miércoles, 16 de octubre de 2019


Cuarta Feria, 16 de octubre

SANTA MARGARITA MARIA ALACOQUE


1647-1690

Recipiente de las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús

Patrona de los que piadosamente alaben, y den gloria, al Sagrado Corazón de Jesús.
Satanás no tiene poder alguno sobre los obedientes”

"Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo"

Breve
Nació en el año 1647, en la diócesis de Autun (Francia). Entró a formar parte, de las monjas de la Visitación, de Paray-le-Monial; llevó una vida de constante perfección espiritual, y tuvo una serie de revelaciones místicas, referentes sobre todo a la devoción al Corazón de Jesús, cuyo culto se esforzó, desde entonces, por introducir en la Iglesia.

Santa Margarita María, nos enseña la importancia de comulgar todos los primeros Viernes de mes, así como de exponer en nuestros hogares, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, y de permanecer en oración todos los Jueves entre las 23:00 y las 24:00, para acompañar al Señor, en su momento de agonía, que sufre todos los Jueves por los pecados del mundo, y por los nuestros.

Santa Margarita María, murió el día 17 de octubre del año 1690, y fué canonizada en 1920, por Benedicto XV

Algunos extractos de las conversaciones, de Santa Margarita María Alacoque con Jesús
(1) "Mi divino Corazón, está tan apasionado de amor por los hombres, y por ti en particular...He aquí este Corazón, que tanto ha amado a los hombres, que nada ha reservado hasta agotarse, y consumirse para mostrarles su amor. Tú, al menos, dame este consuelo: suplir cuanto puedas, a su ingratitud"

(2) “Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse, en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos, otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradoramente, es que estos insultos los recibo, de personas consagradas, especialmente a mi servicio”.
(3) "Te constituyo heredera de mi Corazón, y de todos mis tesoros".

Primera revelación
El 27 de diciembre de 1673, día de San Juan el Apóstol, Margarita María, que tenía solo 14 meses de novicia, y 26 años de edad, estaba como de costumbre, arrodillada ante el Señor, en el Santísimo Sacramento, expuesto en la capilla.

Era el momento, de la primera gran revelación del Señor.

Ella lo cuenta así:
"Estando yo delante del Santísimo Sacramento, me encontré toda penetrada por Su divina presencia. El Señor, me hizo reposar, por muy largo tiempo, sobre su pecho divino, en el cual me descubrió, todas las maravillas de su amor, y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado”.

Él me dijo:
"Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres, en particular hacia ti, que no pudiendo contener en él, las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame, valiéndose de tí, y se manifieste a ellos, para enriquecerlos con los preciosos dones, que te estoy descubriendo, los cuales contienen las gracias santificantes y saludables, necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he elegido, como un abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea todo, obra mía".

"Luego" continúa Margarita, "me pidió mi corazón, el cual yo le suplicaba tomara, y lo cual hizo, poniéndome entonces en el suyo adorable, desde el cual me lo hizo ver, como un pequeño átomo, que se consumía en el horno encendido del suyo, de donde lo sacó como llama encendida en forma de corazón, poniéndolo a continuación, en el lugar de donde lo había tomado, diciéndome al propio tiempo:”

"He ahí, mi bien amada, una preciosa prenda de mi amor, que encierra en tu costado, una chispa de sus más vivas llamas, para que te sirva de corazón, y te consumas hasta el último instante, y cuyo ardor, no se extinguirá ni enfriará.

De tal forma, te marcaré con la Sangre de mi Cruz, que te reportará más humillaciones que consuelos. Y como prueba, de que la gracia que te acabo de conceder no es nada imaginario, aunque he cerrado la llaga de tu costado, te quedará para siempre su dolor; y si hasta el presente, solo has tomado el nombre de esclava mía, ahora te doy el de discípula muy amada, de mi Sagrado Corazón".

Después de este favor tan grande, Margarita quedó por muchos días, como abrasada toda, y embriagada y tan fuera de sí, que podía hablar y comer, solamente con gran esfuerzo.

