4 De Abril de 2024
San Cayetano Catanoso
Presbítero y
fundador
(1879 - 1963)
En
Reggio Calabria, en Italia, San Cayetano Catanoso, presbítero, que
instituyó la Congregación de Hermanas Verónicas de la Santa Faz,
para alivio de los pobres y abandonados.
Nació en Chorio di
San Lorenzo, archidiócesis de Reggio Calabria, en una familia de
agricultores, profundamente cristianos, el 14 de febrero de 1879. Ese
mismo día fue bautizado, y en 1882 recibió el sacramento de la
Confirmación.
A los diez años, sintió la vocación al
sacerdocio, y entró en el seminario arzobispal de Reggio. Fue
ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1902. Durante dos años,
fue prefecto de disciplina en el seminario.
Luego, en 1904,
fue nombrado párroco en una aldea, donde reinaba la pobreza, el
analfabetismo y la ignorancia religiosa. Allí compartió las
privaciones y sufrimientos de la gente. Fue celoso en el anuncio de
la palabra de Dios, y en la enseñanza de la doctrina cristiana,
edificante en la celebración de los misterios divinos, asiduo en el
ministerio de la Confesión, generoso con las familias necesitadas, y
solícito con los enfermos. Para los jóvenes, que no podían
frecuentar las escuelas públicas, abrió una escuela vespertina
gratuita, en la que él era el maestro.
Colaboraba con los
párrocos de las aldeas vecinas, en la predicación y en la
administración del sacramento de la Penitencia. Era muy devoto de la
santa faz de Cristo, y difundió con celo esa devoción entre el
pueblo, implicando a sacerdotes y laicos, en el apostolado de la
reparación por los pecados, especialmente de la blasfemia, y la
profanación de las fiestas religiosas.
Con feliz intuición,
unió esta devoción a la piedad eucarística: el rostro real de
Cristo, lo encontramos en la Eucaristía, donde se oculta, bajo el
blanco velo de la Hostia. En 1918 fundó la Pía unión de la Santa
Faz.
Para ayudar a los jóvenes, que querían ser sacerdotes
pero no tenían recursos, instituyó la «Obra de los clérigos
pobres». Desde 1921 hasta 1940 fue párroco, en la ciudad de Reggio,
de la iglesia de Santa María de la Purificación.
Allí
desempeñó, una actividad aún más intensa y más amplia. Se
dedicaba en especial a la catequesis, las misiones populares, el
ministerio de la Confesión, la asistencia a los pobres, a los
enfermos y a los perseguidos, por asociaciones criminales.
Fomentaba con empeño el culto a la Eucaristía, y promovía
las vocaciones sacerdotales. Además, fue director espiritual en el
seminario arzobispal, capellán de hospitales, confesor en casas
religiosas y en cárceles, y canónigo penitenciario de la
catedral.
En 1934 fundó las religiosas Verónicas de la Santa
Faz, para propagar la devoción que constituía, el fulcro de su
espiritualidad, y para ayudar a los sacerdotes más necesitados, en
las parroquias más perdidas y abandonadas.
En 1953, la
congregación recibió la aprobación canónica. La misa celebrada
diariamente, y la adoración frecuente del Santísimo Sacramento,
fueron el alma de su sacerdocio, y el apoyo de su apostolado.
Cultivó una devoción filial a la Virgen María, que irradió
a sus religiosas y al pueblo fiel. Desde niño aprendió a rezar el
rosario todos los días, y lo siguió haciendo hasta su muerte.
Practicó el sacrificio, la mortificación y la penitencia.
Aceptó con paciencia las enfermedades, y la ceguera que lo afligió
en la última etapa de su vida. En 1929 se había ofrecido como
víctima al Corazón de Cristo, anhelando completar en su carne, lo
que faltaba a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo, que
es la Iglesia.
Se preparó con gran serenidad, al encuentro
definitivo con el Señor, que tuvo lugar el 4 de abril de 1963, en
Reggio, en la casa madre de la congregación que había fundado. Fue
beatificado por el Papa Juan Pablo II, el 4 de mayo de 1987, y
canonizado por SS Benedicto XVI el 23 de octubre de 2005 en Plaza de
San Pedro.
Fuente: Vaticano
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