3 De Diciembre de 2023
(640 AC)
Conmemoración
de San Sofonías, profeta, que en los días de Josías, rey de Judá,
anunció la ruina de los impíos en el día de la ira del Señor, y
robusteció con la esperanza de la salvación, a los pobres y
menesterosos.
Los cazadores de datos biográficos, pueden
quedar muy contentos con Sofonías: a pesar de la brevedad de su
libro, nos deja algunas señas, que nos permiten hacernos una
composición bastante amplia de su vida.
Conocemos su
ascendencia genealógica, hasta la cuarta generación (es el único
profeta del que sabemos tanto bajo ese aspecto), ya que nos dice:
«hijo de Kusí, hijo de Guedalías, hijo de Amarías, hijo de
Ezequías» (v. 1); se ha supuesto que este Ezequías, fuera el rey
de Judá, en los primeros años del siglo VIII (época del Primer
Isaías), pero no hay nada que indique, que Sofonías tenga que
pertenecer a la familia real.
Lo que sí es cierto, es que
conoce la vida y costumbres de la corte, que le indignan (1,8-9).
Vive en tiempo del rey Josías, nos aclara, esto es, entre el 640 y
el 605, pero dado que aun parece haber, mucha presencia de idolatría
en el pueblo, es posible que su ministerio se ejerciera antes de la
conocida «Reforma de Josías», que se dio en el marco del
movimiento deuteronomista, cuyo resultado fue un resurgir de la fe
yahvista, que Sofonías no parece haber llegado a ver, por tanto esta
predicación deberá ser anterior al 621.
Entonces puede
considerarse contemporáneo, de la predicación de Jeremías que
prepara la reforma deuteronomista (628-621, reflejados en los
capítulos 1 a 6 de Jeremías) o ligeramente anterior.
Los
temas de su predicación, los vemos aparecer también en otros
profetas, forman la base del profetismo bíblico: el «Día de
Yahvé», la «Ira de Yahvé», y el «Resto de
Israel».
Pero así como los vemos aparecer en otros
libros, en cada uno forman combinaciones propias. En Sofonías el
«Día de Yahvé» es sin duda un «día de ira»: «
Día de ira el día aquel, día de angustia y de aprieto, día de
devastación y desolación, día de tinieblas y de oscuridad, día de
nublado y densa niebla, día de trompeta y de clamor» (1,15-16,
de donde proviene el verso inicial, de la secuencia de difuntos,
«dies irae, dies illa»), pero no tiene todavía, el matiz
que adquirirá en los profetas de un siglo y medio más tarde: el
tono apocalíptico.
El «día de ira» del que habla
Sofonías es el del castigo al pueblo de Judá, por el que Yahvé lo
llama a la conversión; fácilmente unos pocos años más tarde, los
creyentes lo identificaron, con la invasión de Asiria y la
destrucción del primer templo. No tiene las dimensiones cósmicas
del «Día de ira» de los profetas apocalípticos.
Por
otra parte, aunque la «Ira de Yahvé» está tan presente en
la proclamación de Sofonías, hay lugar para la esperanza, en tanto
retoma el tema -que ya aparecía en Isaías- del «resto santo»:
una pequeña porción de Judá se mantiene fiel, esos son los
verdaderos creyentes, que soportan con paciencia, la degradación de
Judá, y serán recompensados por Yahvé en su Día, son los «anawim
Yahvé», expresión propia del profetismo bíblico, y que traducimos
normalmente como «pobres de Yahvé» o «humildes de
Yahvé» (es la expresión que está en el trasfondo arameo de
las bienaventuranzas: los «pobres en el espíritu» de Mateo
5,3).
Esos anawim Yahvé, no forman un grupo organizado
(aunque en época de Jesús, sí que había varias sectas judías,
cada una de las cuales se autoconsideraba los auténticos «Anawim
Yahvé»), sino que son los creyentes, que resisten la vorágine
idolátrica, que tanto atrae en cada época, a los miembros del
pueblo de Dios.
No es un libro abierto, ya a una perspectiva
universalista, eso aparecerá recién en el exilio, un siglo más
tarde, cuando el contacto con la rica tradición religiosa
babilónica, permita a los profetas (en especial al Segundo Isaías)
escudriñar el deseo de Yahvé, de salvar a todos los hombres, pero
hay en Sofonías, un destello de voluntad universal de salvación:
«Yo entonces volveré puro el labio de los pueblos, para que
invoquen todos el nombre de Yahveh, y le sirvan bajo un mismo yugo»
(3,9); aunque precisamente por ser una «rara avis» dentro
del contexto de un libro, centrado exclusivamente en la salvación de
Judá, la crítica suele señalar ese versículo, y algunos más del
final, como desarrollos posteriores, a la predicación de Sofonías,
es decir, no pertenecientes al plan original del libro.
De
todos modos, los versículos allí están, indisolublemente unidos al
resto, y si la tradición posterior los colocó allí, es
precisamente porque se percibía, que en la predicación de Sofonías
estaba contenida (aun de manera casi invisible) la voluntad salvífica
universal de Yahvé.
Aunque el NT apenas lo cita (Mt 13,41
podría ser una cita implícita de Sofonías), el libro tiene mucha
presencia en la liturgia, sobre todo, luego de la ampliación de las
lecturas bíblicas, con la reforma litúrgica del Concilio vaticano
II, tanto poemas de consuelo (2,3;3,12-13 y 3,14-18a) como una
invectiva contra la ciudad pecadora (3,1-2.9-13) se leen en la misa,
y dos largas secciones (del capítulo 1 y del 3) forman parte del
Oficio de Lecturas en la semana XXI del Tiempo Ordinario; la hermosa
pequeña lectura de So 3,14.15b referida a Jerusalén como «Hija de
Sión» ha sido «apropiada simbólicamente» (como casi todos los
textos bíblicos referidos a Jerusalén) para exaltar la figura de la
Santísima Virgen, y se lee en distintos momentos del año
litúrgico.
-----------------------------------------------------------------
Sofonías,
contemporáneo de Habacuc, descendiente directo, según parece
decirlo él mismo, del santo rey Ezequías (cfr. 1, 1), profetizó
durante el reinado de Josías (638-608), probablemente antes o en el
curso de la reforma del culto que llevó a cabo este otro santo
rey.
El profeta se dirige, contra la idolatría y la
injusticia reinantes en Judá, no obstante el aparente despertar de
la piedad, traída por aquella reforma, y anunciaba, como Habacu, la
próxima desolación del país por los enemigos. Luego vaticina
contra los pueblos paganos, en primer lugar los filisteos y asirios,
y termina, como casi todos los Profetas, prediciendo la salud
mesiánica, con palabras que denotan, un asombroso amor de Dios por
Israel.
La Iglesia celebra la memoria de Sofonías( el 3 de
diciembre), como lo hace con los demás Profetas, y grandes santos
del Antiguo Testamento. Así los llama Croisset, quien presenta, por
ejemplo, sólo en el santoral de julio: el día 1°, a Aarón; el 4 a
Oseas y Ageo; el 6, a Isaías; el 13 a Joel y Esdras; el 20 a Elías;
el 21, a Daniel, etc.
Sin embargo, ninguno de ellos, fuera de Elías y los siete hermanos Macabeos y su madre (1° agosto), tiene Misa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario