domingo, 17 de mayo de 2020


17 de Mayo

San Pascual Bailón


San Pascual Bailón adorando la Eucaristía
Oleo, Bernardo López Piquer

Religioso Franciscano, 1540- 1592

Declarado Patrono de los Congresos Eucarísticos, y Asociaciones Eucarísticas


Breve
Sobresalió por su devoción a la Virgen, y por su amor a la Eucaristía. El amor de su vida, fué la Sagrada Eucaristía.

Entre los milagros que se le atribuyen, destacan la multiplicación del pan para los pobres, la curación de enfermos, el don de profecía, y el que narra cómo de una piedra, salió agua para unos pobres.

Declarado Patrono de los Congresos Eucarísticos, y Asociaciones Eucarísticas, por León XIII, por el breve apostólico Providentissimus, del 28 de noviembre de 1897.
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Hijo de humildes campesinos, Martín Bailón e Isabel Yubero, Pascual nació el 16 de mayo de 1540, en Torrehermosa, Aragón (España). Es el segundo de seis hermanos. Le llamaron Pascual, porque nació en la vigilia de Pentecostés. Desde los 7 hasta los 24 años, trabajó como pastor de ovejas.

Tal era su amor a la Eucaristía, que el dueño del rebaño, decía que el mejor regalo que podía ofrecerle al niño, era permitirle asistir algún día entre semana, a la Santa Misa.

Desde el campo donde pastoreaba, alcanzaba a ver el campanario de la iglesia del pueblo. De vez en cuando, se arrodillaba para adorar al Santísimo Sacramento, desde lejos.

Un día, mientras el sacerdote consagraba la Sagrada Eucaristía, otros pastores le oyeron gritar: "¡Ahí viene!, ¡allí está!". Cayó de rodillas. Había visto a Jesús, venir en aquel momento.

Se le apareció el Señor en varias ocasiones, en forma de viril - caja de cristal con un pequeño cerco de oro o dorado, que encerraba la hostia consagrada en la misa, y se coloca en la custodia para su exposición, o que guarda reliquias, y se coloca en un relicario - o de estrella luminosa.

Desde niño, hacía duras penitencias, como andar descalzo por caminos pedregosos. Cuando alguna oveja, pasaba al potrero del campo vecino, pagaba a éste de su escaso salario, por el pasto que la oveja se había comido.

Entra con los Franciscanos
A los 24 años, ingresó en el convento de los frailes menores (franciscanos), de Alvatera. Al principio, no lo aceptaron por su escasa instrucción. Apenas había aprendido a leer, para rezar el pequeño oficio de la Santísima Virgen María, que llevaba siempre mientras pastoreaba. Sus oraciones favoritas eran a Jesús Sacramentado, y a la Santísima Virgen.

Los franciscanos le asignaron oficios humildes. Fue portero, cocinero, mandadero y barrendero.

Su tiempo libre, lo dedicaba a la adoración Eucarística, de rodillas con los brazos en cruz. Por las noches pasaba horas, ante el Santísimo Sacramento. Continuaba su adoración, tarde en la noche, y por la madrugada, estaba en la capilla antes que los demás.

Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, lo inspiraba el Espíritu Santo. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento, como cuando ayudaba en la Misa, o cuando podía quedarse un rato orando, ante el Sagrario del altar. Al llegar a un pueblo, iba primero a la iglesia, y allí se quedaba por un buen tiempo de rodillas, adorando a Jesús Sacramentado.

En una ocasión, un hermano religioso se asomó por la ventana, y vio a Pascual danzando, ante una imagen de la Santísima Virgen, y le iba diciendo: "Señora: no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi danza campesina en tu honor". El religioso pudo ver, que el santo rebosaba de alegría.

Pascual compuso, bellas oraciones al Santísimo Sacramento. El Arzobispo San Luis de Rivera, al leerlas exclamó admirado: "Estas almas sencillas, sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas, valen poco, si se comparan con la sabiduría divina, que Dios concede a los humildes".

Le enviaron a París, a entregar una carta al general de la orden. En el camino defendió a la Eucaristía, frente a las herejías de un predicador calvinista, por lo que casi lo mata una turba de Hugonotes. Él se alegró, por haber tenido el honor de sufrir, por su fidelidad al Señor, y no se quejó.

Aunque Pascual apenas sabía leer y escribir, era capaz de expresarse con gran elocuencia, sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía. Tenía el don de la ciencia infusa. Sus maestros se quedaban asombrados, de la precisión con que respondía, a las más difíciles preguntas de teología.

Le dedicaron este verso:

De ciencia infusa dotado,
"siendo lego sois Doctor,
Profeta y Predicador,
Teólogo consumado... "

Se destacó por su humildad, y amor a los pobres y afligidos. Era famoso por sus milagros, y su don para llevar a las almas a Cristo. Martín Crespo relató, como el santo le había librado de su determinación, de vengarse de los asesinos de su padre. Habiendo escuchado el Viernes Santo, el sermón sobre la pasión, sus amigos le exhortaban a perdonar. Él se mantenía inamovible. Entonces Pascual, lo tomó del brazo, lo llevó a un lado, y le dijo: "Mi hijo, ¿No acabas de ver la representación de la pasión de Nuestro Señor?".

"Entonces -escribe Martín- con una mirada que penetró mi alma me dijo: "Por el amor de Jesús Crucificado, mi hijo, perdónalos".
"Si, Padre", contesté, bajando mi cabeza, y llorando. “"Por el amor de Dios, yo los perdono con todo mi corazón". Ya no me sentí la misma persona".

Cuando estaba moribundo, oyó una campana, y preguntó: "¿De qué se trata?". "Están en la elevación en la Santa Misa". "¡Ah qué hermoso momento!", y partió a los cielos, en aquel preciso momento. Era el 15 de Mayo de 1592, el Domingo de Pentecostés, en Villareal de los Infantes, España.

Durante su misa, tenían el ataúd descubierto, y en el momento de la doble elevación, los presentes vieron, que abrió y cerró por dos veces sus ojos. Su cuerpo, aun después de muerto, manifestó su amor a la Eucaristía.

Eran tantos los que querían despedirse de él, que lo tuvieron expuesto por tres días.

Hizo muchos milagros, después de su muerte.

Beatificado el 29 de Octubre de 1618 por el Papa Pablo V
Canonizado el 16 de Octubre de 1690, por el Papa Alejandro VIII

Declarado Patrono de los Congresos Eucarísticos, y Asociaciones Eucarísticas, por León XIII, por el breve apostólico Providentissimus, del 28 de noviembre de 1897.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, concédenos por los méritos e intercesión, del querido San Pascual Baylon, un inmenso amor por la Sagrada Eucaristía, un fervor muy grande, en nuestras frecuentes visitas al Santísimo, y una gran estima por la Santa Misa. A Tí Señor, que consagraste el Pan y el Vino, en tu Santísimo Cuerpo y tu Santísima Sangre, en la noche de la agonía. Amén.



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