14 De Octubre de 2023
San Calixto I
Papa y mártir
(200)
San
Calixto I, papa y mártir, que siendo diácono, después de un
destierro en la isla de Cerdeña, tuvo a su cuidado el cementerio de
la vía Apia, que lleva su nombre, donde dejó para la posteridad,
las memorias de mártires.
Elegido luego papa, promovió la
recta doctrina, y reconcilió benignamente a los apóstatas, para
terminar su intenso pontificado, con la gloria del martirio. En este
día, se conmemora su sepultura, en el cementerio de Calepodio, en la
vía Aurelia, en Roma.
Es una lastima, que casi todas las
noticias que poseemos sobre San Calixto I, procedan de un autor
hostil. Según la narración de San Hipólito, Calixto era un
esclavo. Su amo, un cristiano llamado Carpóforo, le confió la
administración de un banco, y el joven perdió el dinero que habían
depositado en él los cristianos.
Seguramente la pérdida, no
se debió a un robo, pues Hipólito no hubiera dejado de decírnoslo.
Como quiera que fuese, Calixto huyó de Roma; pero se le capturó en
Porto, donde se arrojó al mar, para escapar de sus perseguidores.
Los jueces le condenaron a sufrir la pena del molino, que era
una de las más crueles torturas, que se imponían a los esclavos;
sin embargo, sus acreedores lograron alcanzarle la libertad, con la
esperanza de recuperar así una parte de su dinero.
Poco
después, Calixto fue arrestado nuevamente, por causar desórdenes en
una sinagoga; la verdad era que Calixto, había ido a la sinagoga a
importunar a los judíos, para que le pagasen el dinero que le
debían. Los jueces le sentenciaron en esta ocasión, a trabajos
forzados en las minas de Cerdeña. Más tarde, todos los cristianos
que trabajaban en las minas, fueron puestos en libertad gracias a la
intercesión de Marcia, una de las amantes del emperador Cómodo.
Sin duda que esta narración, no carece de fundamento
histórico, pero hay que reconocer que Hipólito, presenta los hechos
en la peor forma posible, ya que, por ejemplo, afirma que cuando
Calixto se arrojó al mar en Porto, tenía intenciones de
suicidarse.
Cuando San Ceferino ascendió al pontificado,
hacia el año 199, nombró a Calixto, superintendente del cementerio
cristiano de la Vía Apia, que se llama actualmente cementerio de San
Calixto.
En una cripta especial de dicho cementerio, conocida
con el nombre de cripta papal, fueron sepultados todos los papas,
desde Ceferino hasta Eutiquiano, excepto Cornelio y Calixto I.
Se
dice que San Calixto ensanchó el cementerio, y suprimió los
terrenos privados; probablemente fue esa la primera propiedad que
poseyó la Iglesia. La certidumbre de la resurrección de la carne,
movió a los santos de todas las épocas, a tratar con respeto los
cadáveres.
En este aspecto, los primeros cristianos, eran
extraordinariamente cuidadosos. Juliano el Apóstata, en su carta a
un sacerdote pagano, afirmaba que, a su parecer, los cristianos
habían ganado terreno por tres motivos: «Su bondad y caridad con
los extraños, la diligencia que ponen en dar sepultura a los
muertos, y la dignidad de sus pompas fúnebres».
Pero
debe hacerse notar que los ritos fúnebres de los cristianos, no eran
ni de lejos tan pomposos como los de los paganos; en lo que los
aventajaban claramente, era en la gravedad y en el respeto religioso,
y ello procedía de la fe profunda en la resurrección de los
muertos.
San Calixto fue ordenado diácono por San Ceferino, y
llegó a ser su íntimo amigo y consejero, y a la muerte de éste,
San Calixto fue elegido por la mayoría del pueblo, y el clero de
Roma para sucederle. San Hipólito, que era el candidato de un
partido, atacó violentamente al nuevo Pontífice, por motivos
doctrinales y disciplinarios, en particular porque Calixto I,
basándose expresamente en el poder pontificio de atar y desatar,
admitió a la comunión a los asesinos, adúlteros y fornicadores,
que habían hecho penitencia pública.
