos. Así lo dijo –“.

Y llamando a unos campesinos, les preguntaron: -¿Qué les dijo Don Bosco en su sermón?-

- Pues nos dijo, que si veníamos a los sermones y comulgamos, él nos promete en nombre de la Virgen María, que nos llegará una provechosa lluvia”.

La gente tomó totalmente en serio la promesa. Todos asistieron a los sermones. Todos, todos se confesaron. No bastaban los sacerdotes para confesar a tanta gente. Día y noche estaban confesando.

Y Don Bosco seguía predicando, mientras la gente pensaba, y se preguntaba. -¿Y la lluvia vendrá?.

-Alejaos de vuestros pecados, y la lluvia vendrá- respondía el santo.

Llegó el día de la Asunción de la Virgen. La comunión fue tan numerosa, como nunca se había visto en aquel pueblo; años después todavía los sacerdotes comentaban, que nunca más habían tenido que confesar, ni repartir comunión, a tanta gente como en aquella ocasión. Pero llegó el mediodía, y ni rastro de lluvias. El sol brillaba más fuerte que nunca.

Don Bosco se levantó antes que los demás del almuerzo. Estaba preocupado. La gente había hecho, todo lo que él les había aconsejado. ¿Y ahora, la lluvia?. Apoyado en una ventana, miraba hacia el horizonte, y parecía interrogar al cielo. Pero la respuesta era negativa. El calor era sofocante.

Suenan las campanas para el último sermón.

Son las tres de la tarde. La gente suda a chorros. Don Bosco se dirige a la iglesia. El Marqués Fossati le dice: “Don Bosco: esta vez sí va a quedar muy mal con sus promesas. Nos prometió lluvias, y mire como suda la gente con este solazo”.

Don Bosco manda al sacristán: “asómese a la altura cercana, y mire si hay esperanzas de lluvia“.

El sacristán regresa: -¡Nada !. Cielo despejadísimo. Sólo una nubecita muy pequeña en la lejanía.

-Bien, bien- responde el Santo, y sube a predicar. Mientras va al sitio de la predicación, dice interiormente a la Santísima Virgen:
Señora: no es mi buena fama lo que está en juego en este momento. Es tu buen nombre. Tú verás si me haces quedar mal. Esta pobre gente, ha hecho todo lo posible por agradarte. Tú verás, si los dejas partir desilusionados”.

Empezó su sermón, haciendo que todo el pueblo cantara el Himno de acción de gracias, compuesto por la misma Santísima Virgen: “¡El Señor hizo en Mí maravillas, gloria al Señor!”.

Un gentío inmenso le escucha, con los ojos fijos en él. Todos rezan: “Acordaos oh Madre Santa -que jamás se oyó decir- que alguno haya implorado- sin tu auxilio recibir…“, y empieza a hablar de las maravillas del poder de la Madre de Dios.

Han pasado cinco minutos de sermón. El sol empieza a oscurecerse. Un retumbar inmenso, se oye en el firmamento: un trueno poderoso, otro y otro. En el tejado de la Iglesia, se escuchan caer gruesas gotas. Un murmullo de alegría, recorre todo el templo. Don Bosco se calla por un momento. Un gran aguacero se siente caer. Los ventanales de la Iglesia retumban, ante las ondas de viento, cargadas de refrescante lluvia.

Don Bosco sigue su sermón: un “Gracias” a la Madre de Cielo. Está emocionado. Tiene que secar con el pañuelo, las lágrimas de gratitud que brotan de sus ojos. Y muchos de aquellos rudos campesinos, sienten aflojar también ante sus ojos, calurosas lágrimas de acción de gracias.

El santo agradecido, termina recordando a todos la famosa frase, que más tarde hará grabar sobre las campanas de la Iglesia de María Auxiliadora: “CUANDO MARÍA RUEGA: TODO SE OBTIENE. –NADA SE NIEGA”.

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SANTO DOMINGO SAVIO SE APARECE, DESPUÉS DE MUERTO, A SAN JUAN BOSCO


Quizás el más grande éxito de Don Bosco como educador, fue el haber logrado que un alumno suyo, Domingo Savio, en sólo tres años de colegio, alcanzara tal santidad, que hasta ahora , en 20 siglos y medio de existencia de la Iglesia Católica, ha sido el ÚNICO COLEGIAL, DECLARADO SANTO POR EL PAPA .

