14 De Septiembre
San
Alberto Monte Carmelo de Jerusalén
Obispo y Mártir
Martirologio
Romano: En Tolemaida (San Juan de Acre), cerca de la actual Haifa, en
Palestina, San Alberto (de Castro Gualteri), obispo, que trasladado
de la Iglesia de Vercelli a la de Jerusalén, dio una Regla a los
eremitas del monte Carmelo, y mientras celebraba la fiesta de la
Santa Cruz, fue asesinado por la espada de un malvado, a quien había
reprendido (1215).
Etimología: Alberto = Aquel de nobleza
brillante. Viene de la lengua alemana.
Breve Biografía
No
es carmelita en sentido estricto, pero la Orden del Carmen, lo
celebra con toda propiedad, como a hijo querido por haber sido su
Legislador.
Nació en Castel Gualtien, diócesis de Reggio
Emilia (Italia), a mediados del siglo XII, de la familia Avogadro, o
de los condes Sabbioneta.
En 1180, fue elegido Prior, de los
Canónigos Regulares de Santa Cruz de Mortara (Pavía). En 1184, es
elegido obispo de Bobbio, y al año siguiente de Vercelli, diócesis
que gobernó por espacio de veinte años.
Durante este tiempo,
desempeñó con gran acierto, delicadas misiones nacionales e
internacionales, encargado por papas y emperadores. Todos acudían a
él, sabedores de su prudencia, firmeza e independencia. Fue lo que
suele llamarse "árbitro experto", de los más intrincados
litigios, que tenían relación con la Iglesia.
Dadas sus
cualidades, y mirando el bien de la Iglesia universal, el papa
Inocencio III, lo nombró Patriarca de Jerusalén , aunque le dolió
perder este sujeto, del que dijo en 17.2.1205:"... aunque nos
eres muy necesario, en la región de Lombardía, pues confiamos
plenamente en ti, para que nos representes incluso en los más
dificiles asuntos"...
El 16.6.1205 anunciaba este mismo
papa, a los prelados de Tierra Santa, que les enviaba a Alberto,
"varón probado, discreto y prudente, como legado suyo, para
la provincia eclesiástica de Jerusalén".
Llegó a
Palestina, a principios de 1206, y fijó su residencia en Accón (San
Juan de Acre), porque Jerusalén estaba ocupada por los sarracenos.
Sus extraordinarias cualidades de experto mediador, también las
ejercitó con fruto, durante los nueve años que duró su
patriarcado.
Para nosotros - los carmelitas - su obra más
benemérita, fue la entrega de la Regla, o Norma de vida, que lleva
su nombre, y que aún hoy observa el Carmelo, en todas sus múltiples
Ramas.
El 14.9.1214, en Accón, mientras participaba San
Alberto en una procesión, fue asesinado a puñaladas, por el Maestro
del Hospital del Espíritu Santo, al cual había reprendido, y
depuesto de su cargo, a causa de su mala vida.
Su recuerdo,
que comenzó a celebrarse en la Orden en 1504, celebramos ahora el 17
de septiembre, con la categoría de fiesta.
Su
espiritualidad
Por los años 1206-1209, a petición de los
eremitas que moraban en el Monte Carmelo, entregó al "hermano e
(rocardo) y compañeros", una Norma de vida o Regla, que
llamamos "Regla de San Alberto".
Alberto codificó
en breves trazos, ricos en citas bíblicas, la tradición monástica
del Carmelo. Son normas concretas, y prescripciones disciplinares.
insiste, sobre todo, en la meditación de la Palabra de Dios, para
mejor servir a Jesucristo, en la oración, silencio,´ mortificación
y trabajo.
La entregó en un solo cuerpo, pero hoy la tenemos
dividida en un prólogo, dieciocho capitulillos, y un epílogo.
Cantidad enorme de autores, de dentro y fuera de la Orden, han
comentado durante estos más de siete siglos que cuenta de vida, este
maravilloso documento legislativo-espiritual.
Muchos hombres y
mujeres, se santificaron observando esta Regla, que fue aprobada y
transformada por varios Pontífices.
El himno del Oficio de
Lecturas de su fiesta, sintetiza su espiritualidad:
Alberto,
sol refulgente, / pastor y legislador, / tus hijos hoy te celebran, /
escucha su invocación./ De la paz y la concordia, mensajero
sembrador,/ eres faro que nos das / en fe y costumbres fulgor. /
Patrias fronteras rebosa / de tu virtud el olor; / y llena Jerusalén
/ tu dignidad y tu honor./ Resplandeciendo en la Iglesia/santo y
prudente rector, en santa Regla al Carmelo / guias por sendas de
amor. / Haz que en nosotros aumenten / caridad, gracia, oración; / y
contigo a Dios rindamos / sempiterna adoración. Amén.
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