domingo, 4 de agosto de 2024

4 de Agosto 2024


Monseñor Enrique Ángel Angelelli Carletti
Obispo de la Rioja, Argentina. Mártir.
(1923 - 1976)

«Removió piedras que cayeron sobre él, por proclamar el Evangelio, y se empapó de su propia sangre». Papa Francisco.

Fue padre conciliar en el Concilio Vaticano II, el último que apoyó públicamente, las posiciones renovadoras. Fue designado obispo, de la diócesis de La Rioja, el 3 de julio de 1968.

La diócesis se incrementó significativamente, y el número de sacerdotes y parroquias, se incrementó mientras duró su ministerio episcopal. Caracterizado por su fuerte compromise social, formó parte del grupo de obispos, que se enfrentó a la dictadura militarizada en Argentina, en 1976, autodenominado Proceso de Reorganización Nacional.

Su muerte, acaecida en ese mismo año, y que publicaron las autoridades militares, como accidente automovilístico, se sospechó que se trataba de un asesinato encubierto hasta el 4 de julio de 2014, hasta que habiendo transcurridos casi 38 años, Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella, fueron condenados a cadena perpetua, acusados de haber provocado la muerte del obispo.

El 4 de agosto de 2006, al cumplirse 30 años de su muerte, el entonces presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Jorge Mario Bergoglio, luego papá Francisco, había sido testigo de una homilía, en la catedral de La Rioja, que el monseñor Enrique Angelelli "recibo pedradas por predicar el evangelio, y seré capaz de derramar mi sangre por él».

Durante el pontificado de Francisco, la Iglesia católica reconoció que la muerte de Enrique Angelelli, como también la de sus sacerdotes Carlos de Dios Murias, y Gabriel Longueville, y la del laico católico Wenceslao Pedernera, tuvo el carácter de «martirio por el odio de la fe», lo que conlleva su beatificación.

Enrique Angelelli, nacido en la ciudad de Córdoba, fue el primer hijo de Juan Angelelli y Celina Carletti, italianos inmigrantes.

Entró al Seminario de Nuestra Señora de Loreto a los 15 años de edad. En 1947 fue enviado a terminar sus estudios, en el Pontificio Colegio Pío Latino Americano de Roma. Fue ordenado presbítero allí, el 9 de octubre de 1949, a los 26 años, y continuó sus estudios de licenciatura, en Derecho Canónico, en la Pontificia Universidad Gregoriana.

De regreso a Córdoba, en 1951, fue nombrado vicario cooperador, de la parroquia San José de barrio Alto Alberdi, y capellán del Hospital de Clínicas. Visitó las villas miseria de Córdoba, y asumió como asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC), con sede en la capilla Cristo Obrero.

Fue profesor de Derecho Canónico, y Doctrina Social de la Iglesia, en el Seminario Mayor, y profesor de Teología en el Instituto Lumen Christi.

Por bula pontificia, el papa Juan XXIII, lo nombró obispo titular de Listra, y obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba, el 12 de diciembre de 1960. El 26 de diciembre de ese año, fue nombrado vicario general.

El 16 de febrero de 1961, asumió como arcedeano, del venerable cabildo eclesiástico de la iglesia catedral, y fue consagrado el 12 de marzo de 1961.

Fue rector del Seminario Mayor, y como obispo auxiliar, se involucró en los conflictos laborales gremiales (Fiat, IME, Municipales), y trabajó con otros sacerdotes, para reconquistar un lugar para la Iglesia, causando que fuese resistido por el conservadurismo eclesial.

En 1963 convocó a campañas de solidaridad, para mitigar el hambre y el abandono de los desposeídos.

Fue padre conciliar: participó de la primera sesión del Concilio Vaticano Segundo (octubre de 1962), de la tercera (1964) y de la cuarta (1965).

En 1964, en el marco de los cambios conciliares, se produjeron tensiones en la Iglesia cordobesa, a raíz de la publicación de reportajes periodísticos, a los sacerdotes Vaudagna, Gaido, Dellaferrera y Viscovich.

Angelelli apoyó públicamente, las posiciones renovadoras, lo que originó su exclusión del gobierno eclesiástico, pasando a desempeñarse, como capellán de las religiosas Adoratrices españolas en Villa Eucarística.

