Sexta
Feria, 16 de agosto
SAN
ROQUE
(†
ca.1327)
Terciario
de la Orden de San Francisco
Es
el abogado por excelencia, contra la peste, y todo tipo de las epidemias
Breve
San
Roque, es una de los grandes santos populares, que ha suscitado
devoción, en todo el mundo. Existen erigidas muchísimas capillas, y
en diferentes iglesias, tienen una imagen de él, gracias a los
favores, que a lo largo de los siglos, ha concedido, principalmente
en épocas de enfermedades, y de peste.
Aunque
la documentación que se tiene de San Roque, es algo confusa, la
devoción hacia él, fue muy rápida, a partir del siglo XV. Desde
Venecia, se extendió el culto hacia el mundo germánico, y a los
Países Bajos.
En
1477, en ocasión de otra epidemia de peste, se fundó en Venecia una
cofradía, que bajo su honor, se dedicó al hospedaje de enfermos de
peste, y que fue conocida, como Confraternità o Scuole di San Rocco.
Dicha
agrupación, fomentó la devoción al santo, construyendo capillas, y
más centros de acogida, por toda Italia. Una de las iglesias
conocidas, que le están dedicadas, es en París, muy cerca del museo
del Louvre, que hizo edificar Luis XIV, en 1563.
Desde
finales del siglo XIV, se convierte en uno de los santos más
populares, para pedir su intercesión ante Dios.
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Sus
primeros años, y el deseo de ser pobre
Según
el gran historiador de la vida de los santos, Martirià Brugada, uno
de los textos más fidedignos, que nos narra la vida de este buen
amigo, es el "Acta Brevoria", un escrito anónimo, y
posiblemente redactado, en la zona italiana de la Lombardía, hacia
el año 1430.
Para
este sacerdote gerundense, de este texto, derivan las narraciones
posteriores, en las que según ellas, el nacimiento de Roque, habría
sido fruto, de un voto hecho por sus padres, que sufrían por no
tener hijos. Cuenta la historia que Roque, habría nacido por el año
1.300, en la ciudad francesa de Montpellier.
Quedó
huérfano muy pronto, y vendió toda la herencia familiar, para
entregar los beneficios a los pobres. De alguna manera, nuestro santo
habría hecho realidad, aquella cita del evangelio de San Mateo, que
dice: "Vende lo que tienes, da el
dinero a los pobres, y así tendrás un tesoro en el cielo, y luego
ven conmigo". Con este deseo, de seguir en la
pobreza a Jesús, y también de enseñar la fe cristiana, inició su
peregrinación a Roma.
En
la zona de la Toscana, Roque se hospedó en la ciudad de
Acquapendente, y en el hospital, se
puso a servir a todas aquellas personas, que estaban infectadas de la
peste, logrando, cómo no, curaciones admirables e inexplicables.
Seguramente,
San Roque aprendió nociones de Medicina, en su ciudad natal, que
puso luego en práctica, durante sus peregrinaciones. Recordemos que
Montpellier, es una de las ciudades más prestigiosas de Europa, en
temas médicos; allí se encuentra la reconocida Universidad de
Montpellier, que fue fundada en el siglo XIII.
Se
cuenta, que en la ciudad italiana de Cesanea, antes de llegar a Roma,
nuestro santo curó a un cardenal, y que éste, lo
presentó luego al Papa.
Cuando
se dispuso a regresar a su país, pasó por Rímini. Allí, San Roque
predicó el evangelio, y continuó curando de la peste, a aquellas
personas que podía. Tantas curaciones, y tanto contacto con los
infectados, propició que en la ciudad de Piacenza, él mismo quedara
contagiado, y se viera obligado a retirarse en un bosque, a las
afueras de la ciudad.
El
perro y San Roque
Se
narra que cuando nuestro santo, se trasladó al bosque, para no
infectar de esta manera, a los vecinos de Piacenza, recibía cada
día, la visita de un perro, que le llevaba un panecillo. El
animalito, lo tomaba cada día, de la mesa de su amo, un hombre bien
acomodado, llamado Gottardo Pallastrelli, el cual, después de ver la
escena repetidamente, decidió un día seguir a su mascota.
De
esta forma, penetró en el bosque, donde encontró al pobre
moribundo. Ante la sorpresa, se lo llevó a casa, lo alimentó, y le
hizo las curaciones oportunas. El mismo Gottardo, después de
comprobar la sencillez de aquel hombre, y de haber escuchado, las
palabras del evangelio que le enseñó, decidió peregrinar como él.
La
curación definitiva de Roque, fue gracias a un ángel, que se le
apareció. Cabe decir, que otras versiones populares,
afirman que fue el mismo perro, quien le curó, después de lamerle
la herida de su pierna varias veces, cuando el santo estaba en el
bosque. También cabe añadir, que para algunos historiadores, el
redactor de la "Acta brevoria", sería el mismo Gottardo.
Una
vez curado, Roque decidió volver definitivamente a Montpellier, pero
en el norte de Italia, en el pueblo Angera, a orillas del lago
Maggiore. Allí unos soldados, acusándolo de espía, lo arrestaron.
Fue encerrado, y moriría en prisión, entre
los años 1376 y 1379. Algunos cuentan, que tenía 32 años de edad.
Cabe
decir que San Roque, había pertenecido a la Tercera Orden de los
franciscanos, una rama de esta congregación, reservada a
las personas laicas, que quieren vivir bajo la espiritualidad, de San
Francisco de Asís. Así lo reconoció el Papa Pío IV, en 1547.
El
Papa Gregorio XIII, lo declaró santo en el siglo XVI, y en muchos
pueblos y ciudades, lo veneran con gran devoción.
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, que por la intercesión y los méritos,
de San Roque y de Santa Genoveva, y por el Amor y Misericordia de tu
Divino Corazón, y de Tu Madre, la Santísima Virgen María, preserva
a la Humanidad, del terrible azote de una pandemia mundial, y
ayúdanos a mantener la pureza de espíritu, alejando de nosotros,
toda ocasión de pecado mortal, que tanto abundan en el mundo, como
una peste silenciosa y letal. A Tí Señor, que curaste todo tipo de
dolencias, en tu paso por la Tierra. Amén.
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