jueves, 18 de abril de 2024

 18 De Abril de 2024

Beata María de la Encarnación
Religiosa Carmelita
(1545-1618)


Religiosa. Fundadora de los Carmelitas en Francia. Madre y esposa ejemplar, quien debió enfrentar la tormenta desatada, por la irrupción del Protestantismo en Francia, con la posterior contienda europea, de la guerra de los treinta años.

Se llamó en el siglo Bárbara Avrillot, y fue hija de los nobles Nicolás, señor de Champalsteurs, y de María L'Huiller, muy buenos cristianos, que al no tener descendencia, prometieron consagrarlo al Señor, si les daba fruto de su matrimonio.

Éste llegó, el 1 de febrero de 1566, y la consagraron al Señor y a la Virgen María, vistiéndola de blanco, hasta la edad de siete años. Desde esa fecha, vivió interna entre las Hermanas Menores, llamando la atención, por su sencillez y piedad.

Cuando salió del convento, a los catorce años, aunque ella hubiera querido consagrarse al Señor en la vida religiosa, sus padres la encaminaron hacia el matrimonio, y a los dieciséis años, se casó con el vizconde Pedro Acarie, al que amó y sirvió con toda su alma, como correspondía a una fidelísima esposa. El Señor les concedió seis hijos, que educaron cristianamente.

Al salir del convento como interna, sus padres pusieron a su servicio, a una joven, Andrea Levoiz, que era una maravilla por su gran piedad, honradez y caridad para con todos. Andrea y Bárbara, criada y señora, viven íntimamente unidas en el camino de la santidad.

Se ayudan en su vida interior, y ambas corren parejas hacia la meta. Andrea ayuda en la educación de los hijos, de su señora y amiga, tres de los cuales se consagrarán al Señor, en el mismo género de vida, que lo hará su misma madre, cuando se vea libre de las ataduras del mundo.

Todo parecía caminar viento en popa, cuando vino a visitarle la prueba. Los enemigos de la Iglesia la atacan sin piedad. La herejía protestante, se extiende cada día por Francia.

El rey Enrique IV, destierra al esposo de Bárbara, y ella le sigue a todas partes. Es objeto de calumnias e ingratitudes, pero todo lo soporta con valentía de espíritu. A todos perdona; Bárbara sostiene y ayuda a su marido, en esta dura lucha. Ella misma es ayudada por su primo, el famoso cardenal Pedro de Bérulle, y por el mismo San Francisco de Sales.

Pasada la tormenta, se extiende por toda Francia, la noticia de las Carmelitas reformadas por Santa Teresa, y se leen las maravillosas Obras, de esta gran santa castellana. Es por el 1601. Bárbara lee sus obras, y el Señor va obrando maravillas en su alma.

Pide consejo, ora mucho y se decide. Ella va a arreglar todas las cosas, para que estas santas mujeres, las hijas de Teresa de Jesús, puedan venir a fundar también a Francia. Así obtiene el permiso del Papa Clemente VIII, el 13 de noviembre de 1603, por el decreto In supremo, para que sea una realidad, lo que sucede el 29 de agosto de 1604 que llegaban de España, las seis primeras carmelitas descalzas, al frente de las cuales, iba Ana de Jesús, y la conversa Beata Ana de San Bartolomé. A esta primera fundación de París, seguirían otras, hechas también por nuestra Beata.

Mientras, Bárbara sigue entregada a sus obras de caridad, de piedad y de maceración de su cuerpo, hasta que el 1616, muere su marido, sin que ella durante su enfermedad, le dejara ni un instante. Fue verdaderamente un modelo de esposa y de madre.

Rotas las ataduras que la ligaban al mundo, sólo ansía entregarse ya al Señor, en la vida religiosa. Podía hacerlo en los conventos que ella había fundado, y donde sabía que tendría muchos deudos, pero quiso elegir el más pobre y más lejano, el de Amiens, al que solicitó, con gran humildad, que la recibieran como hermana de Obediencia.

Se entregó de lleno a la vida de oración, penitencia y servicio, en los trabajos más humildes. Recibió muchas gracias del cielo, y también hubo de sufrir, no pocas incomprensiones y enfermedades, que llevó con gran paz y hasta con alegría. Llena de paz, y con muchos consuelos del cielo, expiró el 18 de Abril de 1618.

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