viernes, 27 de octubre de 2023

 27 De Octubre de 2023

San Frumencio


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Frumencio es el nombre del primer obispo misionero de Etiopía, y su historia tiene mucho de increíble. Era un greco-sirio nacido en Tiro, Líbano.

En tiempos del emperador Constantino, un anciano preceptor, llamado «filósofo» por el historiador Rufino, regresaba a Tiro de un viaje a la India, siguiendo las costas de Africa.

Lo acompañaban dos jóvenes discípulos, Edesio y Frumencio. Durante una escala de la nave, en el puerto de Adulis, una banda de etíopes asaltó la embarcación, y mató a todos los pasajeros, menos a Edesio y Frumencio. Se cuenta que en el momento de la matanza, los dos muchachos se encontraban debajo de un árbol, dedicados a la lectura de un libro. Llevados como esclavos a la corte de Axum, se hicieron querer del rey, que los tuvo a su servicio: a Frumencio como secretario, y a Edesio como copero.

A la muerte del rey, mientras el heredero llegaba a su mayor edad, ejerció el poder la reina, que le había confiado a Frumencio, la educación de su joven hijo. Fue durante este período, cuando los dos, que habían establecido contactos, con los comerciantes greco-romanos, obtuvieron de la reina, el permiso para construir una iglesia cerca del puerto.

Este fue el primer germen de cristianismo, que se desarrolló rápidamente. Edesio y Frumencio, pidieron y obtuvieron, el permiso para regresar a la patria. Edesio fue a Tiro, en donde encontró a Rufino, el futuro historiador, a quien le narró su historia.

En cambio, Frumencio se fue para Alejandría de Egipto, a encontrar al grande obispo Atanasio, y proponerle que enviara a Etiopía a un obispo, y a un grupo de misioneros. Atanasio escuchó con vivo interés la narración, y luego resolvió consagrar obispo al mismo Frumencio, y volverlo a mandar a Etiopía con algunos misioneros.

Frumencio fue recibido cordialmente, por el amigo rey Ezana, que fue de los primeros en adherir al Evangelio, y con él casi todos sus súbditos. Frumencio, llamado por los etíopes «abba Salama», portador de luz, es considerado uno de los más grandes misioneros cristianos, y uno de los más afortunados sembradores de la buena noticia, si consideramos, la extraordinaria mies que produjo a través de los siglos, esa primera siembra, favorecida por el amor al estudio.

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