8 De Enero de 2024
Beata Eurosia Fabris
Madre de
familia
(1866 - 1932)
Cerca
de Vicenza, Italia, beata Eurosia Fabris, madre de familia, y miembro
de la Orden Franciscana Seglar.
Nació en Quinto Vicentino,
pequeña localidad, situada cerca de la ciudad de Vicenza (Italia),
el 27 de septiembre de 1866; sus padres eran campesinos.
En
1870 la familia se trasladó a Marola, otro pueblo de la provincia de
Vicenza, donde Eurosia pasó toda su vida. Sólo pudo ir dos años a
la escuela, entre 1872 y 1874, pues tuvo que ayudar a su padre, en
los trabajos del campo, y a su madre en los quehaceres domésticos.
En la escuela aprendió al menos a leer y escribir. Eso le permitió
leer la sagrada Escritura, y algunos textos de contenido religioso,
como el Catecismo y la historia sagrada.
Ayudaba a su madre en
el oficio de costurera, en el que llegó a ser experta. Dotada de
grandes cualidades humanas y religiosas, siempre estuvo atenta a las
exigencias de su familia. A los doce años recibió la primera
Comunión.
Desde ese día comulgaba en todas las fiestas
religiosas, pues en ese tiempo, no estaba permitida la Comunión
diaria. Se inscribió en la asociación de Hijas de María, en la
parroquia de Marola.
Asistía con asiduidad, a las reuniones
periódicas del grupo, y cumplía sus estatutos con diligencia.
Cultivó una ferviente devoción al Espíritu Santo, a Cristo
crucificado, a la Virgen María, y a las almas del Purgatorio. Su
amor a María, se vio favorecido, por la cercanía del santuario de
la Virgen de Monte Berico, que se divisaba desde su pueblo.
Fue
apóstol en su familia, entre sus amigas y en la parroquia; enseñaba
el catecismo, a las niñas y a las adolescentes, que acudían a su
casa para aprender el arte del corte y confección. A los dieciocho
años era una joven responsable, piadosa y laboriosa. Estas virtudes
y su belleza, no pasaron desapercibidas, y recibió varias propuestas
de matrimonio, que no tomó en consideración.
En 1885, vivió
una dolorosa experiencia que marcó su vida: una vecina, joven
esposa, murió dejando tres hijas muy pequeñas, la primera de las
cuales murió poco después; la segunda tenía veinte meses y, la
tercera, cuatro. Con Carlos, el padre de las dos huérfanas, vivían
un tío y el abuelo, enfermo crónico: tres hombres de carácter
diverso, y a menudo en conflicto entre sí.
Durante seis
meses, Eurosia acudía todas las mañanas, para cuidar de las niñas,
y arreglar la casa. Luego, siguiendo el consejo de los parientes y
del párroco, después de orar intensamente, aceptó casarse con
Carlos, aunque era consciente de los sacrificios que debería
afrontar.
Consideró ese matrimonio como voluntad de Dios,
que la llamaba a una nueva misión. El párroco diría después: "Fue
realmente, un acto heroico de caridad con el prójimo". El
matrimonio se celebró, el 5 de mayo de 1886, y se vio coronado con
nueve hijos.
Cumplió con la máxima fidelidad, sus deberes
de esposa y madre: profunda comunión con su marido, del que se hizo
consejera y consoladora; tierno amor a todos sus hijos; laboriosidad
incansable; intensa vida de oración, amor a Dios, y devoción a la
Eucaristía y a la Virgen María.
Entró en la Tercera Orden
Franciscana -hoy llamada Orden Franciscana Seglar-, y vivió su
espíritu de pobreza y alegría, en el trabajo y en la oración, en
la alabanza a Dios creador, fuente de todo bien, y de toda nuestra
esperanza. Convirtió a su familia, en una auténtica iglesia
doméstica, donde supo educar a sus hijos en la oración, la
obediencia, el temor de Dios, el sacrificio, la laboriosidad, y las
demás virtudes cristianas. Así se sacrificó y consumió, día a
día, como una lámpara en el altar de la caridad.
Murió el
8 de enero de 1932. El Cardenal José Saraiva Martins, en nombre de
SS Benedicto XVI, la beatificó el 6 de noviembre de 2005.
Fuente:
Vaticano
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