25 De Diciembre de 2023
Beata María de los Apóstoles von Wüllenweber
Virgen y fundadora
(1833 - 1907)
En
Roma, beata María de los Apóstoles (María Teresa) von Wüllenweber,
virgen, alemana de origen, que inflamada por el ardor misionero,
fundó el Instituto de Hermanas del Divino Salvador, en Tivoli,
población del Lacio.
Teresa von Wüllenweber nació un 19 de
febrero de 1833, en el seno de una noble familia alemana, en concreto
en el castillo de Myllendonk, no lejos de la ciudad de Colonia. Fue
la primera de cinco hermanas, y creció en un hogar devoto, y lleno
de vida y amor, recibiendo una notable educación, como le
correspondía por su nobleza.
Poseía desde temprana edad, una
inclinación a la vida apostólica, y en concreto a la actividad
misionera, y toda su vida fue una continua búsqueda y maduración,
de este ímpetu/vocación, pero en aquel tiempo, no existía una
orden femenina donde ella pudiera tener una experiencia misionera.
En 1875 conoció al Obispo Raimondi -Vicario Apostólico de
Hong Kong- quién, viendo su gran espíritu misionero, le animó a
establecer una nueva fundación misionera. Pero no era el tiempo
adecuado, el «Kulturkampf», una legislación anticatólica,
había prohibido entre otras cosas, el establecimiento de nuevas
comunidades religiosas en Alemania.
Sin embargo Teresa emitió
ese mismo año, un voto privado de que su vida y sus bienes, serían
dedicados enteramente, para el bien de las misiones y de la Iglesia.
En esos días, plasmaba su celo y entusiasmo misionero, en un poema
titulado «Impulso».
Teresa rondaba ya los 50, y no
había encontrado lo que buscaba. Sin embargo, todo esto cambió el
12 de abril de 1882, cuando por casualidad (si existe la casualidad)
cayó en sus manos el «Kölnische Volkszeitung», en el que
se anunciaba la publicación misionera de los salvatorianos «Der
Missionär».
Ahí leyó que el objetivo de esta nueva
sociedad, era difundir y defender la fe católica, mediante todos los
medios y maneras posibles, en casa y en las misiones. Inmediatamente
se puso en contacto con el P. Lüthen en Munich, y luego ya todo fue
muy deprisa.
El 4 de julio se encuentra con el P. Jordan, que
sólo 6 meses antes (el 8 de diciembre de 1881) había fundado a los
Salvatorianos, y ambos descubren, tener la misma vocación y carisma,
por la misión y el trabajo apostólico, y que la mano de la Divina
Providencia les había unido.
Teresa quedó sorprendida por
la persona del Fundador: «¡Se quedó con nosotras 3 días!
Difícilmente podría aguardarme una alegría más grande. Me dio la
impresión de un ferviente y verdadero apóstol. Me pareció un santo
mandado por Dios mismo».
El resultado de este mutuo
sentir, y una vez superadas, un sin fin de dificultades y pruebas,
fue la Fundación en Tívoli (cerca de Roma), el 8 de diciembre de
1888, de la Congregación de las Hermanas del Divino Salvador. Teresa
en adelante sería María de los Apóstoles.
El 25 de marzo
de 1889, emitía públicamente sus votos perpetuos, y Jordan la
designó Superiora General. La Comunidad de las Salvatorianas, creció
rápidamente: En 1892 había 50 Hermanas en Tívoli, y el informe de
1900 habla de 120.
Si bien el deseo misionero de la Madre
María, no pudo ser realidad en su propia persona, pronto sí lo fue
en la Congregación, «su fuego fue prendiendo otros fuegos»:
En diciembre de 1890, las primeras 3 Hermanas acompañaban a 2 Padres
y 2 Hermanos a ASSAM / la India, para iniciar la Primera Misión
Salvatoriana.
Tres años después 5 Hermanas, iniciaron otro
proyecto misionero en Ecuador. Y en mayo de 1895, otras 3 Hermanas
iban a los Estados Unidos. Hoy 1.250 Hermanas trabajan en 30 países,
repartidos por los 5 Continentes.
El 25 de diciembre de 1907,
a medianoche, durante la celebración de la liturgia de Navidad,
Madre María se fue de Roma al Cielo. Pasado un corto tiempo, y desde
fuera de la comunidad, fueron llegando reconocimientos de su
santidad. La devoción hacia ella crecía.
El Papa Pablo VI,
beatificó a la Madre María de los Apóstoles, el 13 de Octubre de
1968, destacando durante su homilía «su espíritu misionero, en
un tiempo en que no había mujeres misioneras». El gran amor de
la Madre María por las misiones, y su espíritu apostólico, siguen
encendiendo hoy los corazones, de muchas mujeres y hombres
salvatorianos alrededor del mundo.
Fernando López, SDS en
Amsala, revista de la Asociación Misionera Salvatoriana para
Latinoamérica, nº 47, abril de 2008, pp 16-17.
Fuente: Congregación
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