miércoles, 8 de enero de 2020


8 de enero

SANTA GÚDULA


(† ca.712)

Virgen, Sanadora

Patrona de Bruselas


El viajero que llega en tren a Bruselas, puede, si quiere, en vez de bajarse en la estación del Sur, situada en la periferia, continuar tranquilamente sentado en su vagón, que le llevará a través de un túnel subterráneo, al mismo centro de la ciudad.

Los belgas han construido en el corazón de Bruselas, una estación central subterránea, modelo de pulcritud, y de perfección técnica en sus servicios. Por medio de una escalera mecánica, el viajero sale a la superficie.

Allí mismo, se encuentra la sede de la Sabena, o Compañía Belga de Aviación, y un poco más abajo, la monumental gran plaza de Bruselas, en que se ha logrado armonizar, de un modo realmente feliz, el gótico flamenco del hotel de Ville, con la regia majestad del renacimiento español.

Bajando de la estación central, a la gran plaza, el viajero se encuentra con la iglesia colegial de Santa Gúdula. Es sin duda, una de las mejores iglesias góticas de Bélgica, y está dedicada a Santa Gúdula, patrona de Bruselas.

Moreau, en el Lexikon fuer Theologie und Kirche, nos habla de una vida de la Santa, escrita en el siglo X, que nos ha llegado a nuestras manos. La vida más antigua que poseemos sobre la Santa, es la de un tal Hubert, monje de Lobbes, que debió escribirla, al parecer, en el año 1047.

Según este escritor, la Santa nació en Brabante (Pagus Brachatensis), región situada en la parte central de la actual Bélgica, y que ha tenido a lo largo de la historia, un gran influjo en la historia del país. Santa Gúdula nació el año 650, en el seno de una aristocrática familia franca. Fue hija de Witger, duque de Lorena, y de Santa Amalberga.

Puede afirmarse sin exageración, que el ambiente en que vivió Gúdula, fue un ambiente de santos. Es curioso comprobar en esta época, la existencia de esas cadenas familiares de santos, pertenecientes a la aristocracia feudal, que pone de manifiesto, el original proceso de cristianización, a partir de las clases más altas de la sociedad, que es característico de este tiempo.

Santa fue la madre de Gúdula, Amalberga. De ella sabemos, que cuando perdió a su esposo, se recluyó en un monasterio de Maubege, en la actual frontera entre Francia y Bélgica. Santos fueron también dos de sus hermanos, Santa Reinalda, que vivió prácticamente como monja, en una de sus propiedades de Brabante, cerca de Hal; y San Emeberto, obispo que fue de Arrás y Cambrai. Santa finalmente, fue su madrina, Santa Gertrudis. Nació en 626, y fue hija de Pipino el Viejo, antepasado directo de los carolingios.

Su madre, Santa Iludega, fundó el monasterio de Nivelles, al sur de Bruselas, del que Santa Gertrudis, fue la primera abadesa, a la muerte de su madre, en el año 652. La formación escriturística y litúrgica de Santa Gertrudis, así como su piedad y caridad, debieron ser muy notables.

En el monasterio de Nivelles, y bajo la tutela de su santa madrina, fue educada la niña Gúdula, según la costumbre de las familias aristocráticas de esa época. Muerta Santa Gertrudis en 659, se volvió Gúdula a la casa paterna. Según algunos, vivió recluída en el oratorio de San Salvador de Moorsel, a pocas millas de su pueblo natal. Según otros, permaneció en casa de sus padres, llevando una vida extraordinaria, de piedad y recogimiento.

Cuenta la tradición, que le gustaba a Santa Gúdula, dirigirse todas las mañanas antes de la aurora, a la capillita de madera, dedicada a San Salvador en Moorsel, y que un día el demonio, furioso de verla tan devota, le apagó la linterna que llevaba en la mano. Gúdula se puso en oración, arrodillada en el barro, y la lámpara volvió a encenderse milagrosamente.

Esta leyenda, ha dado lugar al distintivo iconográfico de la Santa: una linterna, a veces reemplazada por un cirio, que la Santa lleva en la mano, mientras el demonio, da señales de rabia a sus pies, y un ángel lateral, que enciende de nuevo el cirio.

Hubert, el antiguo cronista de Lobbes, nos presenta a Santa Gúdula, como una mujer consagrada en cuerpo y alma, al socorro del prójimo. Volviendo un día de la capilla de Moorsel, encontró a una pobre mujer, que llevaba en brazos un niño de diez años, paralítico de pies y manos. Gúdula lo tomó en sus manos, lo acarició, y rogó fervorosamente a Aquel que dijo: "Todo lo que pidiereis a mi Padre, en mi nombre, os lo concederá". Inmediatamente el niño se sintió curado, y comenzó a dar saltos de alegría.

En otra ocasión, vino a su encuentro, una leprosa llamada Emenfreda. La Santa examinó sus llagas; la consoló con dulces pensamientos, y después la curó. La noticia de estos prodigios, se extendió rápidamente por toda la región. Y una multitud de desgraciados, acudía a ella en busca de socorro.

Tras una breve enfermedad, Gúdula murió, probablemente el 8 de enero de 712. Hubert nos describe, la desolación de las pobres gentes de la comarca, que estaban acostumbradas a ver en ella, una especie de hada protectora. Y nos transmite las grandes alabanzas, que las gentes hicieron de la Santa, con motivo de su muerte. Fue enterrada en Vilvoorde.

Después de algún tiempo, fue trasladado el cuerpo de Santa Gúdula, a Moorsel, donde se estableció un monasterio de religiosas, que duró poco tiempo. Más tarde, sus restos mortales, fueron confiados a Carlos de Francia, hijo de Luis, duque de la Baja Lorena, probablemente en el año 977.

Durante unos sesenta años, el cuerpo de Santa Gúdula reposó en la iglesia de San Géry de Bruselas, entonces simple capilla castrense, construida junto a la residencia condal.

Por fin, el conde de Lovaina, Lamberto II, hizo trasladar en 1047, el precioso depósito a la iglesia de Molemberg, dedicada a San Miguel, que fue probablemente la primera parroquia de Bruselas, y que después cambió su nombre por el de Santa Gúdula. Al mismo tiempo, el príncipe erigió allí, un capítulo.

Una antigua nota, que se conserva en los Archivos Generales, del Reino de Bruselas, relata la historia de esta fundación. Puede ser, que con motivo de esta última y definitiva traslación, del cuerpo de Santa Gúdula, se escribiera la Vita Iª. Gudulae, del monje Hubert.

El martirologio romano, celebra la fiesta de Santa Gúdula, el 8 de enero, mientras que en la archidiócesis de Malinas, y en la diócesis de Gante, se celebra el 19 del mismo mes.

Se comprende el mimo con que los belgas, han tratado siempre a Santa Gúdula, la patrona de Bruselas, si tenemos en cuenta su antigüedad, que se remonta al período que podríamos llamar, de estructuración del pueblo belga, y a la extraña ausencia de santos modernos, como es fácil constatar en un país, que por otra parte, tanto ha merecido de la Iglesia, en todos los órdenes.

ANTONIO HORTELANO, C. SS. R.

Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por los méritos y la intercesión de Santa Gudula, nuestra Fe siempre se mantenga encendida, al igual que el Amor y la Misericordia, en nuestros corazones, y así podamos librarnos, de la parálisis espiritual, y de la lepra repugnante del pecado. A Tí Señor, que eres Camino, Verdad, Vida, y la Luz del mundo. Amén.

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