6 de Septiembre 2023
San Zacarías
Antiguo Testamento
Siglo VI AC
Conmemoración
de San Zacarías, profeta, vaticinador de la vuelta del pueblo
desterrado, a la tierra de promisión. Anunció al mismo tiempo, que
un rey pacífico, Cristo el Señor, iba a entrar triunfante en la
Ciudad Santa de Jerusalén, lo que se cumplió a su debido
momento.
La noticia que nos trae el Martirologio Romano, sobre
el profeta Zacarías está redactada con bastante descuido, al menos
en su versión castellana: «vaticinador de la vuelta del pueblo
desterrado a la tierra de promisión», nos dice, pero el propio
libro de Zacarías comienza con estas palabras: «En el octavo mes
del año segundo de Darío, fue dirigida la palabra de Yahveh, al
profeta Zacarías», es decir, en el año 520... cuando el pueblo
desterrado, ya había vuelto a la tierra de promisión: nada más
fácil que vaticinar lo que ya pasó.
Bromas aparte, el
problema sólo lo tiene el Martirologio, porque el libro de Zacarías
no engaña, ni siquiera como ficción literaria, respecto de la época
en que fue escrito: el pueblo ya ha ido volviendo de Babilonia, y se
enfrenta al desafío de reconstruir la vida comunitaria, luego de la
amarga -pero muy fecunda- experiencia del destierro.
Tanto
Zacarías, como su contemporáneo Ageo, con su predicación, buscarán
interpretar para el pueblo, el sentido de los acontecimientos que
están viviendo, como la importancia de reconstruir el templo, la
profundización en la fidelidad a la Ley, en definitiva, la
consolidación de los rasgos, que van a ir creando, en el término de
poco más de un siglo, lo que conoceremos luego, como el judaísmo
clásico.
Dentro de «Los Doce», es decir el conjunto de doce
pequeños libros proféticos, que en la Biblia hebrea forman una
unidad, Zacarías es uno de los extensos, junto con Oseas y Amós. Y
no sólo es mediano en longitud, sino tan rico en imágenes, que nos
lo encontraremos citado, o aludido abundantemente, en el Nuevo
Testamento, sobre todo en Apocalipsis.
El elogio del
Martirologio Romano, evoca una de esas citas: «Anunció al mismo
tiempo, que un rey pacífico, Cristo el Señor, iba a entrar
triunfante en la Ciudad Santa de Jerusalén, lo que se llevó a
cumplimiento», se refiere a Zacarías 9,9: «¡Exulta sin
freno, hija de Sión, grita de alegría, hija de Jerusalén!. He aquí
que viene a ti tu rey: justo Él y victorioso, humilde y montado en
un asno, en un pollino, cría de asna.» Gracias a los relatos de
la Pasión, es posiblemente uno de los versículos de los profetas,
que más se conocen popularmente. Sin embargo, el libro no se agota
en esa imagen.
Respecto de la persona del profeta, poco
sabemos: en 1,1 dice que es «hijo de Berekías, hijo de Iddó»;
esto permite identificarlo con el profeta Zacarías «hijo de
Iddó» del que habla Esdras 5,1, que menciona a Zacarias y a
Ageo, como profetas de la reconstrucción del templo: «Los
profetas Ageo y Zacarías, hijo de Iddó, empezaron a profetizar a
los judíos de Judá y de Jerusalén, en nombre del Dios de Israel,
que velaba sobre ellos. Con esto, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y
Josué, hijo de Yosadaq, se decidieron a reanudar la construcción,
de la Casa de Dios en Jerusalén: los profetas de Dios estaban con
ellos, apoyándoles.» (Esd 5,1) la identificación está fuera
de toda duda, aunque lamentablemente el versículo 1,1 de Zac no dice
«hijo de Iddó» sino «hijo de Berekías, hijo de Iddó»,
lo que en general se entiende, en la actualidad, como error de algún
copista, que se le ha mezclado este Zacarías profeta, hijo de Iddó,
con el «Zacarías, hijo de Beraquías» que menciona Isaías 8,1, y
que nada tiene que ver con el nuestro. «Zacarías, hijo de Iddó»
es entonces lo correcto, y de hecho, las ediciones críticas de
la Biblia, ponen la expresión «hijo de Beraquías» entre
paréntesis.
