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De Diciembre de 2023
Santa Wivina de Brabante
Abadesa
(1103
- 1168)
Cerca
de Bruselas, en Brabante, de la Lotaringia, Santa Wivina, primera
abadesa del monasterio, de la beata María de Grand-Bigard.
Casi
todo lo que se cuenta de santa Vivina, conviene igualmente a otras
religiosas santas de la Edad Media. Wivina era una flamenca, que
había recibido buena educación. A eso de los 23 años, decidió
abandonar el mundo y la casa de su padre.
Tenía por entonces
varios pretendientes, entre los que se distinguía un joven noble,
llamado Ricardo, a quien los padres de Wivina veían con buenos ojos.
Cuando Ricardo, que estaba profundamente enamorado de Vivina, se
enteró de que ella no estaba dispuesta a casarse, cayó gravemente
enfermo, con peligro de su vida. Sintiéndose responsable de aquella
enfermedad, la joven oró y ayunó por él, hasta que recobró la
salud, en forma aparentemente
milagrosa.
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A
los veintitrés años, Wivina abandonó la casa paterna furtivamente,
llevándose un salterio. Con otra compañera, construyó una ermita
con ramas, cerca de Bruselas, en el bosque de Grand-Bigard
(Groot-Bijgaarden). Pero las gentes de la ciudad, movidas por la
curiosidad, acudían a verla, y no la dejaban en paz.
El
conde Godofredo de Brabante, le ofreció tierras y dinero, para que
fundara un monasterio, y la santa aceptó de buen grado. Wivina y su
comunidad, se pusieron bajo la dirección del abad de Afflighem.
Dicho monasterio, que todavía existe, se hallaba situado cerca de
Alost, y estaba entonces poblado de monjes «que más bien
parecían ángeles que hombres», según el testimonio de san
Bernardo.
Bajo tales auspicios, el convento de Grand-Bigard
empezó a prosperar, aunque la abadesa tuvo que hacer frente a muchas
dificultades; en efecto, algunas de sus súbditas, juzgaban que no
era bastante discreta, sobre todo en cuestión de penitencia, y no
supieron callarse su opinión.
Santa Vivina les advirtió que
se estaban dejando engañar por el demonio; pero tuvo que hacer un
milagro, para convencerlas de ello. Después de la muerte de santa
Vivina, el convento se convirtió en un sitio de peregrinación. Dios
obró numerosos milagros en el sepulcro de la santa; sus reliquias se
hallan actualmente en Nuestra Señora de Sablon, en Bruselas.
Los
bolandistas publicaron un relato legendario sobre la santa, en
«Anecdota J. Gielemans» (1895), pp. 57-59. Véase también Van
Ballaer, «Officium cum Missa» (1903).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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