sábado, 4 de abril de 2020


4 de abril

San Benito el Negro, monje
(1526-1589)


Cuerpo Incorrupto

Santo patrón de los Afroamericanos

San Benito de San Filadelfo, llamado el Negro o el Moro, porque era hijo de padres africanos y esclavos - quizás nubios- que trabajaban en una propiedad, cercana a Messina. Siciliano de nacimiento, nació también como ellos, en la esclavitud, y se sabe que de niño fue pastor.

Su amo le dio la libertad; compró un par de bueyes con sus ahorros, y trabajó por su cuenta.

A los veintitantos años, se unió a un grupo de eremitas franciscanos, convirtiéndose a partir de entonces, en un fidelísimo seguidor, del ejemplo del santo de Asís.

Por razones no muy claras para la historia, aquel grupo se dispersó, en torno al año 1564, y dependiendo del biógrafo que se lea, Benito funda, o llama a las puertas de un convento.

Sea lo que fuere, se le ve hecho todo un franciscano, en el convento llamado Monte-Pellegrino, a poca distancia de Palermo. Eso sí, como no ha aprendido a leer ni a escribir, trabaja en la cocina de los frailes, como hermano lego.

En todas las épocas, sucede que al hombre le gustó la buena mesa, y disfrutar de manjares suculentos, y los frailes no son especiales para eso.

Es verdad que la disciplina franciscana, regula el disfrute de los alimentos, y recorta apetencias nobles, en honor de la virtud, y en procura de méritos para el fraile, y para la Iglesia; pero por lo que cuentan, no estaba el convento, a la altura de esas exigencias en aquel tiempo.

Fue Benito un cocinero especial. ¿Qué bien condimentados guisos, saldrían del anafe del fraile negro?. ¿Qué exquisitos postres angélicos, preparó la cocina del repostero, de color del carbón?. ¿Qué deleitables menúes, saldrían de las manos recias y teñidas, del cocinero lego?.

La historia culinaria, no hace memoria de ello. La singularidad de Benito, estriba en que además de ser buen cocinero, es admirable por su piedad, por su humildad, y por las curaciones milagrosas que prodigaba.

En el año 1578, los frailes le eligen superior del convento, a pesar de ser sólo lego, y no tener conocimientos de letras, ni experiencia en el gobierno. El hecho tiene su importancia, y nos da una idea, de por donde iba la vida del fraile, que fue en un tiempo esclavo, y sigue siendo analfabeto.

Desde luego, no fue elegido para el cargo, por los buenos platos que preparó, cuando era guisandero; algo más debieron ver y buscar, aquellos buenos frailes en la persona del lego.

Costó mucho convencerle para que aceptara, y quizá luego, más de un fraile se arrepintió, de haberle convencido, porque llegó a establecer, la interpretación más estricta y austera, de la regla franciscana.

Más tarde, pasó a ser maestro de novicios, y según cuentan, otra vez cocinero, que era lo que él amaba. Fue en el sentido más estricto, un santo entre pucheros.

¿Qué importa el color?. La gente enferma, asaltaba la cocina conventual, la del Negro, para pedirle la curación, por su rezo infalible, y su gesto de taumaturgo, entre los humos del fogón; los olores de las ollas, el vaho de las cacerolas, y las mondas del día. Fue un hombre de una bondad extraordinaria, y de una oración sublime.

Benito fue beatificado, por el Papa Benedicto XIV en 1743, y canonizado en 1807, por el Papa Pío VII. Su cuerpo fue encontrado incorrupto, cuando fue exhumado pocos años después.

Santo patrón de los Afroamericanos, Benito es recordado, por su paciencia y entendimiento, cuando se enfrentaba a prejuicios raciales.

Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por los méritos y la intercesión de San Benito de Palermo, nunca falte comida, en todos los hogares de la Familia Humana, y que siempre demos gracias por tu Bondad y Providencia. Protege y Bendice a la comunidad afroamericana, en todo el continente Americano, y a todos los Africanos, y personas de color en todo el mundo. A Tí Señor, que no hiciste distinción entre judíos y galileos, o sirios o egipcios, con quienes pasaste tu primera infancia. Amén.


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