En 1965, el titular de la arquidiócesis Raúl Primatesta, lo restituyó como obispo auxiliar. Angelelli fue uno de los cuarenta obispos, firmantes del Pacto de las catacumbas de Domitila, por el que se comprometieron a caminar con los pobres, asumiendo un estilo de vida sencillo, y renunciando a todo símbolo de poder.

En mayo de 1966, se formó una comisión provisoria, invitada a elaborar el primer Plan nacional de Pastoral. Como resultado, el 19 de julio de 1967, se configuró la Comisión Episcopal de Pastoral bajo la sigla COEPAL, que presidió Manuel Marengo, obispo de Azul, y en la que Enrique Angelelli ofició de vicepresidente.

La comisión se integró además por Vicente Faustino Zazpe (obispo de Rafaela), José Medina (obispo de Jujuy), y Juan Iriarte (obispo de Reconquista). En la organización interna, Angelelli ocupó la presidencia de la subcomisión de santuarios (1969-1970), y también figuró como responsable de pastoral popular. Durante el período como vicepresidente, hasta abril de 1970, Angelelli tuvo una presencia activa, en las diversas reuniones deliberativas y ejecutivas.

El 24 de agosto de 1968, Angelelli asumió como obispo de la Diócesis de La Rioja, en el noroeste de Argentina, designado por el Papa Pablo VI. Lo que aparecía como el camino al ostracismo, se transformó en el escenario episcopal, que movilizó a los amplios sectores riojanos, sumidos en la postergación, promoviendo la formación de cooperativas de campesinos, y alentando la organización sindical de los peones rurales, los mineros y las empleadas domésticas.

En La Rioja, Angelelli colaboró en crear sindicatos de mineros, trabajadores rurales y de domésticas, así como cooperativas de trabajo, de telares, fábricas de ladrillos, panaderos y para trabajar la tierra.

Una de estas cooperativas, solicitó la expropiación de un latifundio, que había crecido a través de la apropiación de pequeñas parcelas, porque sus propietarios no podían pagar sus deudas. El Gobernador Carlos Menem, prometió que iba a transferir dichas tierras, a la cooperativa.

El 13 de junio de 1973, Angelelli fue a Anillaco, la ciudad natal de Menem, para presidir las fiestas patronales de esta ciudad. Fue recibido por una turba liderada por comerciantes y terratenientes, entre ellos Amado Menem, hermano del gobernador, y sus hijos César y Manuel, quienes junto a otros propietarios, se habían vuelto contra el obispo. La turba entró por la fuerza en la iglesia, y cuando Angelelli suspendió la celebración, y salió de allí, ellos le lanzaron piedras.

El gobernador Menem, retiró su apoyo a la cooperativa, so pretexto de "agitación social". Angelelli denunció a grupos conservadores, canceló las celebraciones religiosas de la diócesis, y declaró un interdicto temporal sobre Menem y sus partidarios.

El Superior General de los jesuitas, Pedro Arrupe, y Vicente Faustino Zazpe, de la Arquidiócesis de Santa Fe, enviado por la Santa Sede en calidad de auditor, visitaron La Rioja, y apoyaron a Angelelli, quien previamente había ofrecido su renuncia al Consejo Presbiterial, y pidió al Papa Pablo VI que lo ratificara, o que le retirara su confianza.

Casi todos los sacerdotes de la diócesis, se reunieron con Zazpe, para apoyar Angelelli, y le dijeron que "los poderosos manipulaban la fe, para preservar una situación de injusticia y opresión del pueblo" y para tomar ventaja, de la "mano de obra barata y mal paga".

Por otra parte, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Adolfo Tortolo, dijo que la Conferencia no debía mediar, y el Nuncio Lino Zanini, apoyó abiertamente a los sancionados, a quienes les dio crucifijos como obsequios.

Zazpe concluyó su inspección, con una misa conjunta con Angelelli, y expresó su pleno apoyo, en referencia a su trabajo pastoral y a la doctrina. El 12 de febrero de 1976, el vicario de la diócesis de La Rioja, y dos miembros de un movimiento de activistas sociales, fueron detenidos por los militares.

