jueves, 30 de abril de 2020


30 de abril

SAN PIO V, 225ª Papa


 (1566-1572)

"Si tú haces algo por la Virgen María, la Virgen hará mucho por ti"

"No fueron las técnicas, no fueron las armas, las que nos consiguieron la victoria. Fue la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de Dios", fue el mensaje de San Pío V, luego de la batalla de Lepanto, que marcó un punto de inflexión, en la historia de los tiempos modernos.

A Cristo le siguen más de cerca, aquellos que luchan por la verdad, hasta la muerte”.

Breve
Antonio Michele Ghislieri, nació cerca de Alejandría (Italia), en el año 1504. Ingresó en la Orden de los Dominicos, y fue profesor de teología.

Consagrado obispo, y elevado al cardenalato, fue finalmente elegido papa en el año 1566. Continuó con gran decisión, la reforma comenzada por el Concilio de Trento, y promovió la propagación de la fe y la liturgia.

Humilde y piadoso Papa. Propagador de la devoción a la Virgen María, como Auxiliadora de los Cristianos. Organizador de la defensa de Europa, contra el Imperio Otomano, en Lepanto.

Historia
Pío significa: el piadoso, que cumple bien sus deberes con Dios. Se llama Quinto, porque antes de él, hubo otros cuatro Pontífices, que llevaron el nombre de Pío.

Nació en un pueblo llamado Bosco, en Italia, en 1504. Sus padres eran muy piadosos, pero muy pobres. Aunque era un niño muy inteligente, tuvo hasta los 14 años, que dedicarse a cuidar ovejas en el campo, porque los papás, no tenían con qué costearle los estudios.

Pero la vida retirada, en la soledad del campo, le sirvió de mucho, para dedicarse a la piedad y a la meditación, y la gran pobreza de la familia, le fue muy útil, para adquirir gran fortaleza, y así poder soportar los sufrimientos de la vida. Más tarde, será también Pastor de toda la Iglesia.

Una familia rica, notó que su hijo Antonio, se comportaba mejor, desde que era amigo de nuestro santo, y entonces se dispuso a costearle los estudios, para que acompañara a Antonio, y le ayudara a ser mejor.

Y así pudo irse a estudiar, con los Padres Dominicos, y llegar a ser religioso de esa comunidad. Nunca olvidará el futuro Pontífice, este gran favor de tan generosa familia. En la comunidad, le fueron dando cargos de mucha importancia: Maestro de novicios, Superior de varios conventos. Y muy pronto el Sumo Pontífice, el Papa Pío IV, lo nombró obispo. Tenía especiales cualidades para gobernar.

Como el protestantismo, estaba invadiendo todas las regiones, y amenazaba con quitarle la verdadera fe, a muchísimos católicos, el Papa nombró a nuestro santo, como encargado de la asociación, que en Italia defendía a la verdadera religión.

Y él, viajando casi siempre a pie, y con gran pobreza, fue visitando pueblos y ciudades, previniendo a los católicos, contra los errores de los evangélicos y luteranos, y oponiéndose fuertemente, a todos los que querían atacar a nuestra religión.

Muchas veces, estuvo en peligro de ser asesinado, pero nunca se dejaba vencer por el temor. Con los de buena voluntad, era sumamente bondadoso y generoso, pero para con los herejes, demostraba su gran ciencia, y sus dotes oratorias, y los iba confundiendo y alejando, de los sitios a donde llegaba.

El Papa, para premiarle sus valiosos servicios, y para tenerlo cerca de él, como colaborador en Roma, lo nombró Cardenal, y encargado de dirigir toda la lucha de la Iglesia Católica, en defensa de la fe, y contra los errores de los protestantes.

Al morir el Papa Pío IV, San Carlos Borromeo, les dijo a los demás cardenales, que el candidato más apropiado, para ser elegido Papa, era este santo cardenal. Y lo eligieron, y tomó el nombre de Pío Quinto.

Se acostumbraba que al posesionarse del cargo, un nuevo Pontífice, se diera un gran banquete a los embajadores, y a los jefes políticos y militares de Roma. Pío Quinto ordenó, que todo lo que se iba a gastar en ese banquete, se empleara en darles ayudas a los pobres, y en llevar remedios, para los enfermos más necesitados de los hospitales.

Cuando recién posesionado, iba en procesión por Roma, vio en una calle al antiguo amigo Antonio, aquel cuyos papás, le habían costeado a él los estudios, y lo llamó, y lo nombró gobernador del Castillo Santángelo, que era el cuartel general del Papa. La gente se admiró, al saber que el nuevo Pontífice, había sido un niño muy pobre, y comentaban, que había llegado al más alto cargo en la Iglesia, siendo de una de las familias más pobres del país.

