31 De Octubre de 2023
Beata Catalina Irigoyen Echegaray
(1848 - 1918)
La
sierva de Dios Sor Catalina Irigoyen Echegaray, que pasó los 37
últimos años de su vida en Madrid, en la congregación de las
Siervas de María, ministra de los enfermos, que había fundado una
madrileña, Santa María Soledad Torres Acosta, para dedicarse a la
atención de los enfermos, en sus propios domicilios.
Fue en
el seno de una familia de Pamplona, donde Sor Catalina vio la luz. Al
día siguiente de nacer, recibió el bautismo en la Catedral de
Pamplona, y desde entonces, no dejó de recibir abundantes gracias de
Dios.
A la esmerada educación cristiana de su familia, se
añadió la del colegio de las Madres dominicas. A los 12 años, hizo
su primera comunión, y este primer encuentro con Cristo, marcó su
vida, con un amor profundo a la Eucaristía, que será el fundamento
de su amor y entrega a los demás.
Cuando cumplió los 13
años, entró en la Asociación de Hijas de María, de la que
llegaría a ser presidenta. La devoción a la Virgen, y el deseo de
imitarla, la llevaría a practicar la caridad, visitando y ayudando a
los enfermos, tanto a los de su propia casa, una vez fallecidos sus
padres, como a los que estaban en el hospital.
En su misma
casa, organizó con otras jóvenes, un taller para confeccionar ropa,
a favor de los pobres y necesitados. El 31 de diciembre de 1881,
ingresa en Pamplona, en la congregación de las Siervas de María,
que habían abierto una residencia tres años antes.
En el
carisma de Santa Soledad Torres Acosta, encuentra el camino para
consagrarse totalmente a Dios. Meses más tarde, inicia en Madrid su
etapa de noviciado, que concluiría, en la Profesión Perpetua, el 15
de Julio de 1889. Nunca abandonaría Madrid, donde murió, a causa de
una tuberculosis ósea, en la casa madre de la Fundación, el 10 de
Octubre de 1918.
Su vida fue un testimonio sencillo y humilde,
de adoración a Dios y servicio a los enfermos. Su entrega
infatigable, a los enfermos y familias necesitadas, especialmente en
varias epidemias de cólera, viruela y tifus, dispuesta siempre a
sacrificarse por los demás, y confortar espiritual y materialmente a
los necesitados, hizo que mucha gente, pidiera su presencia para
aliviar sus sufrimientos.
Dentro de la misma comunidad,
sirvió con sencillez en servicios humildes, sin rechazar nada de lo
que se le pidiese. Al caer enferma, se entregó generosamente en las
manos del Señor, y mantuvo la paz y la alegría, de imitar a Jesús
como solía decir. En ella encontró el Señor, un alma entregada a
dejarse hacer por la gracia, y culminar su vida, unida al mismo
Cristo doliente, al que ella había servido en los enfermos.
La
Iglesia en Madrid, se alegra con el testimonio de esta religiosa
navarra, madrileña de adopción. Para nuestra Comunidad Diocesana,
este acontecimiento es una llamada, a vivir la santidad que hemos
recibido en el bautismo.
La vida de la nueva beata, muestra
que el camino del servicio a los demás, cumpliendo la obra de
misericordia, que Cristo nos recordó en sus palabras −«Estuve
enfermo y me visitasteis»− es un camino seguro, para practicar la
caridad, que es el núcleo de la santidad.
Este camino es
posible y llevadero, si transitamos por él, con la ayuda de la
oración diaria, la eucaristía, la devoción a la Virgen, y el
olvido de sí mismo. Es el camino de la fe, que se arraiga en
nuestros corazones, y nos edifica en la persona de Cristo. El camino
que ensancha nuestro corazón, para compadecer con los que más
sufren.
Gracias a Dios por la nueva beata, acción de gracias,
que va unida a la que la Iglesia diocesana de Madrid, dirige a la
congregación de las Siervas de María, que, con tanta solicitud, se
entregan al cuidado de los enfermos y donde la nueva beata halló el
camino seguro hacia la santidad. Que Dios bendiga a la congregación
con muchas y santas vocaciones para que el hombre doliente pueda
encontrar siempre a su lado, en su enfermedad o ancianidad, la mano
compasiva de Cristo que ha venido a compartir nuestra soledad, a
curar nuestra dolencias y a santificar nuestros sufrimientos.
Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela
No hay comentarios:
Publicar un comentario