miércoles, 11 de diciembre de 2019


Tercera Feria, 10 de Diciembre

San Melquíades o Melciades, 32ª Papa. (314). Nació en África, gobernó la Iglesia durante tres años. Como protesta contra los maniqueos, prohibió el ayuno, en jueves y en domingo, Es el primer papa que empezó a habitar el palacio de Letrán, donde celebró un Concilio en el año 313, contra los donatistas africanos, que acababan de consumar su rebeldía. Aludiendo a él, pronunció San Agustín estas palabras: "¡Oh hombre excelente, oh verdadero hijo de la paz, oh verdadero padre del pueblo cristiano!".


San Gregorio III, 90ª Papa, 741. Sirio de nacimiento, ocupó la sede de San Pedro, durante diez años. Confirmó el culto de las sagradas imágenes, combatido por el emperador, León el Isáurico. Tuvo que sufrir el saqueo de Roma, por las tropas de Luitprando, rey de los lombardos, lo cual le indujo a estrechar sus relaciones, con el príncipe franco Carlos Martel. Restauró muchos monasterios y edificios, de la antigua Roma.



Otros Santos:
Santos Carpóforo, sacerdote, y San Abundio, diácono, mártires en la persecución de Diocleciano, 303.
Santa Julia, compañera de Santa Eulalia, Mérida, 307.
Santos Mennas, Hermógenes y Eugrafo, mártires, Alejandría, principios del siglo IV.
San Mercurio, y sus compañeros mártires; fueron legionarios cristianos, decapitados en Lentini (Sicilia), por orden de Licinio, s. IV.
San Gemelo, crucificado en tiempo de Juliano el Apóstata, Ancira, en Galacia, s. IV.
San Sindulfo, obispo de Viena, 650.
San Diosdado o Deusdedit, obispo de Brescia.
Beato Fulgencio, benedictino y abad, del monasterio de Afflighem, en los Países Bajos, donde había nacido, 1122.
Beato Sebastián Montañol, dominico español, que predicó el Evangelio, en el país de Zacatecas, Méjico, y fue asesinado por los indios, a quienes reprendía por adorar como Dios, a un impostor, 1616.

Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por los méritos y la intercesión de estos Amados Santos y Mártires, perseveremos siempre, en la fidelidad de tus Divinos Mandamientos, y así poder obtener de ellos, la fortaleza espiritual, para combatir todas las tentaciones diabólicas, que anidan en nuestro corazón. A Tí Señor, que Fuiste, Eres y Serás Yo SOY, por los siglos de los siglos. Amén.

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