Pío Quinto, parecía un verdadero monje en su modo de vivir, de rezar y de mortificarse. Comía muy poco. Pasaba muchas horas rezando. Tenía tres devociones preferidas: La Eucaristía, - celebraba la Misa con gran fervor, y pasaba largos ratos de rodillas, ante el Santísimo Sacramento-; El Rosario, que recomendaba a todos los que podía; y la Santísima Virgen, por la cual sentía una gran devoción y mucha confianza, y de quien obtuvo maravillosos favores.

Las gentes comentaban admiradas: “Este sí, que era el Papa que la gente necesitaba". Lo primero que ordenó, fue que todo obispo y que todo párroco, debía vivir en el sitio, para donde habían sido nombrado, ya que existía la dañosa costumbre, de que se iban a vivir a las ciudades, y descuidaban la diócesis o la parroquia, para la cual los habían nombrado.

Prohibió la pornografía. También hizo perseguir y poner presos, a los centenares de bandoleros, que atacaban y robaban a la gente, en los alrededores de Roma.

Visitaba frecuentemente hospitales y casas de pobres, para ayudar a los necesitados. Puso tal orden en Roma, que los enemigos le decían, que él quería convertir a Roma, en un monasterio, pero los amigos proclamaban que en 300 años, no había habido un Papa tan santo como él. Las gentes obedecían sus leyes, porque le profesaban una gran veneración.

En las procesiones con el Santísimo Sacramento, los fieles se admiraban, al verlo llevar la custodia, con los ojos fijos en la Santa Hostia, y recorriendo a pie las calles de Roma, con gran piedad y devoción. Parecía estar viendo a Nuestro Señor.

Publicó un Nuevo Misal, y una nueva edición de La Liturgia de Las Horas, o sea los 150 Salmos, que los sacerdotes deben rezar. Publicó también un Catecismo Universal. Dio gran importancia, a la enseñanza de las doctrinas, de Santo Tomás de Aquino en los seminarios, porque por no haber aprendido esas enseñanzas, muchos sacerdotes se habían vuelto protestantes.

Aunque era flaco, calvo, de barba muy blanca y bastante pálido, las gentes comentaban: "El Papa tiene energía para diez años, y planes de reformas para mil años más".

Los mahometanos, amenazaban con invadir a toda Europa, y acabar con la Religión Católica. Venían desde Turquía, destruyendo a sangre y fuego, todas las poblaciones católicas que encontraban. Y anunciaron que convertirían la Basílica de San Pedro, en pesebre para sus caballos. Ningún rey se atrevía a salir a combatirlos.

Pío Quinto, con la energía y el valor que lo caracterizaban, impulsó y buscó insistentemente la ayuda, de los jefes más importantes de Europa. Por su cuenta, organizó una gran armada, con barcos dotados de lo mejor, que en aquel tiempo, se podía desear para una batalla.

Obtuvo que la república de Venecia, le enviara todos sus barcos de guerra, y que el rey de España, Felipe II, colaborara con todas sus naves de combate. Y así organizó una gran flota, para ir a detener a los turcos, que venían a tratar de destruir la religión de Cristo. Y con su bendición, los envió a combatir en defensa de la religión.

Puso como condición, para estar seguros de obtener de Dios la victoria, que todos los combatientes, deberían ir bien confesados, y habiendo todos comulgado. Hizo llegar una gran cantidad de frailes capuchinos, franciscanos y dominicos, para confesar a los marineros, y antes de zarpar, todos oyeron misa y comulgaron.

Mientras ellos iban a combatir, en las aguas del mar, el Papa y las gentes piadosas de Roma, recorrían las calles descalzos, rezando el rosario, para pedir la victoria.

Los mahometanos los esperaban en el lejano mar, con 60 grandes barcos de guerra, 220 barcos medianos, 750 cañones, 34.000 soldados experimentados, 13.000 marineros, y 43.000 esclavos que iban remando.

El ejército del Papa, estaba dirigido por don Juan de Austria, hermano del rey de España. Los católicos, eran muy inferiores en número a los mahometanos. Los dos ejércitos, se encontraron en el golfo de Lepanto, cerca de Grecia.

El Papa Pío Quinto, oraba por largos ratos, con los brazos en cruz, pidiendo a Dios, la victoria de los cristianos. Los jefes de la armada católica, hicieron que todos sus soldados, rezaran el rosario antes de empezar la batalla. Era el 7 de octubre de 1571, al mediodía.

