miércoles, 4 de diciembre de 2019


Cuarta Feria, 4 de diciembre

SAN JUAN DAMASCENO
(675-749)


Teólogo de la Encarnación

Quería hacer llegar los profundos tesoros de la fe, a todo el mundo

Presbítero y Doctor de la Iglesia

Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen, para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes, son el catecismo de los que no leen”
Nació en Damasco, en la segunda mitad del siglo VII, en el seno de una familia cristiana. Gran conocedor de la filosofía, ingresó en el monasterio de San Sabas, próximo a Jerusalén, donde fue ordenado sacerdote. Escribió numerosas obras teológicas, sobre todo contra los iconoclastas. Murió a mediados del siglo VIII.

-------------------------------------------------
Llamado Damasceno, por ser de Damasco, capital de Siria.

Llamado "Orador de Oro", por su elocuencia. Gran poeta de la Iglesia del Este.

Nació en el seno de una familia acomodada; su padre era ministro en Damasco, pero Juan renunció a esa vida, repartió sus posesiones entre los pobres, y entró en el monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén. Se dedicó al estudio, y a escribir. Quería hacer llegar, los profundos tesoros de la fe, a todo el mundo.

Defendió la práctica, de la veneración de imágenes contra los iconoclastas.

Cuando León el Isaurico, emperador de Constantinopla, prohibió el culto a las imágenes, haciéndose eco de los iconoclastas, que acusaban a los católicos, de adorar imágenes, San Juan Damasceno se hizo portavoz de la ortodoxia, enseñando la doctrina católica. No adoramos imágenes, sino que las veneramos. (Ver: ¿Por qué los católicos veneramos imágenes?)

Lo que es un libro para los que saben leer, así es una imagen, para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes, son el catecismo de los que no leen. -San Juan Damasceno.

Doctrinalmente, "San Juan Damasceno, es por excelencia, el teólogo de la Encarnación. Es el misterio que más extensamente le ocupa, y del que habla en casi todos sus escritos. Su síntesis, es verdaderamente representativa, de toda la teología griega anterior" (Jugie).

Por su síntesis doctrinal, se ha dicho, que San Juan Damasceno fue para Oriente, lo que fue Santo Tomás de Aquino, para Occidente. Sin duda, la influencia del doctor de Damasco, fue muy grande en Oriente, pero más bien como libro de texto. Le faltaron sencillamente, esos discípulos que tuvo Santo Tomás, para formar la escuela, y prolongar así su tarea y su pensamiento; por eso sus aguas quedaron estancadas pronto, injustificadamente.

En momentos críticos, de lucha doctrinal entre Oriente y Occidente, las obras del Damasceno, fueron siempre la guía de los católicos, contra los cismáticos. Y éstos, al fin, han llegado a olvidarle. Lo comprendemos.

Sin embargo, en días en los que se siente, tal vez como nunca, la herida de la escisión de las iglesias, terminamos con el padre Régnon, haciendo votos, porque "llegue la hora, en que para cimentar la unión entre Oriente y Occidente, la Iglesia ponga en la cátedra de sus escuelas, la fuente de la ciencia de San Juan Damasceno, junto a la Suma Teológica de Santo Tomás. Sería a la vez, hacer justicia al teólogo de San Sabas, al Padre que cierra, la serie de las grandes lumbreras de la Iglesia de Oriente”.

----------------------------------------------------

San Joaquín y Santa Ana, Padres de la Virgen María

Por sus frutos los conoceréis
De los sermones de San Juan Damasceno, Obispo

Sermón 6, sobre la Natividad de la Virgen María, 2.4.5.6

Ya que estaba determinado, que la Virgen Madre de Dios nacería de Ana; la naturaleza, no se atrevió a adelantarse, al germen de la gracia, sino que esperó a dar su fruto, hasta que la gracia, hubo dado el suyo. Convenía en efecto, que naciese como primogénita, aquella de la había de nacer, el primogénito de toda la creación, en el cual todo se mantiene.

¡Oh bienaventurados esposos Joaquín y Ana!. Toda la creación os está obligada, ya que por vosotros, ofreció al Creador, el más excelente de todos los dones, a saber, aquella madre casta, la única digna del Creador.

Alégrate Ana, la estéril, que no dabas a luz, canta de júbilo, la que no tenía dolores. Salta de gozo, Joaquín, porque de tu hija, un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, y será llamado: «Ángel del gran designio» de la salvación universal, «Dios guerrero». Este niño es Dios.

¡Oh bienaventurados esposos, Joaquín y Ana, totalmente inmaculados!. Sois conocidos, por el fruto de vuestro vientre, tal como dice el Señor: Por sus frutos los conoceréis. Vosotros os esforzasteis, en vivir siempre, de una manera agradable a Dios, y digna de aquella que tuvo en vosotros su origen.

Con vuestra conducta, casta y santa, ofrecisteis al mundo, la joya de la virginidad, aquella que había de permanecer virgen, antes del parto, en el parto, y después del parto; aquella que de un modo único y excepcional, cultivaría siempre la virginidad, en su mente, en su alma, y en su cuerpo.

¡Oh castísimos esposos Joaquín y Ana!. Vosotros, guardando la castidad prescrita por la ley natural, conseguisteis por la gracia de Dios, un fruto superior a la ley natural, ya que engendrasteis para el mundo, a la que fue madre de Dios, sin conocer varón.

Vosotros, que comportándoos en vuestras relaciones humanas, de un modo piadoso y santo, engendrasteis una hija superior a los ángeles, que es ahora la reina de los ángeles.

¡Oh bellísima niña, sumamente amable!. ¡Oh hija de Adán, y madre de Dios!. ¡Bienaventuradas las entrañas, y el vientre de los que saliste!. ¡Bienaventurados los brazos que te llevaron; los labios, que tuvieron el privilegio de besarte castamente; es decir, únicamente los de tus padres, para que siempre, y en todo, guardaras intacta tu virginidad!.

Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. Alzad fuerte la voz, alzadla, no temáis.

Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por los méritos e intercesión de San Juan Damasceno, pueda renacer la Paz en Siria, y volver todos los desterrados y fugitivos, que hubieron de huir de su patria, y así pueda este país, volver a ser un nexo vivo de unión, entre las Iglesias de Oriente y Occidente. A Tí Señor, que Vives y Reinas por Siempre, por los Siglos de los Siglos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario