21 de Julio 2024
Beato Cristóbal de Santa Catalina Fernández de
Valladolid
Presbítero y fundador
(1638 - 1690)
Cristóbal
de Santa Catalina (Mérida, 25 de julio de 1638-Córdoba, 24 de julio
de 1690) fue un sacerdote eremita que practicó en su vida la oración
y el silencio, y fundó la congregación de Franciscanas
Hospitalarias de Jesús Nazareno. Murió por infección de la
epidemia del cólera.
En Córdoba, España, beato Cristóbal
de Santa Catalina Fernández de Valladolid, presbítero de los
Hermanos de la Tercera Orden Regular de San Francisco, fundador de
las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno.
El padre
Cristóbal de Santa Catalina nació en Mérida, con el nombre de
Cristobal López de Valladolid, en el número 8 de la calle Baños,
el 25 de julio de 1638. Era hijo de labradores muy pobres.
Según
el Redentorista Dionisio de Felipe, en su libro «Vida del Venerable
Padre Cristobal de Santa Catalina, fundador de las Hermanas
Hospitalarias de Jesús Nazareno» (basada en la biografía del
historiador Beato Fray Francisco de Posadas), son pocas las noticias
que se tiene, a cerca de su niñez y de su juventud.
Los
biógrafos hablan de una escapada, que tuvo a los siete u ocho años,
a un convento de las afueras de Mérida. Un fraile lo llevó a su
casa, cuando todos estaban con la lógica preocupación. Cristóbal
tuvo otros tres hermanos, pero nada se sabe de ellos, a excepción de
uno que ingresó en la Congregación Hospitalaria. Trabajó en el
campo con su padre, y luchó contra el hambre. Sólo se conoce de su
juventud, su afición a la penitencia.
El 20 de marzo de 1663
Cristóbal López de Valladolid, era ya sacerdote. Se le nombró
capellán, de un Tercio de Castilla que luchaba en la guerra contra
Portugal. Muy enfermo, tuvo que regresar a Mérida, a la casa de su
padres, y al restablecerse, se retiró para hacer vida eremítica, al
desierto de Bañuelos de Córdoba, donde permaneció seis años.
Allí
encontró a otro ermitaño, semidesnudo, muerto de hambre,
esquelético, y le pidió quedarse con él, y seguir sus consejos;
fue allí donde adoptó el nombre de padre Cristóbal de Santa
Catalina. Este nombre es posible que lo llevara, por la ermita que
tenía esta santa, en el mismo centro de Mérida, a pocos pasos del
templo de Diana, y a escasos metros de donde nació
Cristóbal.
Atraído por la regla de San Francisco de Asís,
profesó como terciario en 1671, en el convento de la Madre de Dios,
en las afueras de Córdoba, ciudad que lo acogió como hijo.
Después
de Mérida, Córdoba es su auténtica patria, donde desarrollaría su
vocación sacerdotal, y donde fundó el 11 de febrero de 1673, el
Hospital de Nuestro Padre Jesús Nazareno, para atender a los más
necesitados. Coloca en la puerta del centro sanitario su lema: «Mi
providencia y tu fe tendrán esta Casa en pie».
Las
ancianas pobres, enfermas y desvalidas, era el principal objetivo de
sus atenciones y esto le movió a la Fundación de las Hermanas
Hospitalarias de Jesús Nazareno, cuyo libro de Reglas y
Constituciones escribió.
Fueron impresas en 1740 en Córdoba,
redactadas por el Padre José Capilla, Administrador del Hospital
después de muerto el fundador, fueron aprobadas por Benedicto XIV en
1746, y sólo existe un ejemplar, que se conserva en los archivos de
la Casa de Córdoba.
Tuvo seguidores en distintas ciudades
españolas, y se le atribuyen varios milagros. En 1773 fue incoado el
proceso de beatificación, causa que prosiguió en nuestros días. El
13 de junio de 2008 se dio por válido el proceso diocesano, y
gracias a un milagro acaecido recientemente, a una trabajadora del
mismo Hospital de Jesús Nazareno de Córdoba, ha sido posible
completar el proceso, y llegar a la beatificación.
Fuente:
Congregación
No hay comentarios:
Publicar un comentario