Domingo Savio, nació el 2 de abril de 1842, de padres muy pobres , en un pueblecito de Italia. No muy lejos de Roma, se encontró con San Juan Bosco, en uno de los paseos, que el santo hacía con sus alumnos, por los campos y pueblos de Italia, presentando funciones de canto y música, piezas de teatro, solemnizando misas y fiestas religiosas, y dando buenísimos ejemplos de alegría y buen comportamiento.

Estos paseos, al tiempo que servían como vacaciones, de los alumnos internos, eran una gran propaganda para la Obra de Don Bosco, y muchos jóvenes de provincia, quedaban tan encantados, del sistema tan alegre y simpático del santo para educar, que ya nunca se separaban de él. Uno de esos, que apenas lo conoció, y que fue su amigo hasta la muerte, fue Domingo Savio .

Como era muy pobre, Don Bosco le concedió una beca en su Oratorio de Turín, y allí desde 1854 hasta 1857, Domingo hizo sus tres primeros años de bachillerato.

En los tres años que estuvo, ganó por votación unánime de 800 alumnos, el premio de compañerismo cada año, y su santidad y simpatía fueron tan grandes, que por muchos años, su recuerdo estuvo vivo y vibrante, entre todos sus compañeros .

Pero en 1857, mientras hacía su tercer año de bachillerato, Domingo Savio se enfermó gravemente, y los médicos le dijeron, que debía ir a su pueblo a descansar. Se despidió de Don Bosco, y de sus compañeros, con inmensa nostalgia, pues estaba seguro, de que ya no los volvería a ver en esta tierra, y al llegar a su hogar, su salud se agravó, y el 9 de marzo de 1857, después de haber recibido los santos sacramentos, murió plácidamente exclamando:

Qué cosas tan hermosas veo” (Estaba para cumplir 15 años) .

Pocos días después, se apareció en sueños a su padre, para avisarle que se había salvado, y ya muy pronto, empezó a obrar milagros, a favor de los que se encomendaban a él. Fueron tantos y tan grandes los milagros que hizo, que el papa Pío XII, lo declaró Santo en el año de 1954, y lo nombró Patrono de los jóvenes del mundo entero .

El 6 de diciembre de 1876, DOMINGO SAVIO SE APARECIÓ A DON BOSCO EN UN SUEÑO FAMOSO , que vamos a narrar enseguida:

Dice Don Bosco:
En un jardín de una belleza indescriptible, vi aparecer a Domingo Savio acompañado de un gran número de jóvenes, muchos de los cuales yo conocía, porque habían sido mis alumnos; pero muchísimos más que nunca había visto. Todos venían alegres a mi encuentro.

Los acompañaban muchos, muchísimos sacerdotes , unos conocidos míos, ya muertos, y otros totalmente desconocidos para mí .

Cada sacerdote guiaba un grupo de jóvenes.

Domingo Savio, venía rodeado de música y resplandores. Inmensamente bello y brillante. Vestía una túnica blanquísima, y estaba ceñido con una franja roja. De su cuello, pendía una cadena de flores tan bellas, cual yo nunca había visto semejantes. En la cabeza, llevaba una corona de rosas. Su cabellera ondulante, descendía hasta sus espaldas … parecía un ángel .

Yo pregunté a Domingo : ¿estamos en el paraíso ? .

- No - me respondió . - Esto que ves y oyes, son sólo bellezas naturales, muy perfeccionadas por el poder de Dios. Lo que es del cielo, no lo puede ver ni oír nadie, con ojos u oídos humanos, porque se moriría de gozo .

- ¿Y qué gozáis vosotros en el Paraíso ? .

- Es imposible tratar de decirlo, porque la mente humana no es capaz de comprender, lo que se goza en el cielo. Pero baste decir, que gozamos de Dios . Amamos a Dios. Vemos a Dios. Somos amados por Él …

- Y por qué tienes ese vestido tan blanco ?.

Domingo calló, pero un coro de voces respondió cantando, las palabras de la Santa Biblia : “Estos son los que se mantuvieron sin pecado, y purificaron sus almas con la Sangre del Cordero. Los que tienen el corazón puro, los que no cometieron pecados de impureza, seguirán al Cordero donde quiera que Él vaya” . (Apocalipsis) .

Luego se me explicó, que aquella franja roja, significaba los sacrificios hechos, el martirio sufrido, para conservar la pureza .

Los jóvenes que venían con Domingo Savio, vestían también la túnica blanca, y la franja roja; mientras yo los observaba, oí que unas bellas voces, cantaban aquellas palabras del Evangelio: “Serán como ángeles de Dios en el cielo”.