Ni siquiera podía compartir lo sucedido con su superiora, lo cual tenía un gran deseo de hacer. Tampoco podía dormir, pues la llaga, cuyo dolor le era tan grato, engendraba en ella tan vivos ardores, que la consumía, y la abrasaba toda.

A partir de la primera revelación, Margarita sufriría todos los primeros viernes de mes, una reproducción de la misteriosa llaga del costado, cosa que le sucedería hasta su muerte. Estos eran los momentos, particularmente elegidos por el Señor, para manifestarle lo que quería de ella, y para descubrirle los secretos de su amable Corazón.

Entre estas visitas, le decía el Señor, "Busco una víctima para mi Corazón, que quiera sacrificarse, como hostia de inmolación, en el cumplimiento de mis designios".

En su gran humildad, Margarita le presentó varias almas, que según ella corresponderían más fielmente. Pero el Señor le respondió, que era ella a quien había escogido. Esto, no era sino ocasión de confusión para Margarita, pues su temor era, que llegasen a atribuir a ella, las gracias que del Señor recibía.

Segunda revelación
Unos dos o tres meses, después de la primera aparición, se produjo la segunda gran revelación.

Escribe Margarita:
"El divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, mas brillante que el sol, y transparente como el cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas, y significando las punzadas, producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte superior......la cual significaba, que desde los primeros instantes de su Encarnación, es decir, desde que se formó el Sagrado Corazón, quedó plantado en él la cruz, quedando lleno desde el primer momento, de todas las amarguras, que debían producirle las humillaciones, la pobreza, el dolor, y el menosprecio, que su Sagrada Humanidad, iba a sufrir, durante todo el curso de su vida, y en Su Santa Pasión".

"Me hizo ver, " continúa Margarita, "que el ardiente deseo que tenía, de ser amado por los hombres, y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio, de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirle, y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos, abundante y profusamente, con los divinos tesoros del Corazón de Dios, cuya fuente es, al que se ha de honrar, bajo la figura de su Corazón de carne, cuya imagen quería ver expuesta, y llevada por mí sobre el corazón, para grabar en él su amor, y llenarlo de los dones de que está repleto, y para destruir en él, todos los movimientos desordenados”.

Que esparciría sus gracias y bendiciones, por dondequiera que estuviere expuesta, su santa imagen, para tributarle honores, y que tal bendición sería como un último esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombres, en estos últimos siglos de la Redención amorosa, a fin de apartarlos del imperio de Satanás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del imperio de su amor, que quiere restablecer, en el corazón de todos los que se decidan, a abrazar esta devoción".

En esta segunda gran revelación, Nuestro Señor empezó a descubrir sus intenciones, y formular sus promesas. La imagen del Sagrado Corazón de Cristo, es el símbolo de su ardiente amor hacia nosotros, el cual había entregado sin condiciones, y el Señor quería que esta imagen, se expusiese en las casas, o llevarse sobre el pecho, en forma de Medalla, ofreciendo así promesas de gracias y bendiciones, a quienes lo veneraban.

Pero por el momento, Margarita no podía decir nada, de lo que había visto, pues no había llegado la hora. Estas revelaciones, tendrían que pasar primero, por muchos exámenes, y sufrir mucha oposición. Y aún había mucho más, que Jesús quiere revelarle.

Tercera revelación
En lo que probablemente, era el primer viernes de junio de 1674, fiesta de Corpus Christi, tuvo Margarita la tercera gran revelación.

Una vez entre otras, escribe Santa Margarita, "que se hallaba expuesto el Santísimo Sacramento, después de sentirme retirada en mi interior, por un recogimiento extraordinario, de todos mis sentidos y potencias, Jesucristo mi Amado, se presentó delante de mí, todo resplandeciente de Gloria, con sus cinco llagas brillantes como cinco soles, y despidiendo de su sagrada humanidad, rayos de luz en todas partes, pero sobre todo, de su adorable pecho, que parecía un horno encendido; y habiéndose abierto, me descubrió su amante y amable Corazón".

Entonces, Jesús le explicó las maravillas de su puro amor, y hasta que exceso, había llegado su amor para con los hombres, de quienes no recibía sino ingratitudes. Esta aparición, es más brillante que las demás. Amante apasionado, se queja del desamor de los suyos, y así, como divino mendigo, nos tiende la mano el Señor, para solicitar nuestro amor.

