jueves, 23 de abril de 2020


23 de abril

SAN JORGE DE CAPADOCIA


SOLDADO Y MÁRTIR
(† ca.303)

El valor y significado de esta leyenda es muy claro. San Jorge, porta la espada que simboliza al Evangelio, montado sobre un caballo blanco, que simboliza a la Iglesia, y que rescata a una doncella de las fauces del dragón, simbolizando lo que más le apetece, al príncipe de las tinieblas: la pureza virginal de nuestro corazón.

No se puede pelear por la fe, con firmeza y decisión, si no se han dejado primero los bienes terrenos

San Jorge era un soldado, que murió mártir en Lydda, Palestina.

El culto a San Jorge, se difundió desde muy antiguo, por Oriente y Occidente. Ya en el siglo IV, fue objeto de veneración en Dióspolis (Palestina), donde había una iglesia construida en su honor.

Patrón de Cataluña (Jordi), y de Aragón (Chorche).
El 23 de Abril es festivo en estas regiones desde 1461
Venerado en Malta (cuarto Domingo de Junio), y en la isla vecina de Gozo: (tercer Domingo de Julio).
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La leyenda dorada
Un temido dragón, vivía en un lago cerca de Silena, Libia. Los ejércitos se habían enfrentado con la bestia, solo para ser derrotados. El monstruo comía dos ovejas diarias. Cuando estas escaseaban, entre las villas aledañas, se echaba la suerte para escoger doncellas, para que fuesen sacrificadas ellas, en vez de las ovejas.

Llegó a esta región San Jorge. Al escuchar la historia, precisamente en el día, en que una princesa iba a ser devorada, San Jorge se persignó, y cabalgó para dar batalla contra la bestia. La mató de un solo golpe con su lanza.

Obtenida la victoria, convirtió con su predica, a los habitantes de aquella región. Recibió una gran recompensa del rey, y la distribuyó entre los pobres, antes de retirarse sobre su caballo.

Conocido por su intercesión en las batallas: El ejército de Aragón, ganó la batalla de Alcoraz contra los musulmanes, gracias a la aparición de San Jorge.
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El valor y significado de esta leyenda es muy claro. San Jorge, porta la espada, que simboliza al Evangelio, montado sobre un caballo blanco, que simboliza a la Iglesia, y que rescata a una doncella de las fauces del dragón, simbolizando lo que más le apetece, al príncipe de las tinieblas: la pureza virginal de nuestro corazón.

Por eso, debemos ser muy estrictos, en no participar de nada deshonroso, como el adulterio, y así liberarnos de las fauces del demonio, y de nuestra propia destrucción como persona, que destruye al mismo tiempo, a nuestra propia familia.

Somos un pueblo sacerdotal, y así debemos comportarnos. Los verdaderos y más feroces combates, son los que se libran al interior de nuestro corazón.
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Del oficio de lectura, 23 de Abril, San Jorge, Mártir

Protegido inexpugnablemente, con el estandarte de la cruz

De los sermones de San Pedro Damiani, Obispo

Sermón 3, sobre San Jorge: PL 144, 567-571

La festividad de hoy, queridos hermanos, duplica la alegría de la gloria pascual, y es como una piedra preciosa, que da un nuevo esplendor, al oro en que se incrusta.

San Jorge fue trasladado de una milicia a otra, pues dejó su cargo en el ejército, cambiándolo por la profesión de la milicia cristiana, y con la valentía propia de un soldado, repartió primero sus bienes entre los pobres, despreciando los bienes de este mundo, y así, libre y dispuesto, se puso la coraza de la fe, y cuando el combate se hallaba en todo su fragor, entró en él, como un valeroso soldado de Cristo.

Esta actitud nos enseña claramente, que no se puede pelear por la fe, con firmeza y decisión, si no se han dejado primero, los bienes terrenos.

San Jorge, encendido en el fuego del Espíritu Santo, y protegiéndose inexpugnablemente, con el estandarte de la cruz, peleó de tal modo con aquel rey inicuo, que al vencer a este delegado de Satanás, venció al príncipe de la iniquidad, y dio ánimos a los soldados de Cristo, para combatir con valentía.

Junto al mártir, estaba el Árbitro Invisible y Supremo, que según sus designios, permitía a los impíos que le atormentaran. Si es verdad que entregaba su cuerpo en manos de los verdugos, guardaba su alma bajo su constante protección, escondiéndola en el baluarte inexpugnable de la fe.

Hermanos carísimos: no debemos limitarnos a admirar a este combatiente de la milicia celeste, sino que debemos imitarle.

Que nuestro espíritu se eleve, hacia el premio de la gloria celestial, de modo que centrado nuestro corazón en su contemplación, no nos dejemos doblegar, tanto si el mundo seductor se burla de nosotros, como si con sus amenazas, quiere atemorizarnos.

Purifiquémonos pues, de cualquier impureza de cuerpo o espíritu, siguiendo el mandato de San Pablo, para entrar al fin, en ese templo de la bienaventuranza, al que se dirige ahora nuestra intención.

El que dentro de este templo que es la Iglesia, quiere ofrecerse a Dios en sacrificio, necesita, una vez que haya sido purificado por el bautismo, revestirse luego de las diversas virtudes, como está escrito: Que tus sacerdotes se vistan de justicia; en efecto, quien renace en Cristo, como hombre nuevo por el bautismo, no debe volver a ponerse la mortaja del hombre viejo, sino la vestidura del hombre nuevo, viviendo con una conducta renovada.

Así es, como limpios de las manchas del antiguo pecado, y resplandecientes, por el brillo de la nueva conducta, celebramos dignamente el misterio pascual, e imitemos realmente, el ejemplo de los santos mártires. Amén.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, que infundiste valor a San Jorge, en el momento de su martirio, haz que sea para nosotros, un protector generoso en nuestra debilidad. A Tí Señor, que nos ordenaste mantener la pureza de nuestro cuerpo, corazón y mente, en todo momento, y así poder alcanzar las moradas eternas. Amén.


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