8
de mayo
BEATO
LUIS RABATA
Carmelita.
Confesor (+ 1490)
La
iconografía suele pintar, o esculpir a nuestro beato de pie, y con
una palma en la mano, y en la frente clavada una flecha, que le causó
la muerte.
Nació
en Erice (Trápani-Italia), en el año 1443. No sabemos muchas cosas
de su nacimiento, niñez y juventud. Dicen los Procesos de su
Beatificación, de los años 1533 y 1573, que sus padres eran muy
buenos cristianos, y de humilde posición.
Educaron
a Luis, y a todos sus demás hijos, en el santo temor de Dios. Sobre
todo su santa madre, influyó en su alma, inspirándole una tierna
devoción, a Jesús Eucaristía, y a la Virgen María. Fueron
siempre estas dos devociones, las que mayormente vivió y desplegó,
en su celo sacerdotal.
De
muy tierna edad, ingresó en la Orden del Carmen, en el convento de
la Anunciación de Trápani. Hizo su noviciado, con grandes anhelos
de perfección, entregándose más tarde por su profesión, al
servicio de Dios, con admirable generosidad. Allí permanecían
vivos, los ejemplos maravillosos de San Alberto, que como él, había
abrazado, siendo aún muy niño, la vida religiosa, y que había
gozado de tiernas apariciones del Jesús Niño.
El
joven Luis, procuró imitar las virtudes de este gran Santo, y a
decir de sus superiores y compañeros, parecía un doble del Santo,
tal como había llegado hasta ellos, la historia de su vida.
Su
humildad sufrió una dura prueba, cuando los superiores le mandaron,
a que se ordenara de sacerdote, pues en su anonadamiento, nunca se
juzgó digno de tan excelsa dignidad.
Una
vez ya sacerdote, le fue encargado por sus superiores, la misión de
predicar la palabra de Dios. El Fuego ardía en su corazón, y no se
daba descanso. Recorrió la mayor parte de los pueblos de Sicilia,
dejando en todos, destellos de santidad.
Ruidosas
conversiones, se realizaron por medio de su ardorosa palabra.
Los milagros le acompañaban, por todas partes. Muchos pecadores,
abandonaron sus caminos de perversión, y no pocos, incluso llegaron
a abrazar la vida religiosa.
Su
prudencia y santidad de vida, eran tan notorias, que los superiores
sometieron de nuevo su humildad a prueba, nombrándole prior del
convento de Randazzo, que era uno de los conventos llamados
"reformados", en los que se vivía con rigurosidad, en la
observancia regular: mortificación,
silencio, oración...
Luis
era modelo para todos sus hermanos, a pesar de que todos allí,
emulaban la más elevada virtud, y luchaban por cumplir con la máxima
fidelidad, la Regla carmelita.
Los
Procesos de canonización (1533 y 1573), documentan la santa vida de
nuestro Beato, como ferviente religioso, que supo conciliar los
deberes de una observancia impecable, con los de su amor al prójimo,
al que le obligaba su deber sacerdotal, siempre iluminado por la
caridad.
Al
ver tanta santidad en un humilde religioso, lleno de celo apostólico
contra el vicio, un hombre perverso, Antonio Cataluccio, aprovechando
la ocasión, de que el Beato volvía de su trabajo apostólico, le
arrojó una saeta a la cabeza, que lo dejó gravemente herido.
Malamente
pudo llegar a su convento, y aunque pidieron al Beato, que denunciara
al agresor, nunca quiso decirlo, sino que de
todo corazón lo perdonó, e hizo por él una oración especial.
Sufrió
durante algunos meses fuertes dolores, que no le impidieron dedicarse
a la más devota contemplación.
El
Señor le reveló su cercano fin, y el término de sus trabajos.
Recibidos los últimos sacramentos, sin perder la paz, y con total
conformidad a la voluntad de Dios, exhaló su último suspiro, el 8
de mayo de 1490.
El
papa Gregorio XVI, en el año 1842, aprobó su culto.
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, que suscitaste al Beato Luis Rabata,
entre las ovejas de tu rebaño, para dar testimonio de tu
Misericordia, haz que todos nosotros también lo imitemos, perdonando
a quienes nos hayan ofendido, o calumniado. A Tí Señor, que nos
ordenaste perdonar setenta veces siete, todas las ofensas que
recibamos, y así darte gloria aquí en la Tierra. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario