lunes, 4 de mayo de 2020


4 de Mayo

San José María Rubio Peralta


Confesor

Sacerdote Jesuita, de los suburbios madrileños

(1864-1929)

Su Apostolado y Milagros, fueron conocidos en todo Madrid

Breve
José María Rubio, nació en Dalías, Almería, en 1864.

Ordenado sacerdote en Madrid, en el año 1887, ejerció el ministerio parroquial, en Chinchón y Estremeña, siendo más tarde, profesor del Seminario, y Notario de la Curia diocesana.

Ingresó en la Compañía de Jesús, a los 42 años, y después de cinco años de formación, se dedicó por entero a la predicación, la dirección espiritual, y el ministerio de la reconciliación.

Fue un verdadero padre para los pobres y abandonados, y formó a muchos apóstoles laicos. Murió en Aranjuez, en el año 1929, siendo beatificado por Juan Pablo II, el 6 de octubre de 1985, llamándole el «apóstol de Madrid».
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Anécdotas en vida del Santo
El padre Rubio fue un afamado confesor. Los madrileños, formaban largas colas, teniendo que esperar durante varias horas, para poder confesarse con el padre Rubio.

La visita a un moribundo:
Mientras confesaba, vino una señora, que le dio las señas de un hombre, a quien debía confesar pronto, pues se estaba muriendo. Aquella misma tarde, fue a confesar al moribundo. Las señas eran en un tercer piso, sin ascensor, teniendo que subir fatigosamente aquellas escaleras.

Llamó a la puerta, y preguntó por el caballero: “Soy yo” -le contestó el hombre al abrirle la puerta- “pero creo, que le deben haber gastado una broma, pues ya ve que estoy perfectamente bien de salud. ¡Vamos hombre!, pase a tomar algo, ya que ha tenido que subir tantos pisos”.

Entrando en el comedor, vio un retrato en la pared, mientras el supuesto moribundo, le servía un refresco. El padre Rubio afirmó, que aquella señora, fue quien le había enviado.

Ja, ja, ja,”-rió el supuesto moribundo - “Se debe haber fijado mal padre. Pues esa señora, es mi madre, y hace años, Dios se la llevó a su seno. Mire, de todos modos, ya que está aquí, me voy a confesar, porque hace muchos años, que no entro en una Iglesia, y así su viaje no habrá sido en balde”. Se confesó, y aquella misma noche, murió santamente.

La costurera:
Una costurera de Madrid, contó en confesión que su padre murciano, odiaba la fe en Dios, y consideraba la religión cristiana, un engañabobos y mentiras de curas. Ella tenía miedo, de la condenación eterna de su padre. -”No te preocupes, se salvará”, afirmó el padre Rubio.

Estando en unos ejercicios espirituales, predicando el padre Rubio, llegó tarde aquella costurera.

En ese instante, el padre Rubio, calló un momento en su discurso, y afirmó con voz potente. -"En este mismo momento, una de vosotras, acaba de recibir una gracia especialísima. Realmente muy, pero que muy grande. Dentro de unos días, sabrá de qué se trata, y quien de vosotras lo ha recibido. Aquella afortunada, debe agradecérselo a Nuestro Señor Jesucristo ".

Todas las mujeres que allí estaban presentes, tomaron nota de la hora y día, pues era ya famoso por esas profecías, que luego se cumplían. La costurera al cabo de unos días, se enteró de que su padre murciano, había muerto santamente, y que justo, en aquel momento, en que tales palabras pronunció el padre Rubio, estaba confesándose y recibiendo los últimos sacramentos.

La broma de carnaval:
Pero lo ocurrido el martes de Carnaval, de 1924 en Madrid, fue un asunto que corrió en la capital de España, de boca en boca, como la pólvora, por la notable muestra de Santidad del padre Rubio.

Estando unos amigos divirtiéndose, en una casa de prostitutas, decidieron hacerle una broma al padre Rubio.

- Que os parece, si uno de nosotros, se hace pasar por moribundo, le llamamos al padre Rubio, y cuando esté en la habitación, salta de la cama voceando el moribundo, mientras los demás, entramos con las chicas medio desnudas.

-Es una idea estupenda- Agregó uno- Incluso lo podemos mejorar. Mirad, como trabajo en un periódico, le podríamos sacar unas cuantas fotos, y publicarlas en mi columna.¡Os imaginaís el titular!: "el padre Rubio sale de putas en Carnaval". Ja, ja, ja

- Yo me haré pasar de moribundo- Dijo otro de los amigos presentes, mientras bebían.

- Pues iré a buscarle- afirmó el mejor vestido.

-Vale- añadió el periodista- Pues agarraré la cámara, y nos esconderemos con las chicas, para entrar cuando des una voz. Esto va a salir genial.

A la madrugada, un hombre bien trajeado, llamó al convento donde vivía el padre Rubio, suplicando confesión para un moribundo. Pese a la oposición del Superior, fue allí, acompañado de otro jesuita.

Llegó hasta la casa de prostitución, y entró en la habitación; casi al instante, salió enfadado el padre Rubio. - Me tendrían que haber llamado antes, porque ya murió- afirmó.

Ante el estupor de todos los presentes, comprobaron que realmente, no solo estaba muerto, sino también frío. Muchos ingresaron en religión, después de lo ocurrido. En todo Madrid, fue conocido el incidente, pero el padre Rubio, nunca le dio demasiada importancia a todo aquello.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, que suscitaste como insigne ministro de tu iglesia, a San José María Rubio Peralta, haz que su pureza, sea un aliciente para todos tus ministros y para todos nosotros, y así perseverar en el camino de la Santidad, llevando a muchas ovejas perdidas, a tu redil. A Tí Señor, que nos constituiste en un pueblo sacerdotal, siendo Tú mismo, Sumo Supremo Sacerdote. Amén.


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