Los rigoristas,
encabezados por San Hipólito, se quejaban de que San Calixto hubiese
determinado, que el hecho de cometer un pecado mortal, no era razón
suficiente para deponer a un obispo; que hubiese admitido a las
órdenes, a quienes se habían casado dos o tres veces, y que hubiese
reconocido la legitimidad de los matrimonios, entre las mujeres
libres y los esclavos, lo cual estaba prohibido por la ley civil.
Hipólito llama hereje a San Calixto, por haber procedido así
en esos puntos de disciplina, pero no ataca la integridad personal
del Pontífice. Así lo acusa San Hipólito en su Philosophoúmena:
«El impostor Calixto ... lo primero que inventó, fue autorizar a
los seres humanos, a entregarse a los placeres sensuales. Les dijo,
en efecto, que todos recibirían de él, el perdón de sus pecados.
Si algún cristiano, se ha dejado seducir por otro, si
lleva el título de cristiano, y cometiera cualquier transgresión,
dicen que el pecado no se le imputa, con tal que se apresure a
adherirse a la escuela de Calixto. Y muchas son las personas, que se
han beneficiado de esta disposición, sintiéndose agobiadas bajo el
peso de su conciencia, y habiendo sido rechazadas por muchas
sectas...» Como se ve, no faltaba munición gruesa.
De
hecho, Calixto tuvo el «privilegio» de ser el primer Papa, al que
se le opuso un antipapa, precisamente este Hipólito, que se coronó
papa, y siguió persistiendo en su cisma, durante dos pontificados
más, aunque finalmente se reconcilió luego con la Iglesia, y murió
mártir.
En realidad, San Calixto condenó al heresiarca
Sabelio, siendo así que San Hipólito, le acusaba de practicar una
forma velada de sabelianismo. San Calixto fue un gran defensor de la
sana doctrina, y de la disciplina. Chapman llega incluso a decir que,
si tuviésemos más datos sobre San Calixto I, le consideraríamos
tal vez como uno de los más grandes Pontífices de la
historia.
Aunque Calixto I no vivió en una época de
persecución, no faltan razones para creer, que fue martirizado
durante un levantamiento popular; sus «actas» afirman que fue
precipitado en un pozo, pero dicho documento no merece crédito
alguno.
San Calixto fue sepultado en la Vía Aurelia.
Probablemente, la actual capilla de San Calixto, in Trastevere se
yergue sobre las ruinas de otra, construida por nuestro santo en un
terreno, que Alejandro Severo adjudicó a los cristianos al fallarse
un pleito legal contra unos taberneros; el emperador declaró que los
ritos de cualquier religión eran preferibles, a los escándalos de
una taberna.
El Liber Pontificalis y las actas, (Acta
Sanctorum, oct., vol. VI), nos ofrecen muy pocos datos fidedignos
sobre este Pontífice. Sin embargo, hay una literatura muy
considerable sobre las actas del pontificado de San Calixto I.
Entre las obras más importantes citaremos las de Duchesne,
History of the Early Church, vol. I; A. d'Alés, L'édit de Calliste
(1913); y J. Galtier, en Revue d'histoire ecclésiastique, vol. XXIII
(1927) , pp. 465-488. Se encontrará una amplia bibliografía en la
obra de J. P. Kirsch, Kirchengeschichte, vol. I (1930), pp. 797-799.
Acerca de la sepultura y la catacumba de San Calixto, cf.
Comentario sobre el Martirologium Hieronymianum, pp. 555-556; y
Dictionnaire d'Archéologie chrétienne et de Liturgie,, vol. II, cc.
1657-1754. Artículo proveniente en su mayor parte de Butler, con
agregados de Quasten, Patrología, vol I.
Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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