El 4 de agosto de 1976, conducía una camioneta, junto con el padre Arturo Pinto, de regreso de una misa, celebrada en la ciudad de Chamical en homenaje a dos sacerdotes asesinados, Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, con tres carpetas con notas sobre los dos casos.

En el paraje denominado “Punta de los Llanos” habrían encerrado a la camioneta, hasta hacerla volcar. Angelelli muerto en la carretera, con la parte de atrás de su cuello mostrando lesiones graves, "como si lo hubieran golpeado".

La autopsia reveló varias costillas rotas, y una fractura en forma de estrella, en el hueso occipital, en consonancia con un golpe dado con un objeto contundente.

El caso pasó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, que a su vez lo derivó a la Cámara Federal de Córdoba. El tribunal de Córdoba, dijo que era posible que las órdenes, provinieran del Comandante del Tercer Cuerpo de ejército, Luciano Benjamín Menéndez.

En abril de 2009, se realizó una necropsia. El informe médico legal, ratificó que las múltiples fracturas en el cráneo, fueron la causa de la muerte. Asimismo, se divulgó cierta información, que pretendía negar el homicidio. Al descartarse la presencia de proyectiles de armas de fuego, aspecto que nunca estuvo mencionado, como evidencia en la causa, se quiso abonar la tesis de un simple y casual accidente vial, descartando la existencia de intencionalidad, es decir, de un atentado.

El 4 de julio de 2014, Luis Fernando Estrella, y Luciano Benjamín Menéndez fueron condenados a cadena perpetua, por el crimen de Enrique Angelelli. Otros acusados tales como Jorge Rafael Videla, Juan Carlos Romero y Albano Harguindeguy, fallecieron antes del comienzo del juicio.

L'Osservatore Romano informó la muerte de Angelelli, como «un extraño accidente». La Agencia Informativa Católica Argentina, publicó un informe muy breve de la trayectoria de Angelelli, en tanto que el incidente no fue discutido posteriormente, por publicaciones oficiales de la Iglesia católica.

El 4 de agosto de 2006, al cumplirse 30 años de su muerte, el entonces presidente de la Conferencia Episcopal Argentina Jorge Bergoglio, luego papa Francisco, celebró una misa en la catedral de La Rioja, en memoria de Angelelli.

En la homilía en la catedral, señaló que monseñor Enrique Angelelli, recibía pedradas por predicar el Evangelio, y derramó su sangre por ello: Sin hacer mención explícita, de la participación de la dictadura, en la muerte de Angelelli, Bergoglio dijo que el obispo «removió piedras que cayeron sobre él, por proclamar el Evangelio, y se empapó de su propia sangre».

Bergoglio sentenció luego, con una frase de Tertuliano: "la sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia". Así fue la primera palabra oficial de la Iglesia argentina, sobre Angelelli, y la primera vez que se lo invocaba en calidad de mártir.

Después de la misa, 2000 personas (incluyendo al gobernador de La Rioja Ángel Maza) rindieron homenaje a Angelelli, en Punta de los Llanos, donde se produjo el crimen. Angelelli formó parte, junto con Carlos Horacio Ponce de León, Jorge Novak, Jaime de Nevares y Miguel Hesayne, del grupo de obispos que denunció más enérgicamente, las violaciones a los derechos humanos, durante el Proceso de Reorganización Nacional.

En 2014, ya durante el pontificado de Francisco, la investigación judicial recibió impulso de la Santa Sede, con aportes significativos, para el esclarecimiento del crimen, y la sentencia definitiva.

En junio de 2018, la Iglesia católica, anunció su reconocimiento, de que la muerte de Enrique Angelelli, como también la de los sacerdotes Carlos de Dios Murias, y Gabriel Longueville, y la del laico católico Wenceslao Pedernera, tuvo el carácter de «martirio en odio de la fe», lo que amerita su beatificación. dando un discurso en la Casa Rosada, "conmemorando a los religiosos que fueron víctimas del terrorismo de Estado".

Notas
Aunque en la mayor parte de la bibliografía se cita esta fecha de defunción, en Catholic Hierarchy se indica como fecha de su muerte el 5 de agosto de 1976.

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