Entonces entablamos con Domingo el siguiente diálogo:
- Vengo a traerte un mensaje del cielo.
¿Ves cuántos son los que me acompañan ?.
Son muchos, muchos . Pero serían muchísimos más, si hubieras tenido más fe . - dijo .

Suspiré con dolor, y formulé este propósito :
Procuraré tener más fe en lo por venir”.

Domingo Savio me mostró, las preciosas flores que lo adornaban, y me dijo :

- Dile a tus alumnos, que estos son los adornos, que deben conseguirse, para ir a la eternidad: las rosas significan la caridad: amar mucho a Dios y al prójimo. La azucena: la bella virtud de la pureza (que obtiene que se cumpla en quienes la practican, lo que dijo Jesús: “Serán como ángeles de Dios en el cielo”).

El girasol significa la obediencia. Las espigas: la comunión frecuente ; la genciana: la mortificación, los sacrificios; y la siempreviva significa que estas virtudes, hay que practicarlas siempre, cada día, sin cansarse, ni desanimarse .

- ¿Y dime, Domingo Savio , qué fue lo que más te consoló a la hora de la muerte ?

- LO QUE MÁS ME CONSOLÓ A LA HORA DE LA MUERTE, FUE LA ASISTENCIA DE LA PODEROSA MADRE DE DIOS. Dile a tus discípulos, que no dejen de invocarla, durante toda su vida, con gran fe.

- ¿Y para el porvenir qué me anuncias ? .

- El año entrante, morirán seis más dos de tus colaboradores. Será para ti una gran pena, pero el Señor te enviará muchos colaboradores más .

- ¿Y para mi Congregación ? . – El año entrante habrá en ella, una nueva estrella .

- A la Congregación le esperan grandes triunfos, pero con tal de que sus sacerdotes, la guíen por el sendero justo, y se hagan dignos de su alta misión.

HAY UNAS CONDICIONES PARA QUE TU CONGREGACIÓN TENGA ÉXITO: que tus discípulos sean muy devotos de la Santísima Virgen, y que conserven la virtud de la castidad, que tanto agrada a la Virgen.

- ¿Y mis jóvenes, están todos en camino de salvación ? .

- Tus discípulos se dividen en tres clases .
Ves estas tres listas ?. Y me entregó una .

Tenía un título: “los que no han caído”. Eran muchos. Viajaban hacia la eternidad con el alma hermosa, sin heridas ni manchas. Muchos de ellos, eran conocidos por mí .

Luego me entregó una segunda lista: tenía por título: “Los que cayeron, pero se han levantado”. Son los que han pecado, pero se han arrepentido, se han confesado, y están corrigiéndose . Muchos más que los de la primera lista.

Enseguida me entregó la tercera lista, que tenía por título: “Los que caminan por la vía de la perdición“. Domingo me dijo: estos son los que viven tranquilamente, en pecado mortal. Al abrir la lista, tendré que retirarme, porque son almas tan impuras por su amor al pecado, que su presencia no la podemos soportar, y su olor es insufrible.

- Me voy, recuérdales a todos la lista de flores, que deben conseguir.

Domingo y sus compañeros se retiraron bastante, cuando yo empecé a abrir la lista de los que están, y viven en pecado mortal.

Apenas abrí el papel, ví aparecer delante de mí, una gran cantidad de jóvenes, y con inmensa amargura, me dí cuenta de que bastantes de ellos, estudiaban con nosotros . Ví a muchos que parecían buenos, y hasta óptimos en lo exterior, y en cambio, su vida estaba llena de pecados mortales consentidos. Parecen buenos, y no lo son en realidad .

En el momento de abrir la lista, se esparció un olor tan insoportable, que creí morir. La hermosa visión de Domingo Savio y sus amigos desapareció . La atmósfera se oscureció, y al mismo tiempo hendió los aires un relámpago, y un formidable trueno se dejó oír, de tal manera que me desperté asustadísimo .

Aquel olor penetró en todas las paredes, y se me infiltró en los vestidos de tal manera, que mucho tiempo después, me parecía sentir aquella hediondez terrible. Aún ahora, con solo acordarme me vienen náuseas, me siento asfixiado, y con el estómago revuelto.

Al día siguiente, empecé a interrogar a los jóvenes, para saber si el estado de sus almas, era realmente como yo lo había visto en la Visión nocturna, a fin de convencerme, de que aquel Sueño no me había engañado.

