29 De Octubre
Beata Madre María Berenice Duque
(1898-1993)
El
sábado 29 de octubre, a las 10 hs de la mañana hora de Colombia, en
la Catedral Metropolitana, de la Inmaculada Concepción de María de
Medellín, ante la presencia del cardenal Marcello Semeraro, Prefecto
del Dicasterio para las Causas de los Santos, como representante del
Papa Francisco, se celebró la ceremonia de beatificación, de la
Venerable Sierva de Dios, María Berenice Duque Hencker, fundadora,
entre otras, de la comunidad de las Hermanitas de La
Anunciación.
Tras el saludo y petición de beatificación,
pronunciada por monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de
Medellín, y una breve lectura de la biografía de la nueva beata, el
cardenal Semeraro, procedió a la lectura de la fórmula de
beatificación en latín.
Luego, mientras una procesión de
religiosas, de la Congregación de las Hermanitas de la Anunciación,
fundada por la Madre Berenice, acompañadas por sacerdotes y laicos,
portadores de la reliquia de la nueva beata hasta el Altar, se develó
la imagen de la beata, que fue aplaudida por la multitud de fieles
congregados en la catedral.
Madre María Berenice o Madre
María Berenice Duque fue una religiosa, teóloga católica
colombiana, y la fundadora de la Congregación de las Hermanitas de
la Anunciación, de los "Misioneros de la Anunciación", y
de las "Franciscanas Misioneras de Jesús y María".
María
Berenice nació en Salamina, en el entonces "super-departamento"
de Antioquia, (hoy departamento de Caldas). Era hija de Antonio José
Duque Botero, y Ana Berenice Hencker Richter. Fue bautizada el 16 de
agosto de 1898, en la Parroquia de la Inmaculada Concepción, en
Salamina.
El 31 de octubre de 1902, recibe el Sacramento de la
Confirmación, de manos de Monseñor Hoyos, y el 7 de septiembre de
1907, hizo su Primera Comunión. Fue de gran emoción, porque su
sueño era recibir a Jesús en su corazón, consciente de lo que
aquel misterio de amor ilimitado encierra: “La realidad de Jesús
estaba en la Hostia, y la alegría de poderlo recibir muchas veces,
me dejó en el espíritu, una emoción de alegría que no sé
expresar. También un dolor, porque lo dejaban en las iglesias, solo
y encerrado todas las noches, lo cual me causa pena”.
La
posición de Madre María Berenice, es muy diáfana porque anuncia el
génesis de una nueva Congregación; piensa y actúa, de acuerdo a
las exigencias histórica de su tiempo, que constituye una voz para
los sin voz; fue capaz de denunciar viejas estructuras, y dar
respuesta, a ese grito de Dios en los pobres; se enfrenta a este
desafío, con audacia y prudencia de profeta, y crea la Escuela
Dominical, que más tarde sería la escuela doméstica, y finalmente
la Congregación de las Hermanitas de la Anunciación.
Madre
María Berenice, entró al noviciado de las Hermanas de la
Presentación de Bogotá, el 20 de diciembre de 1917. Tomó hábito
el 26 de julio, y profesó como religiosa, el 21 de noviembre de
1919. Fue maestra de la clase superior, en los Colegios de San Gil,
Ubaté, Rionegro, Manizales, Fredonia. Estuvo en el Noviciado también
como maestra, de noviembre de 1930 a 1936, y de abril de 1936 a enero
de 1945, en Sonsón.
Así pues, este pequeño grupo de doce
jóvenes, piadosas y deseosas de consagrarse a Dios en la vida
religiosa, pero que eran impedidas por su condición económica y
social, será el medio para afirmar definitivamente, el llamado del
Corazón de Jesús, en un elocuente y amoroso “Te lo pido todo”,
llamada que ella entendió, como una efusión de gracia y
misericordia del Dios, de la vida y de la historia, que siempre llama
para algo, y nunca para nada.- Lo asumió en su propia vida, que la
entregó gota a gota, como lámpara que se consume en el altar, un 25
de julio de 1993.
En el horizonte apostólico de Madre María
Berenice, aparece una preocupación, y es la urgencia de la
evangelización de las familias, que se cristaliza, no después de
haber superado indescriptibles dificultades, causadas por la pobreza,
la duda, la incomprensión, y la no aceptación de la obra. Se lanza
al apostolado en los hogares, que sería la primera jornada
evangelizadora, de las Hermanitas de la Anunciación.
Así,
con la aprobación de Monseñor García Benítez, Arzobispo de
Medellín, y Padre Co-fundador del Instituto, y el apoyo espiritual y
material de la Madre María Inés, Superiora de la Presentación, se
dio apertura a las primeras obras apostólicas, de las Hermanitas de
la Anunciación, al cuidado de los niños en los hogares de las
familias pudientes de Medellín.
Las primeras mensajeras,
comprendieron muy bien la palabra de Cristo: “La mies es mucha, y
los obreros pocos”. El apostolado en los hogares, era un gran
desafío que debían enfrentar con humildad, sencillez, abnegación,
sacrificio y donación total, en una actitud de amor y
reparación.
Sintiendo esa necesidad, por llegar al más
necesitado, la madre Berenice funda la Rama Misionera, de las
Hermanitas de la Anunciación (hoy conocidas como Hermanas Misioneras
Franciscanas de Jesús y de María) el 15 de agosto de 1957.
Consagradas al servicio de las familias, niños y jóvenes,
especialmente de la etnia negra, para llegar a esos lugares que nadie
quería llegar.
El 8 de diciembre de 1965, funda el Instituto
Domus Dei (hoy conocido como Instituto Religioso Clerical Misioneros
de la Anunciación). Sacerdotes y Hermanos Consagrados, al servicio
de los que sufren la marginación social; mostrando el Rostro
misericordioso de Dios.
Madre María Berenice, fiel al
espíritu de Jesús, siempre sostuvo que: “la palabra apostolado,
encierra en sí, algo que irradia fuerza, entusiasmo, alegría, vida
divina, y así deben comprenderla las Anunciatas, y vivirla
particularmente en los hogares, célula de la sociedad, principio de
vida, para aquellos que sean más tarde, los ministros de Cristo, y
de su Iglesia, los gobernantes de los pueblos, dirigentes de obras
religiosas santas, o madres, según el corazón de Cristo.
El
25 de julio de 1993, falleció tras de sufrir una larga enfermedad,
tras padecerla tiempo atrás. Su cuerpo reposa en la casa madre de la
orden en Medellín.
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