lunes, 6 de abril de 2020


6 de abril

San Samuel, Sacerdote y Profeta


(año 1100 a.C.)

Habla Señor, que tu siervo escucha”

Samuel significa "Dios me ha escuchado"

En la Santa Biblia, la historia de Samuel, es una de las más interesantes y hermosas. Está narrada en los libros que se titulan, primero y segundo libro de Samuel, en el Antiguo Testamento.

Era hijo de Elcana y Ana, dos israelitas muy creyentes. Ana tenía la enfermedad de la esterilidad, que le impedía tener hijos, y por eso, la otra esposa de su marido, la humillaba continuamente. Ana lloraba de continuo, y ya no quería ni comer.

Y sucedió que un año, cuando subieron a rezar, en la Casa de Oración de Israel, en Silo, Ana se quedó mucho tiempo junto al altar, rezando con mucha fe y gran fervor.

Y el sacerdote Helí, al verla mover tanto los labios, le dijo: "Ud. debe estar borracha, y así no debería venir acá". Ella le respondió: "No estoy borracha, lo que estoy es muy angustiada, y he venido a implorar el favor de mi Dios". El sacerdote le dijo: "Vete en paz, que el Señor ha escuchado tu oración".

Entonces Ana, le hizo a Dios este voto o promesa: "Si me concedes un hijo varón, te lo ofreceré, para que se dedique a servirte a Ti, en la Casa de oración". Y se volvió contenta a su lejana casa. Y al año, le dio Dios a Ana su primer hijo, al cual le puso por nombre Samuel, que significa "Dios me ha escuchado", porque ella decía: "Dios ha escuchado la oración que yo le hice, pidiéndole un hijo".

Cuando el niño ya fue grandecito, la mamá lo llevó a la Casa de oración en Silo, y se lo ofreció a Dios, para que se dedicara para siempre, a servir junto al altar.

Y llevó de regalo al templo, un novillo de tres años, un bulto de harina, y una vasija de vino, y entonó un hermoso himno diciendo: "Mi corazón se regocija por el Señor, porque no hay santo como nuestro Dios, pues Él a la mujer estéril, le permite tener hijos. El Señor hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza; humilla y enaltece. Él levanta del polvo al desvalido; alza de la basura al pobre. Él guarda los pasos de sus amigos. Él es un Dios que sabe; Él es quien pesa todas las acciones".

El sacerdote del templo se llamaba Helí, y tenía dos hijos muy atrevidos, que cometían muchas fechorías y maldades, y el papá no se atrevía a corregirlos. Los pecados de esos jóvenes, disgustaban mucho a Dios, y Él se propuso enviarles un castigo.

El niño Samuel se quedaba cada noche, a dormir en la Casa de oración para cuidarla. Y una noche, oyó que lo llamaban diciendo: "¡Samuel!, ¡Samuel!". El jovencito creyó que era Helí, el que lo llamaba, y corrió a donde estaba el sacerdote, y le dijo: "Aquí estoy señor. ¿Me ha llamado?". Helí le dijo: "No te he llamado. Vete a dormir en paz".

Pero la voz de Dios, volvió a llamarlo: - "¡Samuel!, ¡Samuel!". El jovencito corrió otra vez, adonde estaba Helí, para ver qué era lo que necesitaba. Y así sucedió por tres veces. Entonces Helí, se dio cuenta de que era Dios el que lo llamaba, y le dijo: "Si te vuelve a llamar le dirás: Habla Señor, que tu siervo escucha".

Y así lo hizo Samuel, cuando Dios lo volvió a llamar, y entonces oyó que Dios decía: "Voy a castigar a Helí y a sus hijos, con terrible mal, porque los hijos hicieron grandes males, y el padre no los ha corregido".

Y sucedió entonces, que los filisteos atacaron al pueblo de Israel. Y los hijos de Helí, se fueron con todo el ejército, a defender la patria. Y se llevaron el Arca de la Alianza, en donde estaba el Maná, y las tablas de la Ley con los Diez Mandamientos, y se dio una gran batalla, y los filisteos derrotaron a los israelitas, e hicieron una gran matanza, y asesinaron a los dos hijos de Helí, y se robaron el Arca de la Alianza.

Cuando un mensajero llegó para contarle a Helí, que se habían robado el Arca, y habían matado a sus dos hijos, el pobre anciano, que estaba sentado en una silla, se fue para atrás del susto, y se desnucó. El pueblo eligió entonces como sacerdote, al joven Samuel, y Dios empezó a traerle sus mensajes, y a guiarlo en todo, porque Samuel era un santo.

Los filisteos devolvieron el Arca, y hubo paz. El Pueblo pidió que se le diera un rey. Samuel consultó a Dios, y el Señor le dijo que el rey sería Saúl, el cual era el último de la última familia, de la más pequeña tribu de Israel. Samuel lo llamó, y le echó aceite sagrado sobre su cabeza, y lo proclamó rey ante todo el pueblo.

Y sucedió que Saúl, empezó a desobedecer a lo que Dios ordenaba, y entonces el Señor, le dijo a Samuel: "He retirado mi espíritu de Saúl, y lo he pasado a David. Irás a Belén, y ungirás a ese joven como rey".

Samuel se fue a Belén a buscar a David. Este era un pastor de ovejas, y estaba en el campo, cuidando a los animales. Samuel lo hizo venir, y echando aceite sagrado sobre su cabeza, lo ungió, y desde entonces, el espíritu de Dios vino a David, y lo fue guiando en todas sus acciones.

Ya anciano, Samuel reunió a todo el pueblo, y les dijo: "Durante 40 años los he guiado espiritualmente. Ahora les pido, que si alguno tiene alguna queja contra mí, la diga claramente. Y si a alguno le he quitado algo, o le he hecho algún mal, que lo diga sin más".

Y el pueblo entero le respondió: "Ningún mal nos has hecho, y a nadie le has quitado nada, y nadie tiene la menor queja contra ti". Y así terminó santamente su larga vida, este hombre que desde muy pequeñito, fue llevado por su madre, a servir junto al altar a Dios, y que cada día y cada hora, tuvo por único fin de su existencia, agradar a Nuestro Señor.

Que Dios nos envíe muchos sacerdotes, tan santos como Samuel. ¿Has visto a uno que cumple bien su deber?. Ese ocupará puestos importantes. (S. Biblia. Proverbios).

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, que nos enviaste a San Samuel, como Sacerdote y Profeta, haz que tu Espíritu y Santidad, descienda sobre todos los sacerdotes católicos y ortodoxos en la Tierra, hasta el fin de los tiempos. A Tí Señor, que eres Sumo Sacerdote y Cabeza de la Iglesia. Amén.


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