14 de Julio de 2024
San Camilo de Lelis
Presbítero
(†:
1614)
Patrono de los enfermos y enfermeros.
San
Camilo de Lelis, presbítero, que nació cerca de Teano, en la región
italiana de los Abruzos, y desde la adolescencia, siguió la carrera
militar, y se dejó arrastrar por los vicios propios de una juventud
alegre y despreocupada, pero convertido de su mala vida, se entregó
al cuidado de los enfermos, en los hospitales de los incurables, a
los que servía como al mismo Cristo.
Ordenado sacerdote,
puso en Roma los fundamentos de la Orden de Clérigos Regulares
Ministros de los Enfermos. patronazgo: patrono de trabajadores de la
salud y hospitales, protector de enfermos y moribundos. refieren a
este santo: San José de Calasanz.
Después de una profunda
conversión, cambió su vida militar, por el cuidado de los enfermos.
Ordenado sacerdote, fundó la Orden los Ministros de los Enfermos,
llamados también Hermanos de la Buena Muerte, por su atención a los
moribundos. Murió en Roma el año 1614
San Camilo nació en
el 1550 (Italia). en Bucchianico, en la costa del Adriático, donde
su padre acampaba como militar. Fue el día de Pentecostés, del Año
Santo 1550. Era hijo único, y ya tardío, que vino a llenar de
alegría el hogar. Camilo tenía un carácter duro y resuelto, muy
batallador, como su padre.
Este
muchacho, cuya estatura se aproximaba a los dos metros, de una
vitalidad excepcional, se creyó llamado a la carrera de las armas,
sucumbiendo pronto al desenfreno. De los veinte a los veinticinco
años, llevó una vida disoluta, que le condujo al hospital de
Santiago de los Incurables, de Roma.
La llaga se cura y
reaparece. Un mal vicio se apodera de él: el juego. Alguna vez se
jugó hasta la camisa. Se ofrece como soldado. Participa en Túnez y
en otras batallas. Arriesga la vida, y las ganancias las pierde en el
juego. A veces tiene que pedir limosna. Después trabaja en un
convento capuchino, como albañil.
Un día, mientras caminaba
de un convento a otro, una luz le iluminó. Sintió la llamada de
Dios, y cayó en el suelo llorando. Pidió el hábito capuchino. Tres
veces empieza el noviciado, y otras tantas se le abre la llaga, y
marcha a Roma. Allí, la tercera vez, descubre su vocación.
Desde
octubre de 1589, se entrega a los enfermos para toda la vida. Intenta
fundar una cofradía para los enfermos. Le ponen trabas. Ni siquiera
San Felipe Neri, que le apreciaba mucho, le entendió. Aprovecha los
ratos libres, y estudia teología en el Colegio Romano. En 1584 es
ordenado sacerdote.
Sale del hospital, y con un pequeño grupo
se establece junto a la iglesia de la Magdalena. Sixto V les aprueba
como sociedad sin votos, para dedicarse a los enfermos. "Los
Camilos", encima de la sotana, llevaban una cruz roja.
La
situación en los hospitales era calamitosa, en higiene y atenciones.
No era una excepción, el hospital del Espíritu Santo, donde Camilo
y los suyos, derrochaban entrega y dedicación total, a enfermos y
moribundos. Camilo se reservaba siempre lo más difícil. Cuando
había pestes, que era frecuente, llegaban al heroísmo. Muchos
morían atendiendo a los apestados.
Camilo tuvo muchos
conflictos, externos e internos, en su tarea. Hasta dejó el
generalato de su Orden. Pero mantuvo siempre el carisma. Servir a
Cristo en los enfermos. Por este servicio se nos juzgará. La vida de
Camilo "ponía espanto". Con su herida, con una hernia, con
dos forúnculos, con un débil estómago, pasaba horas largas con los
enfermos, cuidándoles como una madre, ayudándoles a bien morir,
olvidándose de sí mismo, sin apenas comer ni dormir. Así vivía su
sacerdocio.
Recogía a los apestados y andrajosos, por las
calles de Roma. Se dolía de ver así, aquellos sagrados miembros de
Cristo. Les trataba como si fueran príncipes. Les cubría con su
manto. A veces quince sastres trabajaban para sus pobres. No cosían
ropas, según él, sino ornamentos sagrados.
Un día caminaba
con un novicio. El sol ardía. - Hermano, le dijo, camina detrás de
mí. Yo soy muy alto. Así te haré sombra, y te librarás del sol. Y
caminaba ajustándose a la esfera del sol para que los rayos no
atacaran al novicio. Camilo era feliz porque podía regalar incluso
su sombra.
Consideraba el servicio a los enfermos, como una
acción litúrgica. Tomaba en sus brazos al enfermo, como si manejara
el cuerpo de Cristo. Acariciaba el rostro del enfermo, como si fuera
el sagrado rostro del Señor.
Totalmente agotado, cayó
enfermo de gravedad. El 16 de julio de 1614, volaba al cielo "su
patria", como él decía. Benedicto XIV lo canonizó el 1746.
Junto con San Juan de Dios, es patrono de los enfermos y
enfermeros.
Canonización: B: Benedicto XIV 7 abr 1742 -
C:Benedicto XIV 29 jun 1746
Hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
No hay comentarios:
Publicar un comentario