lunes, 2 de octubre de 2023

 2 De Octubre de 2003

Beato Antonio Chevrier
(1826-1879)



Beatificado en Lyon el 3 de octubre de 1986, por el Papa San Juan Pablo II, la figura del Beato Antoine Chevrier, sigue siendo relevante hoy.

La noche de Navidad de 1856, el padre Antoine Chevrier, empezó su apostolado, primero comprando, en lo que otrora fuera un salón de baile, en el barrio pobre de La Guillotière, en Lyon.

Alli cumplió un viejo sueño: estar cerca de los niños, adolescente y familias, en situación difícil, para así ofrecerles la oportunidad, de conocer y amar a Jesús Dios, nuestro Señor.

Un verdadero discípulo de Jesús, Dios nuestro Señor, debe imitar las lecciones que nos dá en el Evangelio, solo así puede llegar a ser un verdadero Apóstol.

El padre estudiaba frecuentemente, y analizaba el Evangelio, pero sobre todo, estaba cerca de los pequeños de este mundo, y cuidaba la vida fraterna.

Este también, suele ser el mensaje del Papa Francisco, cuándo nos invita a esa salida, pero sobre todo, a las periferias existenciales. Porque los pobres, tienen mucho para enseñarnos. Esto es lo que vivió intensamente el Beato Antoine Chevrier.


DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LA ASOCIACIÓN DE SACERDOTES DEL PRADO


Sala del Consistorio
Sábado, 7 de abril de 2018

Queridos hermanos y hermanas:

Me complace daros la bienvenida, con motivo de vuestra peregrinación a Roma, como miembros de la familia del Prado, comprometidos a dar la vida, todos los días, siguiendo los pasos, y el ejemplo del Padre Antoine Chevrier, al servicio de los más pobres.

Este encuentro, me ofrece la oportunidad, de dar gracias al Señor, por el camino recorrido, desde la época en que vuestro beato fundador, conmovido por la indigencia de los más desheredados de su tiempo, decidió hacerse prójimo de ellos, para que pudieran conocer y amar a Jesucristo.

Desde entonces, la planta se ha desarrollado admirablemente: ahora formáis una hermosa familia de sacerdotes, de monjas y de laicas consagradas, distribuidos en varios países, habitados por el mismo amor de Jesús, que se hizo pobre entre los pobres, y por el mismo ardor de evangelizar.

Nuestra época, también conoce sus pobrezas, viejas y nuevas, materiales y espirituales, y son muchos, los que a nuestro alrededor experimentan el sufrimiento, las heridas, las miserias, y las angustias de todo tipo.

Muy a menudo, están lejos de la Iglesia, e ignoran por completo, la alegría y el consuelo que provienen del Evangelio. La misión que cumplir entre ellos, es inmensa y la Madre Iglesia, es feliz de poder contar, con el apoyo de los discípulos del Padre Chevrier.

Efectivamente, no puedo por menos que aprobar y alentar, la acción pastoral que lleváis a cabo, según el carisma propio de vuestros institutos, un carisma que me toca personalmente, y que está en el centro de la renovación misionera, a la que está llamada toda la Iglesia; por “la íntima conexión que existe, entre evangelización y promoción humana, que necesariamente debe expresarse, y desarrollarse en toda acción evangelizadora”. (Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, 178).

El santo Papa Juan Pablo II, con ocasión de la beatificación del Padre Chevrier, en 1986 en Lyon, os propuso diferentes orientaciones, que conocéis muy bien, para fortalecer vuestro dinamismo, y por mi parte, solo puedo renovarlas.

Para retomar solamente una, os pedía: "Hablad de Jesucristo con la misma intensidad de fe que el Padre Chevrier. [...] Los pobres tienen derecho, a que se les hable de Jesucristo. Tienen derecho al Evangelio, y a la totalidad del Evangelio "(Discurso al Instituto del Prado, 7 de octubre de 1986). De hecho, me gusta recordar, que la inmensa mayoría de los pobres, tiene una apertura particular a la fe; necesitan a Dios, y la falta de atención espiritual hacia ellos, constituye la peor discriminación: "La opción preferencial por los pobres, debe traducirse principalmente, en una atención religiosa privilegiada y prioritaria". (Evangelii gaudium, 200).

Queridos hermanos y hermanas, os invito a regresar continuamente, a la magnífica figura de vuestro fundador, a meditar sobre su vida, a pedir su intercesión. La experiencia espiritual, que vivió intensamente —una inmensa compasión por los pobres, la comprensión, y el compartir su sufrimiento, y al mismo tiempo, una contemplación del despojarse de Cristo, que se convirtió en uno de ellos— fue la fuente de su ardor apostólico. Y también lo será de vuestro dinamismo misionero.

Que el Espíritu Santo, os ilumine en los caminos que os llama a recorrer; os consuele frente a los desafíos, y las dificultades. Al confiar vuestros Institutos, y todos sus miembros, a la intercesión del Beato Antoine Chevrier, ruego a la Virgen María, que los mantenga bajo su protección materna, y os imparto de todo corazón, mi bendición apostólica.

Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 7 de abril de 2018.

© Copyright - Libreria Editrice Vaticana

No hay comentarios:

Publicar un comentario