Ha sido pues una gracia del Señor, que me ha dado a conocer el estado del alma, de cada uno de mis alumnos, y a cada uno le iré diciendo en particular cómo lo ví en el Sueño. Hasta ahora, a todos los que he llamado, me han dicho que su situación espiritual, es tal cual como yo la ví en las listas, que Domingo Savio me presentó (MB , 12 , 580).

CUMPLIMIENTO DE LO ANUNCIADO : Al año siguiente murieron seis mas dos, de los amigos de Don Bosco: seis alumnos y dos salesianos .

Al año siguiente, apareció una nueva estrella en la Comunidad Salesiana: el Boletín Salesiano, la famosa revista fundada por Don Bosco en 1877, que se publica hoy en 18 idiomas, y edita más de un millón de ejemplares mensuales, y ha sido el gran medio de propagar por todo el mundo, las ideas de Don Bosco, hacer conocer sus obras, y conseguir numerosas vocaciones .

De este Sueño, que es uno de los más bellos y admirables de Don Bosco, nuestro Santo repitió después frecuentemente, tres ideas claves que se le quedaron grabadas:
La Primera:
Lo que más me agradó a la hora de la muerte, fue la asistencia de la poderosa Madre de Dios. Dile a todos, que no dejen de invocarla mucho, durante toda su vida.

La Segunda:
Recuérdales a todos la lista de flores que deben conseguir : Rosa: caridad . Azucena: pureza . Girasol: obediencia etc. etc.

La Tercera:
La simpatía inmensa que irradiaban, los que tenían el alma sin mancha de pecado; y en cambio la asquerosidad y la repugnancia indescriptible, de quienes viven tranquilamente en sus pecados. Esto lo recalcó mucho, en sus sermones y en sus cartas.

UN ALUMNO DE SAN JUAN BOSCO, ES EL ÚNICO COLEGIAL DECLARADO SANTO POR LA IGLESIA CATÓLICA; tal fue Santo Domingo Savio.

Don Bosco lo educó en su colegio para niños pobres. Cuando estaba empezando Tercero de Bachillerato se murió, y han sido tantos los milagros que ha obtenido del Señor, que el Papa Pío XII lo declaró Santo.
Su biografía, escrita por su profesor Don Bosco, ha sido traducida a todos los idiomas importantes del mundo, y lleva ya 54 ediciones .

Del Libro: LOS SUEÑOS DE SAN JUAN BOSCO
P. Eliécer Sálesman
Apostolado Bíblico Católico
3° Edición Diciembre de 2001
Editorial Centro Don Bosco
Av. Eldorado N° 65-96
Bogotá , D.C. -Colombia
LIBRERÍA SAN PEDRO CLAVER
Tel: 7183530956 New York , U.S.A.

Testimonio Personal: Puedo asegurar como egresado de las escuelas de Don Bosco – Colegio San Francisco de Sales y Pío IX en Buenos Aires – el inmenso beneficio que recogí para mi vida personal, el paso por estos dos colegios, especialmente en el segundo, por la preparación técnica que me llevaron a cursar y terminar, la carrera de ingeniería electrónica en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires, en tiempo récord.

La congregación salesiana, sufrió los terribles embates ideológicos del marxismo durante ese tiempo (1967-1980), en algunos de sus miembros, lo que fue contenido con valentía por la Superior Jerarquía; muchos ya eran ancianos y venerables sacerdotes, como el Padre Sol, el Padre Herr, el Padre Calvo y el Padre Aparicio, que separaron y expulsaron a muchos de ellos.

Por lo que me he enterado, muchos años después, el problema continúa, en un instituto universitario de la Patagonia, ya que se encuentra exhibida en el hall de entrada (según leí de fuente insospechada), la imagen del famoso guerrillero argentino-cubano Ernesto Guevara Lynch más conocido como “el Che”, de horrenda memoria por sus crímenes, y difusión de la violencia y la lucha de clases.

Mi especial agradecimiento a todos los sacerdotes valientes, que supieron hacer frente a tanta locura.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, que inspiraste en San Juan Bosco, el amor a la Juventud y la Niñez, te pedimos que sepamos imitar su amor por ellos, educando con el ejemplo, de una vida apegada a tu Palabra, y llena de Caridad y Paciencia por todos ellos. A Tí Señor, sean la Gloria y el Poder por los siglos de los siglos. Amén.

SAN JUAN BOSCO - 1815-1888 - Presbítero. Cuerpo Incorrupto. Por su gran devoción a María Auxiliadora, conseguía de ella innumerables milagros. "Propagad buenos libros, sólo en el cielo, sabréis el gran bien que produce una buena lectura".