Una segunda identificación podría hacerse,
aunque es menos segura: en la lista de sacerdotes de Nehemías
12,1ss, en el versículo 16, se habla de un sacerdote llamado también
Zacarías, hijo de Iddó. Si se trata del mismo, entonces sabemos
que, además de profeta era sacerdote. Lamentablemente, carecemos de
más noticias, como para poder afirmarlo con certeza; es verdad que
el libro de Nehemías, pertenece al mismo contexto, pero precisamente
por eso, es posible que si hubiera querido mencionar al profeta,
suficientemente conocido, lo habria señalado.
En todo caso,
no todos aceptan que Zacarías haya sido, además de profeta,
sacerdote. Ningún otro dato poseemos, no sabemos, por ejemplo, si
era joven o viejo, aunque sí podemos saber, que su ministerio lo
ejerció por dos años: del año segundo de Darío, al año cuarto,
esto es, desde el 520 aC hasta el 518. Por tanto no sabemos si llegó
a ver el templo terminado, y su consagración, en el año 515.
En
cuanto al libro, los especialistas están de acuerdo, en que hay una
marcada diferencia entre la primera parte del escrito, los capítulos
1 a 8, y la segunda parte, del 9 al 14. Hasta tal punto que se suele
hablar, como en el caso del libro de Isaías, de dos profetas
distintos: el Zacarías de la vuelta del destierro, que ya hemos
presentado sumariamente, y un profeta (o una escuela) anónimo
posterior, que desarrolla el pensamiento de Zacarías, pero no con su
estilo, y que a falta de otro nombre, simplemente se denomina
Déutero-Zacarías, o Segundo Zacarías. Stuhlmüller señala así
las diferencias entre el primero y el segundo Zacarías:
Citas
o alusiones directas a Os, Is, Dt, Jr, Ez, Joel, Job. Mesianismo
centrado en Judá, con alusiones secundarias a Jerusalén y a la
dinastía davídica.
Aunque podemos, entonces, hablar de
un desarrollo doctrinario entre una y otra parte, al leer Zacarías,
debemos tener en cuenta este dato: de que estamos leyendo realmente
dos libros.
De todos modos, todo el conjunto está dominado,
por el surgimiento de un nuevo tipo de profecía, que de a poco, se
va a ir imponiendo: la profecía "apocalíptica". No es
casual que precisamente, sean el libro y los fragmentos apocalípticos
del Nuevo Testamento, los que más imágenes hayan tomado prestadas
de Zacarías; es que realmente podemos considerar a Zacarías como
uno de los precursores de ese estilo, que se va a hacer tan habitual,
en la vida del pueblo bíblico, en los siglos inmediatamente
anteriores a Jesús, que incluso pasará a confundirse la profecía,
con la «futurología» apocalíptica, confusión que permanece
popularmente hasta hoy.
Una excelente introducción, separada
en dos partes, una a Zac 1-8 y otra a 9-14, en Los Profetas, tomo II,
pp. 1141ss y 1176ss, respectivamente, del P. Alonso Schökel, con
análisis del texto en su perspectiva narratológica; Carroll
Stuhlmueller tiene una interesante introducción, además del
análisis del texto en perspectiva histórico-crítica, en C.B. San
Jerónimo, tomo II, pp 142ss. Una buena introducción, menos técnica
que las anteriores, pero muy sólida: Los ultimos profetas, de Samuel
Amsler, cuaderno bíblico nº 90 de la serie de Verbo Divino, 1996.
En el artículo correspondiente a Ageo, en este mismo santoral, se
encuentra una introducción un poco más detallada a la situación
histórica de ese profeta, pero que es completamente válida para
Zacarías.
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En
la Santa Biblia se llama profeta, al que trae mensajes de Dios.
Muchas veces los profetas avisan cosas, que van a suceder en el
futuro, y el Libro Sagrado insiste, en que hay que averiguar, si lo
que anuncian se cumple o no. Si se cumple es buena señal, pero si lo
que profetizan no se cumple, es señal de que son falsos profetas. El
oficio principal de un verdadero profeta, es llamar al pueblo a la
conversión, y anunciar los males que llegarán si la gente no se
convierte.
