Sábado
5 de Octubre
Santa
Faustina Kowalska
Apóstol
de la Divina Misericordia
Alma
Víctima
Visión
del Purgatorio, del Infierno y del Cielo
Nacida
el 25 de agosto de 1905
Muere el 5 de octubre de 1938
Muere el 5 de octubre de 1938
Canonizada el 30 de abril del 2000, año jubilar.
Breve
Santa
Faustina, nació en la aldea de Glogoviec, en Swinice Varckie,
Polonia, el 25 de agosto de 1905. Fue bautizada dos días después,
con el nombre de Elena Kowalska, en la Iglesia de San Casimiro.
Sus padres
tuvieron 8 hijos (Elena es la tercera), a quienes criaron con mucha
disciplina, siendo ambos un gran ejemplo de vida espiritual.
A muy
temprana edad, Elena fue llamada, a hablar con el cielo. Una
indicación de este hecho, fue un sueño que ella tuvo a la edad de 5
años. Su madre recuerda que en esa época, Elena dijo a su familia.
“Yo estuve caminando de la mano de la
Madre de Dios, en un jardín precioso”.
Alma
Víctima
Durante
su tercer año de noviciado, le fue revelado, lo que era ser Alma
Víctima. Anota ella en su diario: "El sufrir es una gracia
grande; a través del sufrimiento, el alma se hace como la del
Salvador; en el sufrimiento, el amor se cristaliza, mientras más
grande es el sufrimiento, más puro es el amor". (57)
Sor
Faustina, se ofreció como víctima por los pecadores, y con este
propósito, experimentó diversos sufrimientos, para salvar a las
almas, a través de ellos.
Durante
una hora particular de adoración, Dios le reveló a Santa Faustina,
todo lo que ella tendría que sufrir: falsas acusaciones, la
pérdida del buen nombre, y mucho más. Cuando la visión
terminó, un sudor frío bañó su frente. Jesús le hizo saber, que
aún cuando ella, no diere su consentimiento a esto, ella se
salvaría, y Él no disminuiría sus gracias, y seguiría manteniendo
una relación íntima con ella. La generosidad de Dios, no
disminuiría para nada.
Consciente
de que todo el misterio dependía de ella, consintió libremente al
sacrificio, en completo uso de sus facultades. Luego escribió lo
siguiente, en su diario: “De repente,
cuando había consentido, a hacer el sacrificio con todo mi corazón,
y todo mi entendimiento; la presencia de Dios me cubrió; me parecía
que me moría de amor, a la vista de su mirada”.
Durante
la Cuaresma de ese mismo año, en 1933, experimentó en su propio
cuerpo y corazón, la Pasión del Señor, recibiendo
invisiblemente los estigmas. Únicamente su confesor
lo conoció. Ella lo narra así: "Un día durante la oración,
vi una gran luz, y de esta luz salían rayos, que me envolvían
completamente. De pronto, sentí un dolor muy agudo en mis manos, en
mis pies, y en mi costado, y sentí el dolor de la corona de espinas,
pero esto fue sólo por un tiempo bien corto".
Tiempo
más tarde, cuando Santa Faustina se enfermó de Tuberculosis,
experimentó nuevamente, los sufrimientos de la Pasión del Señor,
repitiéndose todos los Viernes, y algunas veces cuando se
encontraba, con un alma que no estaba en estado de gracia. Aunque
esto no era muy frecuente, los sufrimientos
eran dolorosos y de corta duración, y no los hubiera soportado, sin
una gracia especial de Dios.
Visión
del Purgatorio
Mientras
estaba en Skolimow, casi al final de su Postulantado, Santa Faustina
le preguntó al Señor, por quién mas debía orar, y la noche
siguiente, tuvo esta visión. "Esa noche vi a mi ángel de la
Guarda, quien me pidió que lo siguiera. En un momento, me vi en un
lugar lleno de fuego, y de almas sufrientes. Estaban orando
fervientemente por sí mismas, pero no era válido, solamente
nosotras podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban, no podían
tocarme. Mi ángel de la guarda no me dejó sola, ni por un momento.
Yo pregunté a las almas, que es lo que más las hacía sufrir. Ellas
me contestaron, que era el sentirse abandonadas por Dios...Vi
a Nuestra Señora, visitando a las almas del Purgatorio; la llamaban
Estrella del Mar. Luego mi ángel guardián, me
pidió que regresáramos; al salir de esta prisión de sufrimiento,
escuché la voz interior del Señor que decía: ‘Mi Misericordia no
quiere esto, pero lo pide mi Justicia".
Visión
del Infierno
Durante
un retiro de ocho días, en octubre de 1936, se le mostró a Sor
Faustina, el abismo del infierno, con sus varios tormentos, y por
pedido de Jesús, ella dejó una descripción, de lo que se le
permitió ver: "Hoy día fui llevada por un Ángel, al abismo
del infierno. Es un sitio de gran tormento. ¡Cuán terriblemente
grande y extenso es!.
