Sábado
24 de agosto
SAN
BARTOLOME
También
llamado "Natanael"
Apóstol
Apóstol
Etim.
"hijo de Tolomai"
Bartolomé
es uno de los 12 Apóstoles (Mt 10,3)
Predicó
en Egipto, Mesopotamia, India y Armenia, donde lo martirizaron
El
apóstol Felipe lo llevó a Jesús. Bartolomé es la misma persona
llamada Natanael, mencionado en el Evangelio de San Juan, donde nos
dice, que era de Caná. (Jn 21,2).
Los
Hechos de los Apóstoles, mencionan también su presencia, en
Pentecostés (1,13).
Según
la tradición, después de la ascensión del Señor, predicó el
Evangelio en la India, donde recibió la corona del martirio.
Felipe
dice a Natanael, que han encontrado al Mesías esperado. Natanael al
principio duda, al saber que Jesús es de Nazaret. Felipe insistió:
«Ven y lo verás.»
(v.46). Es entonces que ocurre el encuentro entre Jesús y Natanael.
"Vio
Jesús que se acercaba Natanael, y dijo de él: «Ahí tenéis a un
israelita de verdad, en quien no hay engaño».
-Le
dice Natanael: «¿De qué me conoces?»
-Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
-Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
-Le
respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el
Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
-Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees?. Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios, subir y bajar sobre el Hijo del hombre.» (Jn 1:47-51).
-Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees?. Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios, subir y bajar sobre el Hijo del hombre.» (Jn 1:47-51).
Según
la Martiriología Romana, Bartolomé predicó en la India y en
Armenia, donde murió mártir. Todavía con vida, le arrancaron la
piel, y fue decapitado por el Rey Astyages en Derbend. Según la
tradición, este martirio ocurrió en Abanopolis, en la costa
occidental del Mar Caspio, después de haber predicado también en
Mesopotamia, Persia y Egipto.
Según
Eusebius, Pantenus de Alejandría (Siglo II), encontró en la India,
un Evangelio de San Mateo, atribuido a Bartolomé, y escrito en
hebreo. Dicho evangelio es apócrifo, y fue condenado en el decreto
de Pseudo-Gelasius.
Las
reliquias de San Bartolomé, según una tradición, fueron enterradas
en la isla de Lipara, y eventualmente fueron trasladadas a Benevento,
Italia, y después a Roma, donde ahora están en la Iglesia de San
Bartolomé, en la "Isola San Bartolomeo", del río Tiber.
Se dice que la Reina Emma, la esposa del Rey Canute, entregó uno de
sus brazos a Canterbury, en el siglo XI.
En
la iconografía, se le representa con barba, un libro y un cuchillo
-utilizado en su martirio-.
San
Bartolomé, es patrón de los carniceros, fabricantes de libros,
guantes, pieles, zapateros, sastres, mercaderes de queso, viñadores,
albañiles y otros. Se le invoca contra desórdenes nerviosos.
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Del
Oficio de Lectura, 24 de Agosto, San Bartolomé, Apóstol
Lo
débil de Dios, es más fuerte que los hombres
De
las homilías de San Juan Crisóstomo, Obispo, sobre la primera carta
a los Corintios
El
mensaje de la cruz, anunciado por unos hombres sin cultura, tuvo una
virtud persuasiva, que alcanzó a todo el orbe de la tierra; y se
trataba de un mensaje, que no se refería a cosas sin importancia,
sino a Dios y a la verdadera religión, a una vida conforme al
Evangelio, y al futuro juicio; un mensaje
que convirtió en sabios, a unos hombres rudos e ignorantes. Ello nos
demuestra, que lo necio de Dios, es más sabio que los hombres; y lo
débil de Dios, es más fuerte que los hombres.
¿En
qué sentido es más fuerte?. En cuanto que invadió el orbe entero,
y sometió a todos los hombres, produciendo un efecto contrario, al
que pretendían todos aquellos, que se esforzaban en extinguir el
nombre del Crucificado, ya que hizo, en efecto, que este nombre
obtuviera un mayor lustre y difusión.
Ellos,
por el contrario, desaparecieron, y aún durante el tiempo, en que
estuvieron vivos, nada pudieron contra un muerto. Por esto, cuando un
pagano dice de mí, que estoy muerto, es cuando muestra su gran
necedad; cuando él me considera un necio, es cuando mi sabiduría,
se muestra superior a la suya; cuando me considera débil, es cuando
él se muestra más débil que yo.
Porque
ni los filósofos, ni los maestros, ni mente humana alguna, hubiera
podido siquiera imaginar, todo lo que eran capaces de hacer, unos
simples publicanos y pescadores.
Pensando
en esto, decía San Pablo: “Lo débil
de Dios, es más fuerte que los hombres”. Esta
fuerza de la predicación divina, la demuestran los hechos
siguientes. ¿De dónde les vino a aquellos doce hombres ignorantes,
que vivían junto a lagos, ríos y desiertos, el acometer una obra de
tan grandes proporciones, y el enfrentarse con todo el mundo; ellos,
que seguramente no habían ido nunca a la ciudad, ni se habían
presentado en público?.
Y
más, si tenemos en cuenta que eran miedosos y apocados, como
sabemos, por la descripción que de ellos, nos hace el evangelista,
que no quiso disimular sus defectos, lo cual constituye la mayor
garantía de su veracidad. ¿Qué nos dice de ellos?. Que cuando
Cristo fue apresado, unos huyeron, y otro el primero entre ellos, lo
negó, a pesar de todos los milagros, que había presenciado.
¿Cómo
se explica pues, que aquellos, que mientras Cristo vivía,
sucumbieron al ataque de los judíos, pero después, una vez muerto y
sepultado, se enfrentaran contra el mundo entero, si no es por el
hecho de su resurrección, que algunos niegan, y porque les habló, y
les infundió ánimos?.
De
lo contrario, se hubieran dicho: «¿Qué es esto?. ¿No pudo
salvarse a sí mismo, y nos va a proteger a nosotros. Cuando estaba
vivo, no se ayudó a sí mismo, y ¿ahora, que está muerto, nos
tenderá una mano?. Él, mientras vivía, no convenció a nadie, y
¿nosotros, con sólo pronunciar su nombre, persuadiremos a todo el
mundo?. No sólo hacer, sino pensar algo semejante, sería una cosa
irracional».
Todo
lo cual es prueba evidente, de que si no lo hubieran visto
resucitado, y no hubieran tenido pruebas bien claras de su poder,
no se hubieran lanzado, a una aventura tan arriesgada.
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, concédenos el don de la
sinceridad de San Bartolomé, siendo siempre objetivos en nuestros
pensamientos y deseos, sabiendo reconocer cuando estemos equivocados,
y así despojarnos del amor propio, como lo hizo el amado Apóstol. A
Tí Señor, que eres Camino, Verdad y Vida. Amén.
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