17 De Octubre de 2023
San Andrés Bessette
(1845 - 1937)
“Les
estoy enviando un santo”. Estas fueron las palabras del padre
André Provençal, quien conoció al joven Alfred Béssette, y
decidió presentarlo ante la congregación de la Santa Cruz en
Montreal. Luego, el entonces aspirante tomó el nombre de hermano
Andre.
El Papa Benedicto XVI lo canonizó, junto con otros
cinco beatos. Es el primer santo de esta congregación. Miles de
personas aún visitan su tumba, ubicada en "El santuario de San José",
el cual él mismo mandó construir, en el llamado Monte Royal,
ubicado en Montreal.
Su vicepostulador, ha dicho que los
fieles, “han manifestado por escrito, su deseo de que la Iglesia
reconociera, cuanto antes, la santidad del humilde amigo de los
pobres y los afligidos”.
Bessette nació en 1845, en una
población llamada Mont-Saint-Grégorie, ubicada a 40 kilómetros de
Montreal en Canadá, en el seno de una familia de clase obrera. El
pequeño, tenía tantas complicaciones de salud, por lo que sus
padres quisieron bautizarlo, el día mismo que nació, pensando que
no sobreviviría. Pero murió 91 años más tarde…
Quedó
huérfano de padre, cuando tenía 9 años, y de madre cuando tenía
12,por lo que tanto él, como sus 11 hermanos, quedaron bajo el
cuidado de su tía Rosalie Nadeau, y de su esposo Timothée.
“María
y José, se convirtieron en sus padres adoptivos”. indicó el
padre Lasciabell. “Este período, le permitió al hermano
Andre, consolidar fuertemente su relación con Dios, en lugar de
alejarse, por los lamentables acontecimientos de su vida”,
aseguró.
Tenía 20 años, cuando viajó a Estados Unidos,
junto con un grupo de inmigrantes, para trabajar en el sector
textil. En 1867, regresó a Canadá para realizar otras labores.
Y
fue cuando su párroco, quiso enviarlo a la congregación de la
Santa Cruz, donde inicialmente fue rechazado, por sus problemas de
salud, que continuaron a lo largo de su vida. Por ello, el obispo de
Montreal, monseñor Ignace Bourget, pidió que reconsideraran la
decisión, y Alfred fue aceptado en 1872.
El hermano
Bessette, fue designado como portero, del colegio de Nuestra Señora
de las Nieves, cerca de Montreal. También realizaba otros trabajos
ocasionales. Pero él quiso hacer de esta, una labor que fue más
allá de abrir la puerta: “Él recibía a los visitantes, y a
sus parientes. El prójimo se convirtió así, en una realidad
importante para el hermano Andre”, dijo su vicepostulador.
Su
vida espiritual, sus palabras sencillas, pero llenas de sentido,
hicieron que cada vez más gente, hablara del portero de aquel
colegio. Muchos enfermos iban a pedirle consuelo, oraciones y
consejos: “Él sabía que no se puede amar verdaderamente a
Dios, sin amar al prójimo, ni amar a los demás, sin reconocer
la presencia de Dios en ellos”, aseguró su vice postulador.
“Una
multitud diaria de enfermos, afligidos y pobres de todos los tipos,
de discapacitados, y de heridos por la vida, encontraban en él,
sentado en la portería del colegio, acogida, escucha, apoyo, y fe
en Dios”, dijo el papa Juan Pablo II durante la homilía de su
beatificación, en mayo de 1982. El hermano Bessette, a todos les
daba el mismo consejo: buscar la intercesión de San José, orar y
acudir a los sacramentos.
Él decía a los enfermos, que se
ungieran con el óleo de la lámpara, que había en una capilla, que
tenía el nombre de San José. Muchos fieles que lo hacían, quedaban
curados, a pesar de que médicamente, no tuvieran ninguna esperanza.
Algunos comenzaron a decir, que este religioso hacía milagros. Él
insistía que el responsable de estas curaciones era San José. Y por
ello, en 1904 tuvo la iniciativa de construir un santuario en su
honor.
El hermano Bessette, comenzó a reunir un número cada
vez más grande de seguidores, pero su vida provocó también,
algunas reacciones adversas. Entre ellos el doctor Josep Charette,
quien ridiculizaba sus actitudes.
Un día, su esposa tuvo una
fuerte hemorragia nasal que no podía detenerse de ningún modo. Ella
pidió ser llevada donde este religioso pero el médico se rehusó.
“¿Dices que me amas, y serías capaz de hacerme morir
desangrada?”, le dijo su mujer. Charette se dirigió donde Bessette
quien le respondió: “Doctor, regrese a casa que la hemorragia
se ha detenido”; y así fue.
En 1924, se culminó la
construcción del oratorio, dedicado al Santo Custodio: “El
hermano Andre, no fue sólo el constructor de un edificio de piedras,
sino de una comunidad cristiana viviente. Se convirtió en un notable
unificador “, señaló el padre Mario.
El hermano
Bessette murió en 1937. “Nunca traje al hermano André, una
persona enferma, sin que regresara contenta a su casa. Algunos eran
curados. Otros morían algún tiempo después, pero el Hermano Andre
los consolaba”, decía uno de sus amigos.
“Más de
un millón de personas, fueron a rendirle homenaje, a pesar de que
sus funerales, se celebraron con muy mal tiempo invernal. Y aún hoy,
más de dos millones y medio de peregrinos, y de visitadores, vienen
cada año al oratorio de San José, en el monte Royal”, señala
el padre Lasciabell.
“En una época difícil para la
Iglesia canadiense, los creyentes de este país, se alegran de
constatar, que Dios está entre ellos, y que esto manifiesta signos
inequívocos de su presencia”, concluye el vicepostulador del
padre Bessette.
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