lunes, 25 de noviembre de 2019


Domingo 24 de Noviembre

Santa Flora y Santa María


Mártires mozárabes en Córdoba (+851)
Los martirologios de Adón, Usuardo, Maurolico, del obispo Equilino y el Romano, hacen memoria de estas dos vírgenes, mártires de Córdoba, lo que hace pensar, en la repercusión que debió tener, el doble martirio, en toda la España del siglo IX, y explicar la rápida difusión de su culto.

Flora es hija de madre cristiana, y padre musulmán. Fue educada por su madre, desde pequeña, en el amor a Jesucristo, y aprendió de sus labios, el valor relativo de las cosas de este mundo. Tiene un hermano —musulmán fanático— que la denuncia como cristiana, en presencia del cadí. Allí es azotada cruelmente, para hacerla renegar, pero se mantiene firme en la fe.

El cadí, la pone bajo la custodia de su hermano, a fin de que la instruya, en la fe musulmana, y así la haga cambiar de actitud. Santa Flora se somete a dicha tutela, durante algún tiempo, pero finalmente llega a la conclusión, de la fortaleza y paz profunda de la Fe cristiana, y huye en la noche.

María es hija de cristianos. Sus padres han puesto a su hijo Walabonso, bajo la custodia de un sacerdote, con el encargo de educarlo en un monasterio, mientras ella, entra en el cenobio de Cuteclara. Muerto mártir su hermano, se dirige ahora a la iglesia de San Acisclo, después de haber tomado, una firme resolución.

Las dos jóvenes, coinciden a los pies de San Acisclo. El saludo de la paz, les ha facilitado abrirse mutuamente las almas, y se encuentran en comunión de sentimientos, deseos y resoluciones. Se juran amistad para siempre, una caridad que dura hasta el Cielo.

Flora decide presentarse al cadí, a fin de evitar más problemas familiares con su hermano, que la estaba buscando. María la acompaña. Se encaminan con valentía al palacio del cadí, y hacen ante él, pública profesión de fe cristiana.

Encarceladas, son condenadas por los jueces, a morir decapitadas, no sin el consuelo, ánimo y bendición de San Eulogio, que las conoció y bendijo. Hecha la señal de la cruz, primero será la cabeza de Flora, la cortada por el alfanje, después rueda la de María.

Sus cuerpos quedan expuestos, para disuasión de cristianos, y demostración del poder musulmán, a las aves y los perros. Al día siguiente, los arrojaron al Guadalquivir.

Sus cabezas se depositaron en la iglesia de San Acisclo.

Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por los méritos y la intercesión, de Santa Flora y María, cesen las persecuciones religiosas, y se establezca una real amistad entre todos los credos, en el espíritu de la Reunión de Asís, donde el Papa Juan Pablo II, y todas las confesiones religiosas, dialogaron y acordaron mantenerse unidas, luchando en común, por hacer accesibles a todos los hombres, los tesoros del cielo.

Que podamos recordar que Tú, no rechazaste dialogar con los Samaritanos, y enviaste al amado Apóstol San Pablo, a predicar la Fe a los pueblos paganos, sin violencia de ninguna clase. A Tí Señor, que Vives y Reinas por Siempre, por los Siglos de los Siglos. Amén.

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