Le dirige las siguientes peticiones:
Comulgarás tantas veces, cuanto la obediencia quiera permitírtelo. Del Jueves al Viernes, haré que participes de aquella mortal tristeza, que Yo quise sentir, en el huerto de los olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía, más difícil de sufrir que la muerte.

Por acompañarme, en la humilde oración que hice entonces a mi Padre, en medio de todas mis congojas, te levantaré de once a doce de la noche del Jueves, para postrarte durante una hora conmigo; el rostro en el suelo, tanto para calmar la cólera divina, pidiendo misericordia para los pecadores, como para suavizar, en cierto modo, la amargura que sentí, al ser abandonado por mis apóstoles, obligándome a echarles en cara, el no haber podido velar, una hora conmigo”...

"Eso," le dice Jesús a Margarita, "fue lo que más me dolió, de todo cuanto sufrí en mi Pasión, mientras que si me correspondiesen con algo de amor, tendría por poco, todo lo que hice por ellos, y de poder ser, aún habría querido hacer más. Mas sólo frialdades y desaires tienen, para todo mi afán en procurarles el bien. Al menos dame tú el gusto, de suplir su ingratitud, de todo cuanto te sea dado, conforme a tus posibilidades".

Ante estas palabras, Margarita solo podía expresarle al Señor, su impotencia, Él le replicó: "Toma, ahí tienes con qué suplir cuanto te falte". Y del Corazón abierto de Jesús, salió una llamarada tan ardiente, que pensó que la iba a consumir, pues quedó muy penetrada, y no podía ella aguantarlo, por lo que le pidió, que tuviese compasión de su debilidad.

Él le respondió:
"Yo seré tu fortaleza, nada temas, solo has de estar atenta a mi voz, y a lo que exija de tí, con el fin de prepararte, para la realización de mis designios".

Entonces, el Señor le describió a Margarita, exactamente de que forma, se iba a realizar la práctica, de la devoción a Su Corazón, junto con su propósito, que era la reparación. Finalmente, Jesús mismo le avisa, sobre las tentaciones que el demonio levantará, para hacerla caer.

"Primeramente me recibirás en el Santísimo Sacramento, tanto como la obediencia, tenga a bien permitírtelo; algunas mortificaciones y humillaciones por ello, habrán de producirse, y que recibirás, como gajes de mi amor. Comulgarás además, todos los primeros viernes de mes, y en la noche del jueves al viernes, te haré participe de la mortal tristeza, que quise sentir, en el huerto de los Olivos, cuya tristeza te reducirá, sin que logres comprenderlo, a una especie de agonía, más difícil de soportar que la muerte.

Para acompañarme en la humilde plegaria, que elevé entonces a mi Padre, en medio de todas tus angustias, te levantarás entre las once y las doce, de la noche del Jueves, para postrarte conmigo durante una hora, con la cara en el suelo, tanto para apaciguar la cólera divina, pidiendo por los pecadores, como para endulzar de algún modo, la amargura que sentía, por el abandono de mis apóstoles, lo cual me llevó a reprocharles, que no habían podido velar una hora conmigo. Durante esa hora, harás lo que te diga.

Pero, oye hija mía, no creas a la ligera todo espíritu, ni te fíes, porque Satanás está rabiando por engañarte. Por eso, no hagas nada sin permiso, de los que te guían, a fin de que contando, con la autoridad de la obediencia, él no pueda engañarte, ya que Satanás, no tiene poder alguno sobre los obedientes".

Oración Final: "Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo".

Recemos siempre mientras viajamos, o cuando estamos en un momento de silencio, apagando el celular, al menos cinco minutos al día, especialmente a las tres de la tarde, y los Jueves de 23.00 a 24.00 hs digamos varias veces: "Sagrado Corazón de Jesús. En vos confío. Dulcísimo Corazón de Jesús. En vos confío. Sagrado Corazón de Jesús. En vos confío". Muchas Gracias, Fortalezas, Bendiciones y Revelaciones, vendrán a nuestro Corazón y Mente, con esta práctica. Amén.

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