jueves, 28 de mayo de 2020


28 de mayo

SAN GERMÁN, OBISPO DE PARÍS


Obispo († 576)

Gran parte de su vida, la conocemos por el testimonio de su colega, el obispo Fortunato, que asegura que estuvo adornado, del don de milagros.

San Germán nació en el año 469 en Autun, en la región de la Borgoña (Francia). Se hizo monje, y llegó a Abad, en el monasterio de San Sinforiano, cercano a su ciudad.

En el año 554, es nombrado obispo de París. Este ascenso no alteró sus austeridades, y siguió viviendo con la misma simplicidad y frugalidad, que cuando era monje. Es allí, donde comienza a manifestarse en Germán, el don de milagros, según el relato de Fortunato.

Por lo que cuenta su biógrafo, se había propuesto el santo abad, que ningún pobre que se acercara al convento a pedir, se fuera sin comida; un día reparte el pan reservado para los monjes, porque ya no había más; cuando brota la murmuración y la queja entre los frailes, que veían peligrar su ración, llegan al convento dos cargas de pan, y al día siguiente, dos carros llenos de comida, para las necesidades del monasterio. También se narra el milagro de haber apagado con un roción de agua bendita, el fuego del pajar lleno de heno, que amenazaba con arruinar el monasterio.

En su mesa, no faltaban nunca los más desfavorecidos, y los atendía en todo lo que podía. Su testimonio hizo que el rey de París, Childebert, abandonase su ambición, y se entregase enteramente a la piedad, reformando toda su corte. Este rey, entregó a nuestro santo tierras, en las que se construyó una iglesia, y un monasterio. El sucesor de este rey, también abandonó su vida licenciosa, por la acción de Germán.

Sin embargo, a la muerte de ese rey, París se dividió en tres partes, tantas como sucesores, y eran continuas las luchas, entre unas y otras. Germán hizo todo lo que pudo, para preservar la paz, pero estaban demasiado enquistados los resentimientos.

El buen obispo parisino murió octogenario, el 28 de mayo del año 576. Se lo enterró en la tumba, que se había mandado preparar para San Sinfroniano. El abad Lanfrido, traslada más tarde sus restos, estando presentes el rey Pipino, y su hijo Carlos, a San Vicente, y que después de la invasión de los normandos, se llamó ya San Germán. Hoy reposan allí mismo -y se veneran- en una urna de plata, que mandó hacer a los orfebres, el abad Guillermo, en el año 1408.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, concédeles a todos los Obispos del Mundo, el espíritu de caridad y desprendimiento, que le infundiste a San Germán, Obispo de París, y acrecienta la Fe y Devoción de Francia, en tu Santa Cruz y tu Divino Corazón. A Tí Señor, que descubriste tu Sagrado Corazón en Francia, a Santa Margarita María Alacoque. Amén.

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