sábado, 7 de octubre de 2023

 7 De Octubre de 2023

Beato Martín Cid
Abad

(1137)


En el monasterio de Bellafuente, llamado después Valparaíso, en el reino de León, beato Martín, llamado Cid, que fundó este cenobio, y lo agregó a la Orden Cisterciense.

San Martín, decoroso ornamento de la reforma del Císter, nació en la Ciudad de Zamora, o en su territorio. De su infancia y juventud no tenemos noticias, sino que lo conocemos ya clérigo.

Y aunque la conducta que observaba Martín, no podia ser mas recta, como le llamaba Dios a un grado eminente, le inspiró ardientísimos deseos de vida mas retirada. Eligió así para su retiro, una espantosa cueva cerca de Paleas, pueblo del Obispado de Zamora, donde se entregó a los rigores de una penitencia sin límites.

Supo que la misma gruta, habia servido de abrigo a varios ladrones, y queriendo convertir la que fue morada de malhechores, en casa de edificacion, erigió en ella un famoso Hospital para refugio de los pobres, a quienes asistía con caridad, junto con algunos otros piadosos compañeros, que reunidos con el Santo, se ejercitaban a su ejemplo, en obras de misericordia.

Agradó mucho a Martín, la observancia del célebre Monasterio de Moreruela, que siendo de la Orden de San Benito, abrazó la reforma del Císter, y encendido en vivísimos deseos de profesar, en un instituto que merecia tantos elogios, de los hombres más eminentes, rogó al Obispo de Zamora, que interpusiese su autoridad con San Bernardo, Abad de Claraval, a fin de que enviase algunos Monjes a su Hospital, a establecer en él, la reforma del Císter, ofreciéndose Martín a abrazarla con todos sus compañeros.

Hizo el Obispo de Zamora, el empeño con San Bernardo, y condescendiendo éste, con las súplicas de aquel prelado, envió algunos Monjes de Claraval, para que estableciesen la nueva reforma en el Hospital de Martín.

Era preciso nombrar Superior de aquella comunidad, y conociendo todos, que en el venerable Fundador, concurrían todas las cualidades que exigía el cargo, le eligieron Abad, muy contra su voluntad, puesto que sus deseos, no eran otros que los de santificarse en las humillaciones.

Persuadido Martín que el Superior debe serlo tanto en las virtudes, como en la dignidad, se dedicó enteramente a que en sus acciones, viesen los súbditos lo mismo que persuadía con sus palabras.

Se esparció por toda la región la fama del insigne Abad, y edificado el Rey Don Alonso VII, de ver la penitente vida de Martín, le concedió las Villas de Cubo y de Cubeto, para que erigiese un nuevo monasterio, en honor de la Santísima Virgen, como consta por su Real Privilegio del año 1137.

Labró en efecto, el Siervo de Dios, el Monasterio conforme a la voluntad del Rey, el que se llamó de Santa María de Vellofonte, tomando esta denominación, de una fuente cristalina inmediata, y tambien se llamó de Paleas por estar junto a este Pueblo.

La gobernó Martín por espacio de quince años, y aunque no nos dicen los Escritores de sus Actas, las acciones expecíficas del insigne Abad, en todo este tiempo, todos convienen, en que condujo a un gran número de religiosos a la perfección.

Murió, «esclarecido en triunfos, y glorioso en milagros», el dia 7 de Octubre del año 1152. Depositaron los monjes el cuerpo, en el mismo Monasterio de Santa María de Vellofonte, y dignándose el Señor, hacer célebre el sepulcro de su siervo, con repetidos prodigios, se aumentó considerablemente su devocion.

Padecían los Monjes, muchos trabajos por las grandes incomidades que les causaba la desigualdad del temperamento del sitio, y condolido Fernando III, Rey de Castilla y de León, célebre por su piedad, trasladó aquella ilustre comunidad, al nuevo Monasterio que hizo construir a sus expensas ,en un sitio ameno, queriendo que se llamase en adelante, Val-paraíso, o bien por lo delicioso del lugar, o bien por la ventajosa proporcion, que ofrecía a la conversación de muchos santos, lo que consta por su Real Privilegio despachado en Ávila, a 2 de Noviembre de 1232.

Con este motivo se trasladó el cuerpo de san Martín a la capilla bajo su advocacion en el nuevo monasterio, en la que se mantuvo la gran veneración por espacio de trescientos ochenta y siete años, hasta que se hizo la última traslación de sus reliquias, el dia 7 de octubre de 1619, a un magnífico tabernáculo cerca del Altar mayor.

P. Juan Croisset, S.J. (Juan de Croiset, dice la portadilla), en redacción correspondiente de D. Juan Julián Caparrós, tomo II, pág 259 a 263, edición de 1797. El monasterio desapareció a fines del XIX. La traslación de los restos servía en la época, como signo de canonización, aunque propiamente hablando no hay del beato Martín, ni canonización formal, ni confirmación de culto.

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