6 De Abril de 2024
Beato Notkero Bálbulo
Monje poeta y
científico
(840 - 912)
Fue denominado por sus
contemporáneos «vaso del
Espíritu Santo»
En
el monasterio de San Gallo, en la región de Suabia, beato Notkero
Bálbulo, monje, que pasó casi toda la vida en este cenobio,
componiendo numerosas secuencias.
Grácil de cuerpo, pero no
de ánimo, tartamudo de voz pero no de espíritu, fue firme en todo
lo divino, paciente en lo adverso, manso para con todos, diligente en
la oración, en la lectura, en la meditación y en la
escritura.
Hubo varios monjes de la abadía de San Gallo
llamados Notkero, algunos de ellos muy conocidos, por lo que la «Vita
Notkeri», escrita probablemente en el siglo XIII, resulta
legendaria, porque, aunque pretende hablar de Notkero Balbulo,
confunde unos con otros.
Sin embargo, su figura, noticias y
obras literarias son bien conocidas, a través de otras fuentes
verídicas, documentos y manuscritos suyos, que se conservan hasta
hoy, en la biblioteca del antiguo monasterio.
Notkero nació
en el 840 en Heligan, Zurich. De niño, era burlado por sus
compañeros de escuela, a causa de un defecto de la palabra, o por la
falta de algún diente; él mismo, ya de grande, se aplicó el
sobrenombre de «Balbulus», es decir, balbuciente.
Excelente estudiante, ingresó de joven, en la célebre
abadía benedictina de San Gallo, fundada por el monje irlandés San
Gallo en el siglo VII, en torno a la cual, surgió después la ciudad
homónima, capital del cantón suizo del mismo nombre.
Llegó
a ser un monje y sacerdote ejemplar, excelente poeta, músico y
maestro, y a la vez modelo de modestia. Fue director de la célebre
escuela literaria y artística, que entre los siglos X y XIII, hizo
famosa a la abadía. Fue denominado por sus contemporáneos «vaso
del Espíritu Santo», y la moderna historia de la
literatura lo recuerda como Notkero el poeta.
Con el auxilio
de sus cohermanos, Ratperto y Tuotilo, dio a la abadía gloria
científica, artística y litúrgica, preparando a sus discípulos,
para los más altos encargos en la Iglesia y en el estado, como por
ejemplo Salomón, que fue obispo de Constanza, o Waldo, que lo fue de
Frisinga, y los dos fueron también capellanes reales.
Escribió
su obra fundamental, las «Secuencias litúrgicas» (unas cuarenta),
reunidas en el «Liber Hymnorum», dedicado en el 884, al obispo
Liutvaldo de Vercelli, y compuestas para la misa solemne, de las más
importantes fiestas litúrgicas del año.
Muchas de esas
«secuencias», fueron cantadas en toda Europa hasta el siglo XVI.
Músico de valor, se cuenta que compuso un himno, inspirándose en la
rotación de una rueda de molino (por ello se lo suele representar
absorto al lado de tal mecanismo).
No fue él mismo el
creador de la forma poética de la secuencia, pero sí quien la
desarrolló, perfeccionó y difundió, adoptando la regla de «a
cada nota musical una sílaba», que permitía memorizar con más
facilidad la melodía (que en aquella época no había todavía forma
de fijar por escrito).
Notkero fue también autor de un
Martirologio, basado en el de Adón, de obras históricas
(especialmente las «Gestas de Carlomagno»), y poesías
ocasionales, en las que expresa su jovial carácter.
Murió en
San Gallo el 6 de abril del 912, y fue venerado en su monasterio como
copatrono, durante todo el medioevo. En el siglo XVI, el papa Julio
II encargó al obispo Hugo de Constanza, de recopilar los milagros
del monje poeta, y lo proclamó beato en 1513.
Desaparecida
la abadía en 1805, la diócesis de San Gallo, lo elevó a patrono
secundario, celebrando su fiesta el 6 de abril; aunque desde 1963 se
celebra el 7 de mayo, fecha de la traslación de las reliquias a la
catedral, realizada en 1537.
Aunque no fue abad, en la
iconografía se lo representa con un báculo abacial, porque la
leyenda narra, que ahuyentó al demonio, que se le había aparecido
en la forma de un perro feroz, apaleándolo con el báculo de San
Columbano.
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