17 De Noviembre de 2023
San Gregorio de Tours
Obispo
(538)
En
Tours, de Neustria, San Gregorio, obispo, sucesor de San Eufronio,
que escribió en lenguaje claro y sencillo, la historia de los
francos.
El más conocido de los obispos, de la antigua
diócesis de Tours, después de San Martín, fue Jorge Florencio,
quien más tarde tomó el nombre de Gregorio. Nació el año 538, en
Clermont-Ferrand.
Pertenecía a una distinguida familia de
Auvernia, pues era biznieto de San Gregorio de Langres, y sobrino de
San Galo de Clermont, a cuyo cuidado se le confió, cuando quedó
huérfano de padre. Galo murió, cuando Gregorio tenía diecisiete
años. El joven salió con bien, de una peligrosa enfermedad, y
decidió consagrarse al servicio de Dios.
Desde entonces,
empezó a estudiar la Sagrada Escritura, bajo la dirección de San
Avito I, en Clermont, donde recibió la ordenación sacerdotal. El
año 573, por deseo del rey Sigeberto I, y de todo el pueblo de
Tours, fue elegido para suceder en el gobierno de la sede, a San
Eufronio.
Era aquella una época, muy turbulenta en toda la
Galia, y particularmente en Tours. Al cabo de tres años de guerra, a
partir de la elección de San Gregorio, la ciudad cayó en manos del
rey Chilperico, quien no tenía ninguna simpatía por el obispo, de
manera que éste debió enfrentarse a un enemigo poderoso.
En
abierta oposición, al mandato de la madrastra de Meroveo, el hijo de
Chilperico, San Gregorio le dio asilo en el santuario, y además,
tuvo el valor de apoyar a San Pretextato de Rouen, a quien Chilperico
convocó a juicio, por haber bendecido el matrimonio de Meroveo con
Brunilda, su tía política.
Poco después, Gregorio
intervino, en la confiscación de las tierras del condado de Tours,
que estaban en posesión de un hombre indigno llamado Leudastio. Éste
le acusó de deslealtad política ante el rey, y de haber calumniado
a la reina Fredegunda.
San Gregorio compareció ante un
concilio, pero la sinceridad con que juró que era inocente, y la
dignidad de su conducta, movieron a los obispos, a ponerle en
libertad y a castigar a Leudastio, por su falso testimonio.
Chilperico, como tantos otros monarcas de su tiempo, se creía
teólogo.
En este punto, San Gregorio tuvo también
conflictos con él, porque no podía disimular que Chilperico, era un
mal teólogo, y que la forma como expresaba sus ideas, era aún peor.
Chilperico murió el año 584. Tours cayó primero en manos de
Guntramo de Borgoña, y después en las de Childeberto II; ambos
soberanos trataron amistosamente a Gregorio, quien pudo dedicarse
tranquilamente, a escribir y a administrar su diócesis.
Bajo
el gobierno de San Gregorio, la fe y las buenas obras aumentaron en
Tours. El santo reconstruyó su catedral, así como otras iglesias, y
supo atraer a la fe, y a la unidad a muchos herejes, a pesar de que
no era un gran teólogo. San Odón de Cluny alaba su humildad, su
celo por la religión, y su caridad para con todos, especialmente
para con sus enemigos. Se le atribuyeron en vida varios milagros, que
él atribuía a su vez, a la intercesión de San Martín y otros
santos, cuyas reliquias llevaba siempre consigo.
Aunque San
Gregorio, fue uno de los obispos merovingios más activos,
actualmente se le recuerda sobre todo como historiador y hagiógrafo.
Su «Historia de los francos» es una de las fuentes principales, de
la historia primitiva de la monarquía francesa, que nos proporciona
muchos datos sobre su autor.
También son valiosas, desde el
punto de vista histórico, otras obras suyas, como los tratados
«Sobre la gloria de los mártires» y sobre otros santos, «Sobre la
gloria de los confesores» y «Sobre las vidas de las Padres». Según
la costumbre de su tiempo, el santo narra en extenso, los milagros y
otros hechos maravillosos, y sólo de vez en cuando, deja ver su
espíritu crítico.
Fuente: «Vidas de los santos de A.
Butler», Herbert Thurston, SI
No hay comentarios:
Publicar un comentario