30 De Marzo de 2024
Santa Irene Macedonia
Siglo
primero
Santa
Irene de origen eslavo, vivió en la segunda mitad del primer siglo,
era hija de Licinio, gobernante de la ciudad de Magedon en Macedonia.
Ya en su juventud, Irene creyó en Jesucristo, al comprender la
futilidad de la vida pagana.
De acuerdo a la tradición, fue
bautizada por el Apóstol Timoteo, discípulo del Apóstol San Pablo.
Deseando dedicar su vida al Señor, Santa Irene, renunció al
casamiento. Al conocer mas profundamente la fe cristiana, Santa Irene
empezó a convencer a sus padres, para que se conviertan al
cristianismo.
El padre de Irene, en principio comenzó a
escuchar sus palabras con benevolencia. Luego se enojó con ella, y
cuando ella renunció venerar a los ídolos, la arrojó bajo las
patas de los caballos salvajes. Sin tocar a la mártir, los caballos
se tiraron sobre el padre, y lo aplastaron hasta matarlo. Cuando por
sus oraciones, él fue devuelto a la vida, tanto él, como toda su
familia, y 3000 personas mas, se hicieron creyentes.
Después
de ello, Santa Irene comenzó con decisión, a profetizar sobre
Jesucristo entre los habitantes de Macedonia, por lo cual, muchas
veces fue sometida a sufrimientos y humillaciones.
Por orden
del gobernante de Sedeka, a Santa Irene la tiraron en un pozo con
víboras, luego trataron de serrucharla, finalmente la ataron a la
rueda del molino. Los sufrimientos de Irene, eran acompañados por
señales milagrosas, atrayendo a muchos, a creer en Cristo.
Así
las víboras no tocaban a la mártir, los serruchos no lastimaban su
piel, la rueda del molino no giraba. El mismo atormentador Vavodón,
creyó en Jesucristo y se bautizó. En total, gracias a Irene se
convirtieron alrededor de 10.000 paganos.
Cuando el Señor
comunicó a Irene el día de su deceso, ella se fue a una gruta,
dentro de una montaña, en las cercanías de la ciudad de Efeso, y a
pedido de ella la entrada fue cerrada con piedras. Al 4° día, sus
conocidos volvieron a la gruta, y al abrirla, no encontraron en ella
el cuerpo de Santa Irene. Todos comprendieron que ella fue llevada
por el Señor al Cielo.
En el antiguo Bizancio era muy
venerada la conmemoración de Santa Irene. En Constantinopla se
construyeron varios templos magníficos en su memoria.
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