martes, 19 de mayo de 2020


18 de Mayo

Santa María Josefa del Corazón de Jesús Sancho de Guerra


Religiosa (1842-1912)

Pónganse siempre de parte del que sufre

No quieran más, que lo que Dios quiera: que se haga la voluntad de Dios

El alma que más ama a Dios, es la que vive más contenta”


Breve
1) Gran amor a la Eucaristía, y al Sagrado Corazón de Jesús y María.
2) Profunda adoración al misterio de la Redención, e íntima participación, en el dolor de Cristo y a su Cruz.
3) Completa dedicación al servicio de los enfermos, en un contexto de espíritu contemplativo.
------------------------------------------------------------------------
María Josefa Sancho de Guerra, nació en España, en la ciudad de Vitoria, el 7 de septiembre de 1841. Sus padres eran muy cristianos, solo tuvieron dos hijas. María Josefa quiso ser monja, desde que era niña. A los 7 años, su padre Bernabé muere, y años más tarde, viaja a casa de una tía a Madrid, para estudiar.

A los 18 años, un acceso de tifus, impide que ingrese en la orden de las Concepcionistas, pero cinco años más tarde, ingresa con las Religiosas Siervas de María, dedicadas al ministerio de los enfermos. En esta congregación, se destaca por sus grandes cualidades, y capacidad de entrega, ante la epidemia del cólera, que azotó a España en 1865.

A pesar de su bondad y servicio, María Josefa, siente una inquietud en su alma, que le llama a una mayor oración, mayor unión con Dios, y mayor vida de comunidad.

Después de pedir asesoría a un santo sacerdote, el padre Antonio María Claret, se siente impulsada a iniciar una fundación nueva: Un instituto, donde las religiosas atendieran, las necesidades corporales y espirituales de los desvalidos, sin descuidar su vida comunitaria, y su santidad personal; un instituto donde la vida activa, se combinara con la contemplativa y comunitaria; un instituto de caridad, amor y sacrificio. Durante la guerra civil española, nace el Instituto de Siervas de Jesús de la Caridad.

El Instituto religioso que funda, con ayuda del sacerdote Don Mariano José de Ibargüengoitia, y otras cuatro religiosas, se dedica primeramente, a la asistencia de enfermos a domicilio, y más tarde se conjuga, con el cuidado de enfermos y ancianos en hospitales, centros y residencias. Funda también guarderías para niños, y asilos de ancianos.

Sus primeros años, es maestra de novicias, y durante toda su vida, lleva el cargo de Superiora General, por órdenes expresas de Roma. A las hermanas que se dirigían, a asistir a los enfermos, les solía decir: “No crean hermanas, que la asistencia consiste solo en dar las medicinas, y la alimentación del enfermo; hay otra clase de asistencia que nunca deben olvidar, y es la del corazón, procurando acomodarse a la persona que sufre, saliendo al encuentro de sus necesidades

Era muy devota de la Santísima Trinidad, del Sagrado Corazón de Jesús, de la Santísima Virgen, y del Patriarca San José. Del Corazón de Jesús, su principal devoción, recibió los sentimientos de bondad y de amor, para cuidar a los enfermos y necesitados.

Al morir en 1912, habiendo dedicado toda su vida, al cuidado de cuerpos y almas, y estando 14 años enferma, María Josefa del Corazón de Jesús, ya había expandido la congregación, dejando 40 casas en España y una en Chile, que sería la primera, de muchas otras en América.

La cruz y la dura prueba de la enfermedad, que la acompañó los últimos catorce años de su vida terrena, la supo transformar, en medio eficaz de purificación, y en altar de holocausto: “Los principales milagros de la Sierva de Jesús son: el padecer mucho por Cristo, y ser despreciada por su amor”. “Dios no quiere a su servicio, corazones ruines, sino valientes y generosos, dispuestos siempre a sufrir algo por su amor”.

El amor preferencial de la Iglesia, por los que sufren en el cuerpo, o en el espíritu, es el carisma que la Madre María Josefa, ha dejado a las Siervas de Jesús, y a cuantos quieran dedicar su vida, a enjugar las lágrimas de nuestros hermanos más necesitados”. (S.S Juan Pablo II, en la beatificación en Roma 1992).

Pónganse siempre de parte del que sufre

La oración es el alimento del alma, y la presencia de Dios bien llevada, es una oración no interrumpida

Nada consuela tanto al corazón, como los sufrimientos y privaciones, que ofrecemos a Dios, cuando se hacen solo por amor; el alma que más ama a Dios, es la que vive más contenta

No quieran más que lo que Dios quiera: que se haga la voluntad de Dios

Mi vida está en Dios, y es para Dios, no la deseo para nada más

Beatificada: 27 de septiembre de 1992 por S.S. Juan Pablo II
Canonizada: 1 de octubre de 2000 por su S.S. Juan Pablo II


Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que nos concedas, a imitación y por la Gracia de Santa María Josefa, un corazón amoroso y paciente, para atender a los ancianos y enfermos en nuestra familia, sabiendo dedicarle nuestro tiempo y sincero reconocimiento, por el trabajo ofrecido durante toda su vida. A Tí Señor, que nos advertiste, que el quiera salvar su Vida la perderá, y el que pierda su Vida por Tí, la salvará. Amén.


No hay comentarios:

Publicar un comentario