26 De Septiembre
Beato Gaspar Stanggassinger
Religioso. Presbítero
(1871 - 1935
En el lugar de Gars, cercano a la ciudad de Munich, en Alemania, beato Gaspar Stanggassinger, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, dedicado a la educación de los jóvenes, para los que fue modelo de caridad alegre, y asidua oración.
«Los santos
tienen intuiciones especiales», escribía Stanggassinger. «Pero
lo que es importante para mí, que no soy un santo, son simplemente
las verdades eternas: La Encarnación, la Redención y la Santísima
Eucaristía.»
Gaspar Stanggassinger nació en 1871, en
Berchtyesgade, al sur de Alemania. Fue el segundo hijo de 12
hermanos. Su padre, respetado por todos, era campesino y poseía una
cantera.
Desde niño deseaba ser sacerdote. En sus años de
infancia, a Gaspar le gustaba jugar a «hacer de sacerdote» y
«predicaba» breves sermones a sus hermanos y hermanas; los
llevaba incluso en procesión, a una capilla en la montaña cercana a
la propia casa.
A los 10 años fue a Frisinga, a continuar sus
estudios que encontró particularmente difíciles. Pero su padre le
había advertido, que si no superaba los exámenes, debería
abandonar la escuela. A fuerza de voluntad, con gran aplicación y
fidelidad a la oración, hizo constantes progresos.
En los
años siguientes, durante las vacaciones, reunía a grupos de
jóvenes, a los que enfervorizaba en la vida cristiana, animaba a
formar entre ellos un grupo, y le ayudaba a organizar su tiempo
libre. Todos los días asistía el grupo a misa, hacían excursiones
o peregrinaciones. Gaspar se dedicaba mucho a ellos, e incluso, en
una ocasión, arriesgó su vida, para salvar a uno, durante una
escalada en la montaña.
Entró en el seminario diocesano, de
Munich y Frisinga en 1890, para comenzar sus estudios de teología. A
fin de descubrir mejor la voluntad de Dios, se entregó a un riguroso
programa de oración. Bien pronto vio claro, que el Señor lo llamaba
a vivir su vocación como religioso. Tras una visita a los
redentoristas, sintió el deseo de seguir su vocación como
misionero. A pesar de la oposición de su padre, entró en el
noviciado redentorista de Gars, en 1892, y fue ordenado sacerdote en
Regensbourg en 1895.
Él entró en la Congregación del
Santísimo Redentor para ser misionero, pero sus superiores, lo
destinaron a la formación de futuros misioneros, como vicedirector
del pequeño seminario de Durenberg, en las cercanías de Hallein.
Se entregó completamente, a lo que se le había encomendado.
Como religioso, había hecho el voto de obediencia, y esto lo vivió
de modo claro y constante. Todas las semanas, durante 28 horas, daba
clase, pero estaba siempre disponible para los jóvenes.
Los
domingos, ayudaba en las iglesias de los pueblos vecinos, sobre todo
predicando. A pesar de este programa de trabajo, siempre estaba
disponible, de modo paciente y comprensivo, para atender las
necesidades de los demás, sobre todo de los estudiantes, que veían
en él, más a un amigo que a un superior. A pesar de que el
reglamento de formación era muy riguroso, Gaspar no se comportó
jamás con dureza; tenía siempre el sentimiento, de haber podido
ofender a alguno, y se excusaba constantemente con
humildad.
Profundamente devoto del Señor y de la Eucaristía,
invitaba en sus predicaciones, a la gente y a los jóvenes, a acudir
al Santísimo Sacramento, en los momentos de necesidad y de duda.
Animaba a ir a Cristo, para adorarlo y para hablar con Él, como con
un amigo. Recomendaba frecuentemente a los fieles, que tomaran muy en
serio la vida cristiana, que crecieran en la fe mediante la oración,
y mediante una continua conversión. Su estilo era directo y
convincente, sin amenazas de castigos, en contraste con lo que era
habitual, en las predicaciones de su tiempo.
En 1899, los
redentoristas abrieron un nuevo seminario en Gars. El Padre Gaspar
Stanggassinger fue nombrado Director. Tenía entonces 28 años. Tuvo
el tiempo justo, de predicar un retiro a los estudiantes, y de
participar en la apertura del año escolar.
El 26 de
septiembre, su peregrinaje terreno, se terminaba a causa de una
peritonitis. Su causa de canonización, se inició en 1935, con el
traslado de sus restos, a la capilla lateral de la iglesia de Gars.
Fue proclamado beato, por el Papa Juan Pablo II el 24 de abril de
1988.
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