Todos combatían con admirable valor, pero el viento soplaba, en dirección contraria a las naves católicas, y por eso había que emplear muchas fuerzas para remar, y mantener el rumbo. Y he aquí que de un momento a otro, misteriosamente, el viento cambió de dirección, y entonces los católicos, soltando los remos, se lanzaron todos al ataque. Uno de esos soldados católicos, era Miguel de Cervantes, el que escribió El Quijote.

Don Juan de Austria con los suyos, atacaron la nave capitana de los mahometanos, donde estaba su supremo Almirante Alí; le dieron muerte a éste, e inmediatamente los demás, empezaron a retroceder espantados. En pocas horas, quedaron prisioneros diez mil mahometanos. De sus barcos, fueron hundidos 111, y 117 quedaron en poder de los vencedores; 12.000 esclavos, que estaban remando en poder de los turcos, quedaron libres.

En aquel tiempo, las noticias tardaban mucho en llegar, y Lepanto quedaba muy lejos de Roma.

Pero Pío Quinto, que estaba tratando asuntos con unos cardenales, de pronto se asomó a la ventana, miró hacia el cielo y les dijo emocionado: "Dediquémonos a darle gracias a Dios, y a la Virgen Santísima, porque hemos conseguido la victoria". Varios días después, llegó desde el lejano Golfo de Lepanto, la noticia del enorme triunfo.

El Papa en acción de gracias, mandó que cada año, se celebre el 7 de octubre, la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, y que en las letanías, se colocara esta oración "María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros".

Así que este Papa, fué el propagador del título de Auxiliadora; fué este Pontífice nacido en un pueblecito llamado Bosco. Más tarde, un sacerdote llamado San Juan Bosco, será el mayor propagandista, de la devoción a María Auxiliadora.

San Pío Quinto, murió el 1 de mayo de 1572, a los 68 años de edad, y fue declarado santo, por el Papa Clemente XI, en 1712.
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Oficio de lectura, 30 de Abril. San Pío Quinto, Papa

La Iglesia está fundada, sobre la piedra que confesó Pedro

De los tratados de San Agustín, obispo, sobre el evangelio de San Juan
Tratado 124, 5

Dios, además de otros consuelos, que no cesa de conceder al género humano, cuando llegó la plenitud de los tiempos, es decir, en el momento que Él tenía determinado, envió a su Hijo unigénito, por quien creó todas las cosas, para que permaneciendo Dios, se hiciera hombre, y fuese el mediador entre Dios y los hombres; el hombre Cristo Jesús.

Y ello, para que cuantos creyeran en Él, limpios por el bautismo de todo pecado, fuesen liberados de la condenación eterna, y viviesen en la fe, la esperanza y la caridad; peregrinando en este mundo, y caminando en medio de penosas tentaciones y peligros, ayudados por los consuelos espirituales y corporales de Dios, hacia su encuentro, siguiendo el camino, que es el mismo Cristo.

Y a los que caminan en Cristo, aunque no se encuentran sin pecados, que nacen de la fragilidad de esta vida, les concedió el remedio saludable de la limosna, como apoyo de aquella oración, en la que Él mismo nos enseñó a decir: Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Esto es lo que hace la Iglesia, dichosa por su esperanza, mientras dura esta vida llena de dificultades. El apóstol Pedro, por la primacía de su apostolado, representaba de forma figurada, la totalidad de la Iglesia.

Pues Pedro, por lo que se refiere a sus propiedades personales, era un hombre por naturaleza, un cristiano por la gracia, un Apóstol, y el primero de ellos, por una gracia mayor; pero cuando se le dice: Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo, representaba a toda la Iglesia, que en este mundo es batida, por diversas tentaciones, como si fuesen lluvias, ríos y tempestades, pero que no cae, porque está fundamentada sobre la piedra, término de donde le viene el nombre a Pedro.

Y el Señor dice: Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, porque Pedro había dicho: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. «Sobre esta piedra que tú has confesado, edificaré mi Iglesia». Porque la piedra era Cristo, Él es el cimiento, sobre el cual el mismo Pedro, ha sido edificado, pues nadie puede poner otro cimiento, fuera del ya puesto, que es Jesucristo.

La Iglesia, que está fundamentada en Cristo, ha recibido en la persona de Pedro, las llaves del reino de los cielos, es decir, el poder de atar y desatar los pecados. La Iglesia, amando y siguiendo a Cristo, se libera de los males. Pero a Cristo, le siguen más de cerca, aquellos que luchan por la verdad, hasta la muerte.

Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que nos concedas, por los méritos e intercesión del Papa San Pío Quinto, confiar siempre nuestra vida en las manos de la Santísima Virgen María, y así poder navegar sin desvío alguno, hacia los puertos celestiales de tu morada eterna. A Tí Señor, que nos dejaste a tu Madre, como Madre nuestra, al pie de la Cruz. Amén.

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