sábado, 17 de agosto de 2019


Sexta Feria, 16 de agosto

SAN ROQUE


(† ca.1327)

Terciario de la Orden de San Francisco

Es el abogado por excelencia, contra la peste, y todo tipo de las epidemias

Breve
San Roque, es una de los grandes santos populares, que ha suscitado devoción, en todo el mundo. Existen erigidas muchísimas capillas, y en diferentes iglesias, tienen una imagen de él, gracias a los favores, que a lo largo de los siglos, ha concedido, principalmente en épocas de enfermedades, y de peste.

Aunque la documentación que se tiene de San Roque, es algo confusa, la devoción hacia él, fue muy rápida, a partir del siglo XV. Desde Venecia, se extendió el culto hacia el mundo germánico, y a los Países Bajos.

En 1477, en ocasión de otra epidemia de peste, se fundó en Venecia una cofradía, que bajo su honor, se dedicó al hospedaje de enfermos de peste, y que fue conocida, como Confraternità o Scuole di San Rocco.

Dicha agrupación, fomentó la devoción al santo, construyendo capillas, y más centros de acogida, por toda Italia. Una de las iglesias conocidas, que le están dedicadas, es en París, muy cerca del museo del Louvre, que hizo edificar Luis XIV, en 1563.

Desde finales del siglo XIV, se convierte en uno de los santos más populares, para pedir su intercesión ante Dios.

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Sus primeros años, y el deseo de ser pobre
Según el gran historiador de la vida de los santos, Martirià Brugada, uno de los textos más fidedignos, que nos narra la vida de este buen amigo, es el "Acta Brevoria", un escrito anónimo, y posiblemente redactado, en la zona italiana de la Lombardía, hacia el año 1430.

Para este sacerdote gerundense, de este texto, derivan las narraciones posteriores, en las que según ellas, el nacimiento de Roque, habría sido fruto, de un voto hecho por sus padres, que sufrían por no tener hijos. Cuenta la historia que Roque, habría nacido por el año 1.300, en la ciudad francesa de Montpellier.

Quedó huérfano muy pronto, y vendió toda la herencia familiar, para entregar los beneficios a los pobres. De alguna manera, nuestro santo habría hecho realidad, aquella cita del evangelio de San Mateo, que dice: "Vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, y así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven conmigo". Con este deseo, de seguir en la pobreza a Jesús, y también de enseñar la fe cristiana, inició su peregrinación a Roma.

En la zona de la Toscana, Roque se hospedó en la ciudad de Acquapendente, y en el hospital, se puso a servir a todas aquellas personas, que estaban infectadas de la peste, logrando, cómo no, curaciones admirables e inexplicables.

Seguramente, San Roque aprendió nociones de Medicina, en su ciudad natal, que puso luego en práctica, durante sus peregrinaciones. Recordemos que Montpellier, es una de las ciudades más prestigiosas de Europa, en temas médicos; allí se encuentra la reconocida Universidad de Montpellier, que fue fundada en el siglo XIII.

Se cuenta, que en la ciudad italiana de Cesanea, antes de llegar a Roma, nuestro santo curó a un cardenal, y que éste, lo presentó luego al Papa.

Cuando se dispuso a regresar a su país, pasó por Rímini. Allí, San Roque predicó el evangelio, y continuó curando de la peste, a aquellas personas que podía. Tantas curaciones, y tanto contacto con los infectados, propició que en la ciudad de Piacenza, él mismo quedara contagiado, y se viera obligado a retirarse en un bosque, a las afueras de la ciudad.

El perro y San Roque
Se narra que cuando nuestro santo, se trasladó al bosque, para no infectar de esta manera, a los vecinos de Piacenza, recibía cada día, la visita de un perro, que le llevaba un panecillo. El animalito, lo tomaba cada día, de la mesa de su amo, un hombre bien acomodado, llamado Gottardo Pallastrelli, el cual, después de ver la escena repetidamente, decidió un día seguir a su mascota.

De esta forma, penetró en el bosque, donde encontró al pobre moribundo. Ante la sorpresa, se lo llevó a casa, lo alimentó, y le hizo las curaciones oportunas. El mismo Gottardo, después de comprobar la sencillez de aquel hombre, y de haber escuchado, las palabras del evangelio que le enseñó, decidió peregrinar como él.

La curación definitiva de Roque, fue gracias a un ángel, que se le apareció. Cabe decir, que otras versiones populares, afirman que fue el mismo perro, quien le curó, después de lamerle la herida de su pierna varias veces, cuando el santo estaba en el bosque. También cabe añadir, que para algunos historiadores, el redactor de la "Acta brevoria", sería el mismo Gottardo. 

Una vez curado, Roque decidió volver definitivamente a Montpellier, pero en el norte de Italia, en el pueblo Angera, a orillas del lago Maggiore. Allí unos soldados, acusándolo de espía, lo arrestaron. Fue encerrado, y moriría en prisión, entre los años 1376 y 1379. Algunos cuentan, que tenía 32 años de edad.

Cabe decir que San Roque, había pertenecido a la Tercera Orden de los franciscanos, una rama de esta congregación, reservada a las personas laicas, que quieren vivir bajo la espiritualidad, de San Francisco de Asís. Así lo reconoció el Papa Pío IV, en 1547.

El Papa Gregorio XIII, lo declaró santo en el siglo XVI, y en muchos pueblos y ciudades, lo veneran con gran devoción.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, que por la intercesión y los méritos, de San Roque y de Santa Genoveva, y por el Amor y Misericordia de tu Divino Corazón, y de Tu Madre, la Santísima Virgen María, preserva a la Humanidad, del terrible azote de una pandemia mundial, y ayúdanos a mantener la pureza de espíritu, alejando de nosotros, toda ocasión de pecado mortal, que tanto abundan en el mundo, como una peste silenciosa y letal. A Tí Señor, que curaste todo tipo de dolencias, en tu paso por la Tierra. Amén.

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