20 De Octubre de 2023
Santa
María Bertila Boscardin
Virgen
(1888 - 1922)
En
Treviso, en Italia, Santa María Bertila (Ana Francisca) Boscardin,
virgen de la Congregación, de las Hermanas de Santa Dorotea, de los
Sagrados Corazones, que en su trabajo en un hospital, se mostró
solícita, de la salud corporal y espiritual de los enfermos.
«La
fuerza del Sacramento de la Eucaristía, me alcanza siempre y en
todas partes, para que yo me comporte con responsabilidad... Porque
yo siento necesidad, de estar un rato con nuestro Señor.»
Santa
Bertilia siguió el «caminito espiritual» de santa Teresa
del Niño Jesús. Era una mujer de gran juicio práctico, y voluntad
muy firme, que se santificó, cumpliendo sencillamente su deber de
todos los días, a pesar de su mala salud, su reducida capacidad
intelectual, y su falta de iniciativa.
Nació en 1888, en
Brendola, entre Vicenza y Verona, en el seno de una pobre familia de
campesinos. Su nombre de pila era Ana Francisca, pero todos la
llamaban Anita.
El P. Emigdio Federici, su biógrafo, escribe
que Anita era una niña «tranquila y muy trabajadora, cuya
infancia no tuvo nada de pintoresco». Ángel Boscardin, el padre
de Anita, era un hombre muy celoso y dado a la bebida, de suerte que
los pleitos abundaban en su casa, según testificó él mismo, en el
proceso de beatificación de su hija.
Anita no podía asistir
regularmente a la escuela, pues desde pequeña, tuvo que trabajar en
el hogar, y ganar un poco de dinero, ayudando en casa de los vecinos.
Sus compañeros de juegos, la apodaban «la tontita». Probablemente
no les faltaba razón, ya que, cuando el P. Capovilla, párroco del
lugar, habló de la vocación religiosa de la niña con el arcipreste
Gresele, éste no pudo contener la risa. Sin embargo, como la
consideraba, por lo menos suficientemente inteligente para pelar
patatas, el P. Gresele habló de Anita a ciertas religiosas, quienes
se negaron a admitirla.
Como quiera que fuese, a los dieciséis
años, Anita ingresó en el convento de las Hermanas de Santa
Dorotea, en Vicenza y recibió el nombre de Bertilia, en honor de la
santa abadesa de Chelles.
La joven dijo a su maestra de
novicias: «Yo no sé hacer nada. Soy una inútil, una 'tontita'.
Enseñadme a ser santa». La hermana Bertilia, pasó un año
ayudando en la cocina, en la panadería, y en la lavandería.
Después, fue enviada a aprender las tareas de enfermera en
Treviso, donde las hermanas de Santa Dorotea, tenían a su cargo el
hospital municipal. Pero la superiora, prefirió emplearla como
ayudante de la cocinera. Anita no pudo salir de la cocina, hasta
después de su profesión.
En 1907, pasó a ayudar en el
pabellón de los niños diftéricos, y a partir de entonces, vivió
consagrada al cuidado de los enfermos. Pero, bien pronto, contrajo
una penosa enfermedad, que la atormentó durante los últimos doce
años de su vida. y la llevó finalmente al sepulcro, a pesar de las
intervenciones de los cirujanos.
A principios de 1915, el
hopital de Treviso, fue ocupado por las tropas. Dos años más tarde,
a raíz de la derrota de Caporetto, el ejércio italiano tuvo que
replegarse a Piave, y el hospital quedó en pleno frente de batalla.
Durante los bombardeos aéreos, en tanto que el terror
paralizaba a algunas de sus hermanas, santa Bertilia, no menos
asustada, se ocupaba en llevar café y vino de Marsala a los
enfermos, sin que sus quehaceres le impidieran, pasar las cuentas de
su rosario.
Bertilia y algunas de sus hermanas, fueron pronto
enviadas a un hospital militar de Viggiu, en las cercanías de Como.
El capellán, Pedro Savoldelli y el oficial, Mario Lameri, no
pudieron menos de admirar, la laboriosidad y la caridad de Bertilia.
En cambio, la superiora no supo apreciar las cualidades de su
súbdita, como había sucedido ya con otras superioras, y la
reprendía por trabajar exageradamente, y por estar demasiado apegada
a los enfermos. Finalmente, acabó por enviarla a la lavandería.
Bertilia trabajó allí sin una queja durante cuatro meses, hasta que
la madre general, una mujer extraordinaria que se llamaba Azelia
Farinea, comprendió la injusticia, y sacó a la santa de
Viggiu.
Después del armisticio, la hermana Bertilia retornó
al hospital de Treviso, donde se le confió el pabellón de
infecciosos para niños. La salud de la hermanita iba de mal en peor;
tres años más tarde, los médicos decidieron operarla. La operación
resultó fatal, y la hermana Bertilia, murió tres días después, el
20 de octubre de 1922.
En el primer aniversario de su muerte,
se puso en el Hospital de Treviso, una placa con la siguiente
inscripción: «A la hermana Bertilia Boscardin, alma escogida y
de bondad heroica, quien durante varios años alivió como un ángel,
el sufrimiento humano en este hospital ...»
El pueblo
empezó a acudir, a la tumba de la hermana Bertilia en Treviso. Sus
restos fueron más tarde, trasladados a Vicenza, donde Dios obró por
su intercesión muchas curaciones. Fue beatificada en 1952, en
presencia de algunos miembros de su familia, y de varios pacientes a
los que había asistido, y el papa Juan XXIII la canonizó el 11 de
mayo de 1961.
Véase F. Talvacchia, Suor Bertilla Boscardin
(1923) ; P. Savoldelli, Soavi rimembranze (1939) ; y E. Federici, La
b. M. Bertilla Boscardin (1952) . El autor de esta última obra
aprovechó los documentos del proceso de beatificación.
Fuente:
«Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
No hay comentarios:
Publicar un comentario