6 De Enero de 2024
San Andrés Bessette
(1845 - 1937)
En Montreal, ciudad de la provincia de Quebec, en Canadá, San Andrés (Alfredo) Bessette, religioso de la Congregación de la Santa Cruz, quien trabajó incansablemente, en la construcción del insigne santuario, dedicado a San José, que se alza en aquella ciudad.
No
tardó mucho en ser conocido, como el “hombre milagro de Montreal”.
Era un hermano sencillo, que no deseaba demasiada atención, pero
Dios lo agració, con una fe profunda y pertinaz.
«Él
recibía a los visitantes, y a sus parientes. El prójimo se
convirtió así, en una realidad importante, para el hermano Andrés».
Su vida espiritual, sus palabras sencillas, pero llenas de sentido,
hicieron que cada vez más gente, hablara del portero de aquel
colegio.
Muchos enfermos iban a pedirle consuelo, oraciones y
consejos: «él sabía, que no se puede amar verdaderamente a
Dios, sin amar al prójimo, ni amar a los demás, sin reconocer la
presencia de Dios en ellos».
Bessette fue portero, el
“conserje” del seminario, y realizaba sus tareas diarias, con
discreción. Pasaba largas horas de rodillas, y construyó una
pequeña capilla, en honor a San José, donde pasaba mucho de su
tiempo libre.
Los visitantes de la pequeña capilla de
Bessette, pronto empezaron a informar de curaciones, y favores
celestiales especiales, cosa que llamó la atención del arzobispo
local.
Empezaron a formarse multitudes, que pedían al hermano
André, por sus intenciones personales. “Es San José quien hace
estas cosas, yo soy como tú, un simple suplicante”.
Aunque
nunca se hizo sacerdote, el hermano André, acompañaba a la gente,
escuchaba sus muchos sufrimientos, y rezaba junto a ellos. Después,
muchos eran sanados de sus males, ya sean físicos o
espirituales.
Según algunos cálculos, se curaron más de
10.000 personas (aunque algunas estimaciones llegan hasta las 125.000
personas).Incluso tras su muerte en 1937, siguió habiendo personas,
que informaban de curaciones (todavía hoy en día). La escritora
Patricia Treece, escribe sobre uno de esos milagros, en Catholic
Exchange.
San André Bessette, era un hombre sencillo con una
fe sencilla, una “fe como un grano de mostaza”, que podía mover
montañas. Sabía en su corazón que Dios, podía curar a las
personas y obrar milagros, y nunca dudó de Su poder. Con una fe así,
nada es imposible.
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