domingo, 11 de agosto de 2019


Cuarta Feria, 7 de agosto

SAN SIXTO II

24ª Papa – Mártir

y Compañeros Mártires: Januarius, Vincentius, Magnus y Stephanus. Felicissimus y Agapitus

+258

Los soldados de Cristo no son destruidos, sino coronados”


San Sixto ordena a San Lorenzo
-fresco de Fray Angélico, Vaticano

Según el "Liber Pontificalis", es de origen griego. Elegido el 31 de agosto, fue ordenado obispo de Roma, en el año 257.

De carácter bondadoso, solucionó las discordias que habían atormentado la Iglesia, durante el reinado de Cornelio, Lucio y Esteban. Estableció la práctica romana, de no re-bautizar a los herejes.

Efectuó la traslación de los restos, de San Pedro y San Pablo. Durante el martirio de Cipriano, empezó a pronunciarse la exclamación "Deo Grazias".

Poco antes de su pontificado, el emperador Valerio, decretó un edicto que obligaba a los cristianos, a participar en el culto nacional, a los dioses paganos, y les prohibía reunirse en los cementerios, amenazándolos con exilio o muerte. En agosto del año 258, recrudeció la persecución.

Los obispos, sacerdotes y diáconos, eran perseguidos a muerte. Sixto II fue una de las primeras víctimas del edicto ("Xistum in cimiterio animadversum sciatis VIII. id. Augusti et cum eo diacones quattuor"—Cipriano, Ep. lxxx).

Para escapar de la vigilancia de las fuerzas imperiales, Sixto reunió a su pueblo, el 6 de agosto, en uno de los cementerios menos conocidos (Prætextatus), junto a la Vía Appia. Mientras celebraba la sagrada liturgia, fue de repente, arrestado por una banda de soldados y decapitado, junto con cuatro de sus diáconos: Januarius, Vincentius, Magnus y Stephanus. Otros otros diáconos, Felicissimus y Agapitus, fueron ejecutados también el mismo día.

Murió el 6 de agosto del año 258. Los cristianos transfirieron su cuerpo, a la cripta papal, en el cementerio de San Calixto.

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Del Oficio de Lectura, 7 de agosto, San Sixto, Papa y compañeros mártires
Sabemos que los soldados de Cristo, no son destruidos, sino coronados
De las cartas de San Cipriano, Obispo y Mártir
Carta 80: CSEL 3, 839-840

El motivo de que no os escribiera en seguida, hermano muy amado, es el hecho de que todos los clérigos, debido al estado de persecución en que nos hallamos, no podían en modo alguno, salir de aquí dispuestos como estaban, por el fervor de su ánimo, a la consecución de la gloria celestial y divina.

Sabed que ya han vuelto, los que había enviado a Roma, con el fin de que se enteraran bien, del contenido del prescripto, que pesa sobre nosotros, ya que sólo teníamos acerca de él, rumores y noticias inciertas.

La verdad es la siguiente: Valeriano ha enviado un prescripto al Senado, según el cual, los obispos, presbíteros y diáconos, deben ser ejecutados sin dilación; a los senadores y personas distinguidas, así como a los caballeros romanos, se les despojará de su dignidad y de sus bienes; y si a pesar de ello, perseveran en su condición de cristianos, serán decapitados; a las matronas se les confiscarán sus bienes, y se las desterrará; los cesarianos y todos los que hayan profesado antes, o profesen actualmente la fe cristiana, serán despojados de sus bienes y enviados, en calidad de prisioneros, a las posesiones del Estado, levantándose acta de ello.

El emperador Valeriano, ha añadido también a su decreto, una copia de la carta, enviada a los gobernadores de las provincias, y que hace referencia a nosotros; estamos esperando que llegue, de un día a otro, esta carta, manteniéndonos firmes en la fe, y dispuestos al martirio, en expectación de la corona de vida eterna, que confiamos alcanzar, con la bondad y la ayuda del Señor.

Sabed que Sixto, y con él cuatro diáconos, fueron ejecutados en el cementerio, el día seis de agosto. Los prefectos de Roma, no cejan ni un día en esta persecución, y todos los que son presentados a su tribunal, son ejecutados, y sus bienes entregados al fisco.

Os pido que comuniquéis estas noticias, a los demás colegas nuestros, para que en todas partes, las comunidades cristianas, puedan ser fortalecidas por su exhortación, y preparadas para la lucha espiritual, a fin de que todos, y cada uno de los nuestros, piensen más en la inmortalidad, que en la muerte, y se ofrezcan al Señor con fe plena, y fortaleza de ánimo, con más alegría que temor, por el martirio que se avecina, sabiendo que los soldados de Dios y Cristo, no son destruidos, sino coronados.

Te deseo en el Señor, hermano muy amado, que disfrutes siempre de buena salud.

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También recordamos hoy con Amor y Agradecimiento, a los siguientes Santos y Mártires:

-San Donato Hilariño, obispo y mártir, Arezzo (Italia) 362.
-Santos Pedro y Julián, con otros dieciocho mártires., Roma, s. III.
-San Fausto. mártir, Milán, s. II.
-Santos Carpóforo, Exanto, Casio, Severino, Segundo y Licinio, mártires, Como (Italia), s. II.
-San Domecio, monje y mártir, Mesopotamia, 363.
-San Victricio, obispo de Rouen (Francia), 415.
-San Donaciano, obispo de Chalons (Francia), 136.
-San Alberto, confesor, Mesina, 1306.
-Beato Ulrico o Uldarico, obispo de Passau (Austria); descendiente de los condes de Haeft, extendió notablemente, la orden de Canónigos Regulares por toda Alemania, y reunió muchos concilios, para promover la reforma del clero, constituyéndose en defensor de los cánones de la Iglesia, contra los señores feudales.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, que por los méritos y la intercesión de todos los Santos y Mártires de este día, imploramos tu protección y fortaleza, para dar testimonio de tu Santo Nombre, en todos los ámbitos en que nos toque desenvolvernos. A Tí Señor, que nos enseñaste que una lámpara, sólo cumple su propósito, cuando se halla ubicada en lo alto de una habitación. Amén.

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