1 De Enero de 2024
Beato Mariano Konopinski
Presbítero y
mártir
108 Mártires polacos durante la ocupación nazi
(1939
– 1945)
El
papa Juan Pablo II ha beatificado, el 13 de junio de 1999 en
Varsovia, durante su séptimo viaje apostólico a Polonia, a 108
mártires, víctimas de la persecución contra la iglesia polaca,
ocurrida durante la ocupación alemana nazi, de 1939 a
1945.
Extracto de la homilía en la ceremonia de
beatificación:
«Fortaléceme, Señor Jesucristo (...), con
el signo de tu santísima cruz, y concédeme (...) que así como
llevo sobre mi pecho esta cruz, que encierra reliquias de tus santos,
de la misma manera, siempre tenga presente en mi mente, el recuerdo
de tu pasión, y las victorias de tus santos mártires»: ésta es la
oración que reza el obispo, al ponerse la cruz pectoral.
Esta
invocación, ha de ser hoy la oración, de toda la Iglesia en
Polonia, que al llevar desde hace mil años, el signo de la pasión
de Cristo, siempre se regenera, con la semilla de la sangre de los
mártires, y vive del recuerdo de la victoria, que lograron en esta
tierra.
Precisamente hoy estamos celebrando, la victoria de
los que, en nuestros tiempos, dieron la vida por Cristo; dieron la
vida temporal, para poseerla por los siglos en su gloria. Es una
victoria particular, porque la han conseguido, representantes del
clero y laicos, jóvenes y ancianos, personas de todas las clases y
estados.
Entre ellos podemos recordar, al arzobispo Antoni
Julián Nowowiejski, pastor de la diócesis de Plokc, torturado hasta
la muerte en Dzialdowo, y a monseñor Wladyslaw Goral, de Lublin,
torturado con especial odio, sólo porque era obispo católico. Hubo
también sacerdotes diocesanos y religiosos, que prefirieron morir,
con tal de no abandonar su ministerio, y otros que murieron,
atendiendo a sus compañeros de prisión, enfermos de tifus; algunos
fueron torturados hasta la muerte, por defender a los judíos.
En
ese grupo de beatos, había religiosos no sacerdotes y religiosas,
que perseveraron en el servicio de la caridad, ofreciendo sus
tormentos por el prójimo. Entre estos beatos mártires, había
también laicos. Había cinco jóvenes formados en el oratorio
salesiano; un activista celoso de la Acción católica; un catequista
laico, torturado hasta la muerte por su servicio, y una mujer
heroica, que dio libremente su vida, en cambio de la de su nuera, que
esperaba un hijo. Estos beatos mártires, son inscritos hoy en la
historia de la santidad del pueblo de Dios, que peregrina desde hace
mil años en Polonia.
Si hoy nos alegramos, por la
beatificación de 108 mártires, clérigos y laicos, lo hacemos ante
todo, porque son un testimonio de la victoria de Cristo, el don que
devuelve la esperanza.
En cierto sentido, mientras realizamos
este acto solemne, se reaviva en nosotros la certeza de que,
independientemente de las circunstancias, podemos obtener una plena
victoria en todo, gracias a Aquel que nos ha amado (cf. Rm 8, 37).
Los beatos mártires, nos dicen en nuestro corazón: “Creed
que Dios es amor. Creedlo en el bien y en el mal. Tened esperanza.
Que la esperanza produzca como fruto en vosotros, la fidelidad a Dios
en cualquier prueba”.
Fuente: Vaticano
No hay comentarios:
Publicar un comentario