Otra de las señales, para diferenciar un verdadero
profeta de uno falso, es que el profeta verdadero, no acepta sino un
solo Dios, el Dios creador de cielos y tierra, y no rinde culto ni
cree, en ningún otro Dios. Además el verdadero profeta, se conoce
porque lleva una vida virtuosa, mientras que los falsos profetas,
puede ser que por fuera aparezcan hipócritamente, como buenas
personas, pero en su vida íntima no son nada virtuosos.
Los
profetas se dividen en dos clases: Profetas Mayores: los que
escribieron obras de bastantes páginas. Son cuatro: Isaías y
Jeremías, Ezequiel y Daniel. Y Profetas Menores, o sea, aquellos
cuyos escritos son de muy pocas páginas.
Conmemoración de
san Zacarías, profeta, vaticinador de la vuelta del pueblo
desterrado a la tierra de promisión, anunciando al mismo tiempo que
un rey pacífico, Cristo el Señor, entraría triunfante en la Ciudad
Santa de Jerusalén, lo que se llevó a cumplimiento.
La
fama de estos dos santos, se debe a que fueron los papás de San Juan
Bautista. El nombre de Zacaamado Zacarías, casado con Isabel, una
mujer descendiente del hermano de Moisés, el sumo sacerdote
Aarón.
De estos dos esposos, hace el evangelio un elogio
formidable. Dice así: "Los dos llevaban una vida santa, eran
justos ante Dios, y observaban con exactitud, todos los mandamientos
y preceptos del Señor". Ojalá de cada uno de nuestros hogares,
se pudiera decir algo semejante. Sería maravilloso.
Dice San
Lucas: "Zacarías e Isabel, no tenían hijos, porque ella era
estéril. Además ya los dos eran de avanzada edad".Y un
día, cuando a Zacarías le correspondió el turno, de subir al altar
(detrás del velo) a ofrecer incienso, toda la multitud estaba afuera
rezando.
Y se le apareció el Ángel del Señor, y Zacarías
al verlo, se llenó de temor, y un gran terror se apoderó de él. El
ángel le dijo: "No tema Zacarías, porque tu petición ha
sido escuchada. Isabel, tu mujer, dará a luz un hijo, a quien
pondrán por nombre Juan. Él será para ustedes, gozo y alegría, y
muchos se alegrarán por su nacimiento, porque será grande ante el
Señor; no beberá licores; estará lleno del Espíritu Santo, y
convertirá a muchos hacia Dios, y tendrá el espíritu del profeta
Elías, para preparar al Señor, un pueblo bien dispuesto".
Zacarías
le dijo al ángel: "¿Cómo puedo saber, que esto que me
dices, sí es cierto?. Porque yo soy muy viejo, e Isabel mi esposa es
estéril". El ángel le dijo:"Yo soy Gabriel, uno de
los que están en la presencia del Dios, y he sido enviado para
comunicarle esta buena noticia. Pero por no haber creído a las
palabras que te he dicho, te quedarás mudo, y no podrá hablar,
hasta el día en que sucedan estas cosas, que se cumplirán todas a
su tiempo".
El pueblo estaba esperando, a que saliera
Zacarías, y se extrañaban de que demorara tanto en aparecer.
Cuando apareció, no podía hablarles, y se dieron cuenta de que
había tenido alguna visión. Él les hablaba por señas, y estaba
mudo.
"Después, Isabel concibió un hijo, y estuvo
oculta durante cinco meses (sin contar a los vecinos que iba a tener
un niño)". Y decía: "Dios ha querido quitarme mi
humillación, y se ha acordado de mí".
El ángel
Gabriel, contó a María Santísima, en el día de la anunciación,
que Isabel iba a tener un hijo. Ella se fue corriendo a casa de
Isabel y allí estuvo tres meses acompañándola, y ayudándole en
todo, hasta que nació el niño Juan, cuyo nacimiento fue un
verdadero acontecimiento (como se narra en el 24 de junio).
Que
Dios conceda a los padres de familia, el imitar a Zacarías e Isabel,
llevando como ellos, una vida santa; siendo justos ante el Señor, y
observando con exactitud, todos los mandamientos y preceptos de
Dios.
“Nada es imposible para Dios” (palabras del
ángel a Zacarías).
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