Las
clases de torturas que vi:La
primera es la privación de Dios;la
segunda es el perpetuo remordimiento de
conciencia;la tercera
es que la condición de uno nunca cambiará;la
cuarta es el fuego que penetra en el alma sin
destruirla -un sufrimiento terrible, ya que es un fuego puramente
espiritual, que se mantiene encendido por la ira de Dios.La
quinta es una oscuridad continua, y un olor
sofocante y terrible. A pesar de la oscuridad, las almas de los
condenados se ven entre ellos;la
sexta es la compañía constante de Satanás;la
séptima es una angustia horrible, odio a Dios,
palabras indecentes y blasfemia.
Estos
son los tormentos que sufren los condenados, pero no es el fin de los
sufrimientos. Existen tormentos especiales, destinados para algunas
almas en particular. Estos son los tormentos de los sentidos. Cada
alma pasa por sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionado
con el tipo de pecado que ha cometido.
Existen
cavernas y fosas de tortura, donde cada forma de agonía, difiere de
la otra. Yo hubiera fallecido, a cada vista de las torturas, si la
Omnipotencia de Dios, no me hubiera sostenido.
Estoy
escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna alma, encuentre
una excusa, diciendo que no existe el infierno, o que nadie ha estado
ahí, y por lo tanto, nadie puede describirlo".
El
Señor fue preparando de esta forma, el corazón de Santa Faustina,
para que por medio de su intercesión, se salvaran muchas almas.
Visión
del Cielo
El
27 de noviembre de 1936, cuando la debilidad la llevó a la cama,
escribió la siguiente visión del cielo: "Hoy día, estuve
en el cielo en espíritu, y vi sus bellezas incomparables, y la
felicidad que nos espera, para después de la muerte. Ví como todas
las criaturas alaban, y dan gracias a Dios sin cesar...Esta fuente de
felicidad, es invariable en su esencia, pero es siempre nueva,
derramando felicidad para todas las criaturas. Dios me ha hecho
entender, que hay una cosa de un valor infinito a Sus Ojos, y eso es,
el amor a Dios; amor, amor y nuevamente amor, y nada puede
compararse, a un solo acto de amor a Dios.
Dios
en su gran majestad, es adorado por los espíritus celestiales, de
acuerdo a sus grados de gracias y jerarquías, en que son divididas;
no me causó temor ni susto, mi alma estaba llena de paz y amor, y
mientras más conozco la grandeza de Dios, más me alegro, de que Él
sea Él que es. Me regocijo inmensamente en Su grandeza, y me alegro
de que soy tan pequeña, ya que siendo tan pequeña, Él me carga en
Sus brazos, y me aprieta a Su corazón" (777-780).
Al
final de la Canonización de Santa María Faustina, el Santo Padre,
Juan Pablo II, el 30 de Abril de 2000, declaró el segundo domingo de
Pascua, como el “Domingo de la Misericordia Divina”,
estableciendo la Fiesta de la Divina Misericordia, que Jesús tanto
pedía a Santa Faustina.
El
Santo Padre dijo: “En todo el mundo, el segundo domingo de
Pascua, recibirá el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una
invitación perenne, para el mundo cristiano a afrontar, con
confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas,
que esperan al género humano, en los años venideros”.
Y
después de su visita a Polonia, en junio del 2002, “para hacer
que los fieles, vivan con intensa piedad esta celebración, el mismo
Sumo Pontífice ha establecido, que el citado domingo, se enriquezca
con la indulgencia plenaria, para que los fieles reciban, con más
abundancia, el don de la consolación del Espíritu Santo, y cultiven
así, una creciente caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y una vez
obtenido de Dios, el perdón de sus pecados, ellos a su vez, perdonen
generosamente a sus hermanos”.
Podemos
encontrar un paralelo, entre los poderosos mensajes, que Jesús
revela a Santa Faustina sobre la Divina Misericordia, y a Santa
Margarita María Alacoque, sobre la devoción, al Sagrado Corazón de
Jesús. A través de ellas, Dios nos manifestó, y
nos dio a conocer Su Misericordia, encerrada en Su Sagrado Corazón.
Santa
Faustina, fue canonizada el 30 de abril del 2000, siendo la primera
canonización del año jubilar.
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, que por intercesión de
Santa Faustina, meditemos siempre en nuestro corazón, la necesidad
de conversión de nuestra Vida, a fin de poder nosotros sentir por
Tí, Misericordia ante tu Pasión y Muerte, que se renueva en cada
minuto, y así ser también, merecedores de vuestra Misericordia.
A
Tí Señor, que insuflaste tu Espíritu sobre los Apóstoles en la
Pascua, y Les y Nos regalaste tu Misericordia, cuando Les y Nos
dijiste: “A Quienes Ustedes les perdonen sus pecados, les serán
perdonados en el Cielo, y a quienes les retengan, les serán
retenidos”. Amén.
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