30 De Diciembre de 2023
Beato Juan María Boccardo
Presbítero
y fundador
(1848 - 1913)
En
el territorio de Pancalieri, cerca de Turín, Italia, beato Juan
María Boccardo, presbítero, el cual, trabajando infatigablemente en
el cuidado de los ancianos y enfermos, fundó el Instituto de Hijas
Pobres de San Cayetano. «Sí, Dios mío, lo que quieres tú, lo
quiero también yo».
Nació el 20 de noviembre de 1848, y
falleció en Pancalieri el 30 de diciembre de 1913. Fue sacerdote, y
además además un prolífico escritor, cuyas obras ocupan 44
volúmenes.
Lo siguiente es un fragmento de la homilía, que SS.
Juan Pablo II, pronunció en la misa de beatificación, en la Plaza
Vittorio Veneto de Turín, el 24 de mayo de 1998. El texto completo
puede leerse, en castellano, aquí:
Don Giovanni Maria
Boccardo, fue un hombre de profunda espiritualidad, y a la vez, un
apóstol dinámico, promotor de la vida religiosa y del laicado,
siempre atento a discernir los signos de los tiempos. Escuchando, en
la oración, la palabra de Dios, maduró una fe vivísima y profunda.
Escribió: «Sí, Dios mío, lo que quieres tú, lo quiero también
yo».
Y ¿qué decir de su infatigable celo en favor de
los más pobres?. Supo acercarse a todas las miserias humanas, con el
espíritu de San Cayetano de Thiene, espíritu que infundió en la
congregación femenina, que fundó para el cuidado de los ancianos y
los enfermos, y para la educación de la juventud. Hizo suya la
invitación evangélica: «Buscad primero el reino de Dios y su
justicia» (Mt 6, 33).
Como el santo cura de Ars, del que
era devoto, indicó a sus parroquianos, con su palabra, y sobre todo
con su ejemplo, el camino del cielo. El día de su ingreso en
Pancalieri como párroco, dijo a los fieles: «Vengo aquí,
queridos hermanos, para vivir como uno de vosotros, como vuestro
padre, vuestro hermano y vuestro amigo, y para compartir con vosotros
las alegrías y las penas de la vida (...). Vengo como servidor de
todos, y cada uno podrá disponer de mí, y yo me consideraré
siempre dichoso y feliz de poderos servir, buscando sólo hacer el
bien a todos».
Se declaraba siempre hijo devoto de la
Virgen, y a ella recurría con constante confianza. A una persona que
le preguntó: «¿Es tan difícil ganar el Paraíso?», le
respondió: «Sé devoto de María, que es su puerta, y entrarás».
Su ejemplo sigue vivo en la memoria de la gente, que a partir de hoy,
puede invocarlo como intercesor en el cielo.
Fuente: Vaticano
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