16 De Octubre de 2023
San Lulo de Maguncia
Obispo
En
el monasterio de Hersfeld, en la Franconia, de Germania, San Lulo,
obispo de Maguncia, que siendo compañero y colaborador de San
Bonifacio, en la misión de evangelizar, fue ordenado obispo por él,
para que fuese maestro de los presbíteros, doctor de la Regla para
los monjes, predicador fiel, y pastor para el pueblo cristiano.
San
Lulo era originario, del reino de los sajones del oeste, en
Inglaterra. Se educó en el monasterio de Malmesbury, donde recibió
el diaconado. Hacia los veinte años, sintiéndose llamado a las
misiones extranjeras, pasó a Alemania.
San Bonifacio, quien
según se dice, era pariente suyo, le acogió con gran gozo. Desde
entonces, San Lulo compartió con San Bonifacio los trabajos del
apostolado, y los sufrimientos de las persecuciones. San Bonifacio le
ordenó presbítero.
En el año 751, le envió a Roma, a
consultar al papa San Zacarías, acerca de ciertos asuntos, a los que
no quería referirse por carta. A su regreso, San Bonifacio le eligió
por sucesor suyo, y le hizo su coadjutor. Cuando San Bonifacio partió
a Frisia, en su última misión, San Lulo tomó a su cargo la sede de
Mainz (Maguncia).
Los historiadores suponen generalmente, que
la misión de San Lulo ante la Santa Sede, tenía por objeto obtener
la exención de la jurisdicción episcopal, para la abadía de Fulda,
fundada por San Bonifacio.
Siguiendo las instrucciones de su
maestro, San Lulo le sepultó allí, cosa que molestó mucho, a los
habitantes de Mainz y de Utrecht. San Lulo, en calidad de obispo de
Mainz, se negó a admitir la exención del monasterio de Fulda,
depuso al abad San Esturmio y le sustituyó por un discípulo suyo.
Pero el rey Pipino intervino, y reconoció la independencia
de Fulda; San Esturmio recuperó su cargo de abad, y san Lulo fundó
entonces el monasterio de Herzfeld. En los treinta años que duró su
gobierno de la diócesis, San Lulo dio muestras de ser un pastor
enérgico, y asistió a varios concilios en Francia y otros países.
Según
lo prueban las cartas que recibía de Roma, Francia e Inglaterra, el
santo tenía fama de ser muy sabio. Desgraciadamente no se conservan
respuestas; sólo nos quedan nueve cartas suyas, publicadas junto con
las de Bonifacio. El contenido es muy interesante.
En la
cuarta carta, se advierte la afición de San Lulo por adquirir libros
extranjeros; otras cartas prueban su fidelidad a sus amigos, su celo
pastoral y el empeño que tenía en que se observasen los cánones.
En una de las cartas, ordena que se celebren misas, oraciones
y ayunos «prescritos contra las tempestades» para que haga cesar
las lluvias que dañan la cosecha. En la misma carta, anuncia la
muerte del Papa, y manda que se dígan las oraciones acostumbradas.
En carta a San Lulo, Cutberto, abad de Wearmouth, refiere que
ha mandado celebrar noventa misas, por sus hermanos difuntos en
Alemania. En aquella época, existía la costumbre de comunicar, a
las diversas iglesias, los nombres de los difuntos, como lo
demuestran varias cartas de San Bonifacio, a sus hermanos de
Inglaterra, y una al abad de Monte Cassino. Hacia el fin de su vida,
Lulo se retiró a la abadía de Herzfeld, donde murió.
Acta
Sanctorum, oct., vol. VII, pte. 2; pero el mejor es el de la edición
de las obras de Lamberto hecha por Holder-Egger (1894), pp. 307-340.
Las cartas de San Lulo se encuentran en la edición de M. Tangl,
Bonifatiusbriefe. fuente: «Vidas de los santos de A. Butler»,
Herbert Thurston, SI
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